Parte 3

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El bullicio de las conversaciones a su alrededor contrastaba con el silencio que se había instalado en la mesa de los jóvenes.

Claudia, con los ojos entrecerrados y las manos sobre la mesa rompió el silencio "¿Qué le hiciste?", preguntó con un tono áspero y su mirada clavada en Mayte.

"No seas ridícula, no le hice nada," replicó con frialdad, levantando una ceja mientras una arruga se formaba en su frente. La bajita, mantenía una postura erguida, con los hombros tensos, ante lo que percibía como un ataque directo

Claudia no pestañeó. Sus ojos seguían fijos en los de Mayte, desafiantes, pero antes de que pudiera replicar, Isabel intervino "Bueno, tranquilas," dijo, levantando una mano para tratar de apaciguar la situación. "Voy a pagar la cuenta y luego salimos a buscarla. No es como si pudiera desaparecer o escaparse de nosotros tan fácilmente."

Jorge, sentado junto a ellas, se inclinó hacia adelante, con una sonrisa en su rostro. "Exacto, cuñadita. Ella es una drama queen," dijo, haciendo énfasis en cada palabra como si estuviera disfrutando del momento. "Solo está queriendo llamar la atención, como nadie la pela."

Antes de que Jorge pudiera soltar una risa, Gabriela, con un movimiento ágil tomó su vaso de refresco frío y sin pensarlo dos veces, lo arrojó directamente a la cara del joven. El líquido oscuro se derramó por su rostro y camisa, empapándolo en segundos.

Jorge se quedó inmóvil por un momento, aturdido, mientras el refresco goteaba de su cabello. La risa que estaba a punto de escapar se desvaneció, reemplazada por una expresión de shock.

Gabriela, sin embargo, no titubeó. Sus ojos brillaban con furia y tono fue seco cuando habló. "A ver si despiertas y dejas de referirte así de Fernanda," espetó. "Me tienes hasta la madre, Jorge. Siempre estás molestándola."

El restaurante parecía haberse detenido. Algunas personas en las mesas cercanas miraban, mientras Jorge se limpiaba la cara, incompetente para formular una respuesta coherente. Claudia se quedó en silencio, satisfecha pero sorprendida por lo rápido que la situación se había salido de control.

En Mayte se trazó una sonrisa de satisfacción al contemplar la acción de su hermana. Una sola idea resonaba en su mente una y otra vez: "Eso lo debí haber hecho yo."

El hombre, empapado y con el rostro enrojecido de furia, se levantó de su asiento, sacudiendo la cabeza como un perro mojado. "¡Niña pendeja, mira cómo me dejaste! Eres tan tonta como ella," bramó.

La ira se encendió rápidamente en Claudia y Gabriela. Las dos se levantaron al unísono, listas para lanzarse verbalmente contra el hombre. Sin embargo, antes de que la situación pudiera escalar aún más, Isabel, con autoridad, se interpuso nuevamente entre ellos.

"¡Ya, ya, por favor! Todo el mundo nos está mirando" Isabel contuvo la respiración en su intento por controlar la discusión. "Lo importante ahora es encontrar a Fernanda. Mayte, haz algo y controla a tu estúpido novio," añadió, lanzando una mirada de advertencia hacia su hermana antes de dirigirse hacia la caja.

"Que no es mi novio" murmuró la bajita poniendo los ojos en blanco.

Mientras Isabel pagaba la cuenta, Carlos aprovechó el momento para hablar acercarse a Jorge, tomando su brazo con fuerza y susurrando algo que lo hizo bajar la cabeza. Finalmente, el joven murmuró una disculpa rápida y poco sincera.

Después del tenso incidente, el grupo salió del restaurante en medio de un incómodo silencio. Carlos, genuinamente preocupado, se ofreció a dirigirse a la casa de la familia Meade para verificar si Fernanda había ido allí, acordando encontrarse con los demás en el parque del centro de la ciudad.

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