Capítulo 3

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Al bajar del avión tomamos el taxi hasta el hotel, que por sierto, salió un poco caro.
Desempacamos y nos pusimos ropa para la escuela, agarramos la mochila y, apuradas, seguimos camino con la bicicleta hacia la nueva escuela.
Mi mamá nos acompañó hasta la oficina del director. Tocamos la puerta, nos abrió, nos saludó, nos registró y nos echó. Se quedaron hablando en la oficina a solas mientras que mi Ana y yo entrabamos a clase.
Lo único que quería era que no me paren enfrente de la clase a presentarme, no tengo una vida interesante.
Al toque de la campana entramos al salon y, como sospechaba y temía, nos hicieron presentarnos al frente de la clase.
-Ana y Mayra -dijo la profesora- pasen al frente a presentarse.
Ana festejaba y yo me lamentaba.
-Me llamo Ana -dijo- hise tres años de escuela secundaria en Washintong y los últimos tres los haré aquí, en barcelona.
-Sigues tú -dijo la profesora- adelante.
Me puse muy nerviosa, lo demaciado como para hacerme pipi en mis jeans de chica rebelde. La única ayuda que me brindaron fue carcajadas y dedos señalandome.
Hasta Ana se rió, la única persona que no se rió fue el chico más, y vuelvo a repetir más, popular y lindo de la clase.

Guerra de mujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora