Capitulo 2

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Su pierna no dejaba de dar pequeños golpes en el suelo mientras veía como doctores y policías pasaban sin que nadie le dijese nada. Su esposa colocó su mano sobre ella para tratar de relajarla sin mucho éxito. 

—Llevamos horas aquí, ¿para qué me hablan si no me van a dejar saber nada?

Hanni no sabia que decir, tenía la misma pregunta en su cabeza, ya eran las 7 am y aún nada. Todo se quedó en su cabeza cuando un policía se paró frente a ellas.

—¿Señora Kim? —preguntó, ambas respondieron al mismo tiempo por la costumbre de compartir apellido. Se miraron y al final Hanni se volvió a sentar.

—¿Qué pasó? Debe haber un error.

El policía asintió, —sabemos que es difícil de escuchar, los médicos están haciéndole los estudios pertinentes, pasó mucho tiempo en esa isla.

—¿Cómo saben que es ella? ¿Ella lo dijo? —preguntó Hanni.

Miró a ambas mujeres para después dar un corto suspiro, —no debería ser yo quien les digo esto pero la señora Kim perdió la memoria en el impacto.

Minji no sintió más sus piernas y tuvo que volver a caer sobre la banca donde estaba sentada hace un rato.

—¿Y cómo saben que no es un error? —preguntó nuevamente Hanni.

—Por eso le siguen haciendo estudios pero necesitamos que usted, señora Kim, la vea.

No respondió, seguía tratando de recuperar algo de aire después de la terrible noticia. Hanni sobó su espalda y se agachó a su altura.
—Cariño, necesitas hacerlo.

Minji asintió aún con la mirada desconcertada, Hanni sabía que probablemente su esposa tendría un ataque. —¿Puedo acompañarla?

El policía al ver a Minji decidió asentir, comenzó a caminar siendo seguido por la pareja de casadas.

Cada paso que daba Minji sentía que las paredes de su alrededor se cerraban, su corazón estaba bastante agitado, estaba a punto de vomitar o desmayarse, no lo sabía. El policía se detuvo frente a una puerta blanca con el número 5.

Hanni sostuvo su mano y le dio un pequeño apretón provocando que alzara la mirada, le sonrió y le dijo que todo estaría bien en un susurro.

El policía abrió y pasó primero, la puerta se quedó abierta para que lo siguieran. Cuando Minji atravesó el umbral de la puerta todo se detuvo.

Sus pulmones no podían tomar aire de ninguna manera posible y estaba segura que incluso sus arterias dejaron de drenar sangre.

Ahí estaba.

Haerin.

Su Haerin.

Estaba en una cama de hospital con una intravenosa que le proveía suero y algunos medicamentos que desconocía. Su mirada estaba fija en la ventana a su izquierda.

Minji no necesitó verla de frente para reconocerla.

Haerin estaba viva.

Su mirada intensa pareció llamar la atención de la pelinegra en la cama ya que volteó, para Minji todo sucedió en cámara increiblemente lenta.

Haerin no sabía por qué esas dos mujeres la veían fijamente, se encontraba bastante confundida por todo.

El doctor que estaba al lado de Haerin tomó unos papeles que tenía en la mano, —¿puedo confirmarme si está señorita es Haerin?

Minji asintió, —es ella.

¿Quién era era mujer que no dejaba de verla? Haerin no podía dejar de sentirse intimidada ante esa mirada y esos ojos oscuros como la noche, igual de brillosos.

—¿Puede firmarme estos papeles? —dijo el policía hacia Minji, asintió y sin siquiera leerlos lo firmó.

—¿Saben que fue lo que pasó? —preguntó Hanni.

—Cuando el avión cayó ella fue la única que lo hizo sobre el agua, había una pequeña isla donde se estrelló, una de las surfistas de la costa la rescató.

Eso pareció llamar la atención de Haerin quien volteó a ver al médico de inmediato, —¿Danielle? ¿Dónde está ella?

Minji frunció la ceja, ¿lo primero que decía en todo el rato era el nombre de otra persona?

—No está permitido que pase, sólo familiares, —habló el policía.

—Quiero verla, —exigió.

—Podemos dejarla pasar, si eso quieres, —habló Minji sin dejar de ver a su esposa, o su ex-esposa, no sabía qué sucedía ahora que ella estaba viva.

Haerin la miró con cautela, asintió solamente para volver a mirar la ventana.

El policía salió del cuarto, seguramente a buscar a Danielle en lo que seguían reunidas en el cuarto.

Minji se acercó lentamente a Haerin bajo su atenta mirada, se acercaba con cuidado para no asustarla, quería tocarla, necesitaba abrazarla, necesitaba olerla.

Cuando estaba lo suficientemente cerca Haerin retrocedió ante su toque, el doctor habló:
—Le recuerdo que la señora Haerin no recuerda nada, señora Kim.

La mayor lo ignoró y se le quedó viendo fijamente, —espera que verme la haría recuperar los recuerdos.

—Me gustaría que eso pasara también, señora, pero así no funciona.

Asintió sin dejar de ver a Haerin quien ya se sentía bastante incomoda por la cercanía. De repente la puerta se abrió y dejó entrar a una cabellera rizada a toda prisa.

En cuanto la vio Haerin se levantó hasta donde la intravenosa le permitió para abrazar a su acompañante.

Minji sintió una punzada en su corazón de las malas, ¿por qué Haerin era tan cercana a esta persona?

Pues porque la rescató, se dijo mentalmente.

—Dios mio, Vanessa, creí que jamás te volvería a ver, —dijo mientras escondía su cabeza en el cuello de la chica menor.

—No quiero estar aquí, Dani, —le dijo en un susurro que Minji alcanzó a escuchar.

Sentía que su corazón se volvía a desprender de ella.

Cuando se separaron se siguieron viendo hasta que la mirada de Danielle se cruzó con la de Minji.

—¿Ustedes son los familiares de Vanessa? —preguntó.

Minji asintió, —soy su esposa.

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