CAPITULO 8

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Capítulo 8: La Oscuridad 
Boruto, aún prisionero de los renegados de la Aldea del Rayo, fue trasladado a un barco de carga. Este barco, sucio y oxidado, navegaba en aguas traicioneras, alejado de cualquier ruta conocida. En las entrañas de esta prisión flotante, Boruto fue sometido a una tortura aún más cruel y despiadada.Los renegados, liderados por Raijin, habían decidido que mantener a Boruto lejos de tierra firme era la mejor manera de evitar que escapara. Así, lo encerraron en una celda diminuta, sin ventanas, donde la oscuridad y el olor a sal y humedad se mezclaban con el hedor de sangre y sudor.La primera noche en el barco, Boruto fue llevado a una sala de tortura improvisada. Raijin, con una sonrisa sádica, se acercó a él con un cuchillo afilado. "Verás, Boruto, hemos decidido que eres demasiado peligroso con tus habilidades," dijo, observando el brillo aterrorizado en los ojos de Boruto. "Así que hemos tomado una decisión drástica."Antes de que Boruto pudiera reaccionar, Raijin agarró su mano derecha y, con un solo movimiento preciso, cortó la mano de Boruto. El dolor fue instantáneo y cegador, un grito desgarrador salió de los labios de Boruto mientras la sangre brotaba de la herida."¡NOOO!" gritó Boruto, su voz resonando en las paredes metálicas del barco. El dolor era insoportable, y la pérdida de su mano derecha lo dejó en un estado de shock y agonía."Ahora, no podrás realizar ningún jutsu," dijo Raijin, arrojando la mano cercenada a un rincón. "Veamos cómo te las arreglas sin ella."Los días pasaron en un borrón de dolor y sufrimiento. Boruto fue privado de comida y agua, su cuerpo debilitándose cada vez más. Sus labios se agrietaron, su piel se volvió pálida y sus músculos comenzaron a atrofiarse. La sed y el hambre eran torturas constantes, haciéndolo desear incluso los menores restos de alimento."¿Tienes sed?" uno de los renegados se burlaba, sosteniendo una botella de agua justo fuera de su alcance para luego lanzarsela al piso y que boruto procediara a lamer los restos de aguaLa crueldad de los renegados no tenía límites. Utilizaban diversos métodos para infligir dolor, desde cortes superficiales hasta heridas profundas. Raijin, disfrutando del sufrimiento de Boruto, aplicaba cortes con un cuchillo afilado en diferentes partes de su cuerpo, asegurándose de evitar las arterias principales para prolongar su agonía."Cada corte es un recordatorio de tu impotencia," decía Raijin, limpiando el cuchillo ensangrentado. "Cada gota de sangre es una prueba de tu debilidad."Los renegados también utilizaban a Boruto como sujeto de prueba para diversos venenos. Cada día, le inyectaban diferentes toxinas, observando cómo su cuerpo reaccionaba a los experimentos. Algunos venenos causaban parálisis temporal, otros inducían alucinaciones o un dolor insoportable."Esto es fascinante," comentaba uno de los renegados mientras inyectaba una nueva toxina en el brazo de Boruto. "Nunca había visto a alguien resistir tantos venenos."Boruto, aunque debilitado y en constante dolor, se aferraba a su voluntad de vivir. "No me rendiré," se decía a sí mismo, incluso cuando los venenos lo hacían ver visiones aterradoras o le causaban espasmos musculares incontrolables.Además de la tortura física, los renegados sometían a Boruto a experimentos de situación múltiple, diseñados para quebrar su espíritu y mente. Lo encerraban en habitaciones oscuras durante días, privándolo de cualquier estímulo sensorial. Cuando finalmente lo sacaban, lo exponían a luces brillantes y ruidos ensordecedores, causando una confusión y dolor extremos."Vamos a ver cuánto tiempo puedes soportar esto," decía Raijin, riéndose mientras Boruto se retorcía de dolor en el suelo.En otro experimento, lo sumergían en agua helada durante horas, solo para luego exponerlo a un calor abrasador. El cambio drástico de temperaturas era una tortura indescriptible, causando que su cuerpo temblara incontrolablemente."Este es solo el comienzo, Boruto," decían los renegados. "Tu sufrimiento apenas comienza."

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Mientras Boruto soportaba su calvario en el barco de carga, en Konoha, Sarada y sus amigos continuaban entrenando arduamente. El equipo de Ino-Shika-Cho, junto con Mitsuki y Sarada, se comprometieron a mejorar sus habilidades, impulsados por la esperanza de encontrar y rescatar a Boruto.Sarada, en particular, se entrenaba incansablemente. Su Sharingan se había vuelto más agudo, y practicaba sus técnicas de taijutsu y ninjutsu con una intensidad feroz. "Debemos estar listos," decía a sus compañeros. "Cuando encontremos a Boruto, necesitaremos todas nuestras fuerzas para traerlo de vuelta."Mitsuki, aunque preocupado por su amigo, mantenía una calma exterior. "Boruto es fuerte," decía. "Pero debemos ser más fuertes para ayudarlo."
Los avistamientos de Boruto y los rumores de su captura se mantenían en secreto por el bien de la aldea. Naruto y los líderes de Konoha sabían que la noticia podría causar pánico y desconfianza, así que decidieron manejar la situación con discreción."Sasuke está haciendo todo lo posible por encontrar a Boruto," decía Naruto en reuniones privadas. "Debemos confiar en él y mantener la esperanza."Sasuke, incansable en su búsqueda, exploraba cada rincón del mundo shinobi. Sus habilidades de rastreo eran legendarias, pero los renegados habían sido cuidadosos. No dejaban pistas, y el barco de carga se movía constantemente para evitar ser detectado."Debo encontrarlo," murmuraba Sasuke mientras examinaba mapas y pistas. "No puedo fallar."Sin embargo, cada pista se desvanecía en la nada, y la frustración comenzaba a afectar incluso al imperturbable Sasuke. Después de meses de búsqueda sin éxito, regresó a Konoha con las manos vacías, su expresión marcada por la preocupación."Naruto," dijo Sasuke, entrando en la oficina del Hokage. "Lo he intentado todo, pero Boruto parece haber desaparecido sin dejar rastro."Naruto, aunque dolorido por la noticia, se negó a rendirse. "No podemos detenernos, Sasuke. Seguiremos buscando. Boruto es fuerte. Lo encontraremos."

Boruto Uzumaki 'TtebasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora