El bosque se alzaba como un enigma bajo el crepúsculo, envuelto en un manto de sombras y misterios que parecían desafiar las leyes del tiempo. Elena caminaba lentamente por el sendero cubierto de hojas secas, sintiendo cómo la atmósfera cambiaba a su alrededor. Las historias sobre este lugar hablaban de un bosque donde el pasado y el presente se entrelazaban, un lugar donde los secretos se susurraban entre las ramas de los árboles antiguos. Nunca había creído en las leyendas, pero esa tarde, la curiosidad la había llevado más allá de lo familiar y conocido.
Había sentido una llamada irresistible, un impulso casi primitivo que la había guiado hasta aquí. Las historias hablaban de recuerdos perdidos y de un amor que trascendía el tiempo, y aunque dudaba de su veracidad, la sensación de ser parte de algo más grande era demasiado fuerte para ignorarla. La tarde estaba desvaneciéndose en la noche, y el bosque parecía cobrar vida con cada brisa que movía las hojas, creando un tapiz de susurros y sombras.
Cada paso que daba resonaba en el silencio, un silencio que parecía esperar algo. Elena se detuvo momentáneamente para observar el entorno. Los árboles se alzaban como guardianes silenciosos, sus troncos robustos y retorcidos rodeados de una vegetación exuberante que parecía esconder secretos entre sus enredaderas. La luz de la luna comenzaba a filtrarse a través del dosel de hojas, creando manchas de luz y oscuridad que danzaban a su alrededor.
Un susurro en el viento la hizo detenerse. Era un sonido sutil, casi imperceptible, pero suficiente para que sus sentidos se agudizaran. Elena volvió la vista y lo vio: un hombre que parecía tan fuera de lugar como ella, de pie entre los árboles. Su presencia era etérea y enigmática, con una melena de cabello oscuro que caía en ondas desordenadas y unos ojos azules que parecían reflejar las estrellas. Elena sintió un escalofrío recorrer su espalda al verlo.
—¿Quién eres? —preguntó Elena, tratando de mantener la calma, aunque su voz temblaba ligeramente. El hombre alarmantemente con una expresión que no lograba descifrar.
—Mi nombre es Lucas —dijo él, su voz era suave, casi musical—. Este bosque tiene una forma de revelarse a aquellos que buscan algo más que lo visible.
Elena frunció el ceño, sin poder apartar la mirada de él. Algo en su presencia parecía inefable, como si no encajara en el mundo que conocía. Lucas tenía un aura de misterio que parecía envolverlo, y la extraña conexión que sentía la instaba a seguir adelante.
— ¿Qué buscas tú en el bosque? —preguntó ella, intentando desentrañar el enigma que él representaba.
—Recuerdos —respondió Lucas—. Y quizás, también, redención.
Elena sintió un escalofrío recorrer su espalda. Las palabras de Lucas resonaban en el bosque, como si las propias sombras estuvieran escuchando. Antes de que pudiera hacer más preguntas, una sombra se movió entre los árboles, atrayendo su atención hacia un rincón oscuro del bosque. Lucas le hizo un gesto para que lo siguiera.
—Hay algo que debes ver —dijo él, y sin más, se adentró en la penumbra del bosque.
Elena lo siguió con cautela, su corazón palpitando con una mezcla de anticipación y miedo. Los árboles se estrechaban a su alrededor, y el aire parecía volverse más denso con cada paso. El sendero se volvía cada vez más angosto, y el silencio se hacía más profundo, roto solo por el crujido ocasional de una rama bajo sus pies.
Finalmente, llegaron a un claro donde la luz de la luna iluminaba un antiguo altar de piedra cubierto de musgo y enredaderas. El altar parecía haber estado allí durante siglos, una reliquia de un tiempo olvidado. Lucas se detuvo frente al altar y levantó una mano hacia el cielo estrellado.
—Aquí es donde los recuerdos se encuentran con el presente —dijo—. Aquí es donde nuestros pasados y futuros se entrelazan.
Elena se acercó al altar, sintiendo una atracción inexplicable hacia él. El altar estaba adornado con símbolos arcanos que parecían pulsar con una energía sutil. Mientras tocaba la fría superficie de la piedra, una visión fugaz la atravesó: imágenes de vidas pasadas, momentos felices y trágicos, amores y pérdidas. Todo se mezclaba en una espiral de colores y emociones que la dejaba sin aliento.
Las visiones eran abrumadoras: una vida en la que ella había sido una princesa en un reino lejano, rodeada de lujos y privilegios, pero también de traiciones y dolor. Otra vida en la que había sido una humilde campesina, luchando por sobrevivir en tiempos difíciles. Cada imagen estaba cargada de sentimientos profundos, recuerdos que no comprendía completamente pero que sentía con una intensidad desgarradora.
—¿Qué está pasando? —preguntó Elena, girándose hacia Lucas, pero él ya no estaba allí. Su voz era un susurro perdido entre los árboles.
Elena se quedó sola en el claro, rodeada por las sombras y el murmullo de los árboles. El bosque había comenzado a revelar sus secretos, y ella estaba en el umbral de una aventura que la llevaría a confrontar no solo su propio pasado, sino también el amor eterno que había esperado por tanto tiempo.
La sensación de soledad era palpable, pero también había una chispa de esperanza en el aire. Elena sabía que el camino que se extendía ante ella no sería fácil. El bosque parecía estar vivo, respirando y moviéndose con una voluntad propia. Cada sombra, cada susurro, era un recordatorio de que estaba a punto de embarcarse en un viaje que cambiaría su vida para siempre.
Con una determinación renovada, Elena se giró hacia el altar, sus pensamientos llenos de las visiones que había experimentado. Sabía que debía descubrir el propósito detrás de estas revelaciones y entender el papel que Lucas y el bosque jugaban en su vida. La noche apenas estaba comenzando, y el bosque tenía muchos más secretos que revelar.
Mientras se adentraba de nuevo en el sendero, el susurro de los árboles parecía guiarla, prometiéndole respuestas a medida que avanzaba. El futuro era incierto, pero la promesa de descubrir la verdad y el amor eterno la mantenía en movimiento. La aventura apenas comenzaba, y Elena estaba lista para enfrentarse a lo desconocido, armada con la esperanza de encontrar la redención y el amor que había sido parte de su destino a lo largo de muchas vidas.
Bueno y que les parecio, si apoyan la historia la sigo y creo otras, les parece
YOU ARE READING
infinito amor: Recuerdo de un bosque encantado
RomancePrimero, la historia nose cuantos capitulos tendra pero meh hare mi mejor esfuerzo. Dos, yo me anime a volver a escribir despues de leer la historia de una amiga que es buena en mi opinion. これを読んでいる人はゲイです。 jajajaajajajajjaaajjaajajaj