3. El portador de esperanza

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El portador de esperanza

Fragmento editado para el final alternativo

Capítulo 3

Su hermana no se encontraba dentro de la lista de víctimas de Gerald. Tardaron días en sacar todos los cadáveres debajo de la tierra, tiempo en el que la estación de policía trabajo más de lo que jamás habían trabajado antes. El equipo forense realizó pruebas de ADN en tiempo record, y en menos de una semana ya habían localizado e informado a todas las familias de los fallecidos, y por suerte, Lía no estaba ahí.

El alivio empezó a acumularse en el pecho de Liam, pues aún existía la esperanza de que su hermana siguiera viva, estuviera donde estuviera. Él sentía lastima por las víctimas y no podía evitar entristecerse por el lamentable destino que tuvieron, pero no podía ocultar el alivio que significaba que aquello a lo que tanto temía, no se había vuelto realidad.

Según la conferencia de prensa que realizó la policía apenas esa mañana, Gerald era inestable mentalmente. No podían dar muchos detalles, ya que los doctores aún no terminaban de hacerle las pruebas necesarias para llegar a un diagnóstico. Pero las autoridades creían que tenía algún trastorno de personalidad que lo hacía secuestrar personas y cometer homicidios, y a la mañana siguiente seguir actuando como el señor amable del vecindario que todos conocían. Era difícil pensar que una persona pudiera actuar con tanta normalidad después de cometer semejantes atrocidades, por lo que los psiquiatras también se plantearon la posibilidad de que padeciera lagunas mentales. De esa forma, existirían dos personalidades completamente diferentes en un mismo cuerpo: una mente criminal y sádica, y otra bondadosa y amable.

Pero sea como haya sido, eso no quita el peso de lo que hizo. Gerald debía pagar por sus crímenes por el resto de su vida, haya sido consiente de ellos o no. Pero al vecindario empezó a preocuparle la posibilidad de que lo internaran en un psiquiátrico, en lugar de llevarlo a la cárcel, en donde la mayoría esperaba que encontrara un destino peor que la muerte.

La investigación, el juicio, el veredicto y todo lo demás que siguió a ese caso, ya no era asunto de Liam. Podía sonar egoísta e incluso cruel, pero ya no era algo que le afectara directamente. Fue bueno que lograran capturar al asesino, y la idea de que no podrá lastimar a nadie más reconfortó a todos en la ciudad, pero esos eran todos los sentimientos que él podía albergar en su corazón sobre ese caso, porque tenía algo más importante que hacer: buscar a su hermana.

Liam nunca dejó de buscar a Lía, a pesar de haber pasado una década desde que la vieron por última vez. Ella era su familia y nada iba a evitar su reencuentro. Así que él ignoró aquella sensación punzante en su pecho, que lo incomodaba cada vez que recordaba el cabello rizado de su hermana y esos ojos que tanto se parecían a los de él.

Liam evadió a aquella pequeña vocecita en su cabeza que le decía que esa historia ya estaba escrita, y que nada ni nadie podía cambiar lo que había pasado. Él hizo a un lado la incertidumbre y el temor, aún si esas emociones luchaban por permanecer en su ser. Dejó de sentir cualquier otra cosa que no fuera esperanza, porque eso era lo que él necesitaba ahora mismo. Liam quería que su historia tuviera un final feliz junto a su hermana, y eso era lo que él iba a lograr, costara lo que costara.

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⏰ Última actualización: Jul 18 ⏰

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