Stolen Freedom. | Gwayne Hightower.

01.

La princesa Lilith siempre solía cuestionarse a ella misma, ¿por qué nació?, ¿por qué su padre tomó la decisión de asesinar a su madre y salvarla a ella?.

Ah cierto por qué pensaron que sería un varón, vaya decepción causó que fuera una mujer incluso recordaba que en su niñez su padre no le hablaba mucho y quien se había encargado de ella fue su hermana mayor Rhaenyra, quien ahora mismo abandonaba la Fortaleza Roja en King's Landing y se iba junto a su esposo Laenor Velaryon y sus hijos.

Una Lilith de 13 años estaba sentada mirando la leña siendo consumida por el fuego y soltó un suspiro, la puerta de sus aposentos fue golpeada y giro su cabeza viendo al pequeño Aemond. Le dio una sonrisa a su hermanastro y este la miró con tristeza.

─ ¿Que te pasa?.

─ Rhaenyra... se fue y tu pareces tan... tranquila.

─ Ella toma sus decisiones y no puedo obligarla a que se quede, si ella quiere ir se es libre de hacerlo.

─ ¿Y tu también eres libre de hacerlo Lilith?.

Esa pregunta que le hizo el joven Aemond en ese entonces aún resonaba en su cabeza, en la actualidad una Lilith de 17 años peleaba en un enfrentamiento de espadas con el joven de cabello platinado. De un golpe este término de culo en el suelo.

─ Así te vas a morir, practica más con Sir Criston.

─ Eh practicado hermana, lo juro.

─ No parece...

Murmuró mirándolo seria mientras aún seguía en el suelo y le extendió la mano para levantarlo, una sonrisa burlona apareció en el rostro de la mayor quien lo empujó hacia atrás y de inmediato comenzó a atacarlo con la espada.

─ Princesa Lilith.

A pesar de ser llamada no se detuvo, la rabia en su mirada creció y terminó chocando su espada de madera contra de la de Aemond, lo hizo con tal fuerza que la rompió y ahí fue cuando se giro para mirar a Sir Criston.

─ La re-

─ Dile a esa perra que estoy ocupada. ─ Lo interrumpió y volvió a mirar al pequeño. ─ Toma otra espada, ahora.

─ No hable así de la reina.

─ La reina conserte o como se le diga. ─ Se burlo mientras soltaba una risa.

Sir Criston guardo silencio mirando la espalda de la princesa y hablo serio.

─ El rey Viserys y la reina Alicent quieren verla en la sala del consejo.

La platinada se quedó quieta en su lugar de manera lenta se giro y miró con una sonrisa burlesca al caballero, lanzó su espada rota al suelo y se sacó los guantes para lanzarle estos a Aemond.

Sin decir más nada alzó la falda de su vestido y subió las escaleras siendo seguida por Sir Criston, todo el camino fue silencioso.

─ Resentido.

Le dijo con una sonrisa burlona en su rostro y rápido abrió las puertas de la sala del consejo, observando a los hombres sentados y a la mujer. Sir Criston apretó el puño con enojo y vio como la princesa entraba con gracia y se apresuraba en agarrar la jarra llena de agua.