CAPITULO 1- ANDREA FAJARDO ALVARO

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"Mamacita que buen culo tienes" "Eres una zorra" "Por eso las acosan en las calles". Eran los mensajes que recibía, no dejaba de llorar, pues su intimidad había sido expuesta.

—Puedes faltar si lo deseas —la madre de Andrea estaba sentada en la orilla de la cama consolando a su hija, ver a su hija sufrir le hacía mal y haría todo lo que pudiera para que ella volviera a sonreír. Por otro lado, Andrea no podía creer que esto pasara, apenas son principios de semestre y ya había problemas.

Andrea, con sus últimas fuerzas se levantó y empezó a arreglarse, un pantalón de mezclilla roto y una playera color morado bastaron para terminar con su outfit del día de hoy. Su madre lentamente se acerco con un peine con intenciones de cepillarla.

—¿Cómo te sientes? —pregunto su madre mientras cepillaba el cabello obscuro de su hija.

—Ni siquiera sé cómo sentirme, tengo muchas emociones envueltas. —Andrea suspiro al terminar su frase.

—Sigo insistiendo en que es una mala idea el que vayas a la escuela. —dijo la madre algo alterada. —Deberíamos ir a la delegación a denunciar esto. —sugirió la madre.

—¡No quiero! —exclamo Andrea. —¡No harán nada y solo quedare como una puta a la que le gusta tomarse fotos desnudas y enviárselas a mis amantes! —alzo la voz, pero su rostro de enojo cambio al voltear a ver a su mama, su mirada era de tristeza y de decepción, aunque no lo podía saber con certeza.

—Mira...mama...no tiene caso, ya habido casos asi en la escuela y créeme que no cambia nada si digo algo, solo ignorare y continuare con mi vida. —Andrea abrazo a su mama y ella le dio un beso en la frente.

—Desayuna y corre que ya es tarde. —Andrea se apresuro a desayunar algo, al ver la hora fue a lavar sus dientes para después salir corriendo de su casa, ya que la escuela no quedaba cerca.

Con el poco ánimo, fue hacia la avenida para tomar su camión, le hizo parada muchos, pero ninguno de detuvo porque era hora pico y los camiones venían llenos, afortunadamente después de algunos minutos se detuvo uno, vio que la gente colgaba de la puerta, pero no tenia eleccion, ella tuvo que irse colgada, se sentía una mosca trepada en la puerta, pero prefiere arriesgarse a llegar tarde.

El trayecto fue muy incómodo, sus brazos estaban cansados, su cuerpo temblaba del esfuerzo, un paso en falso y se podía caer del camión.

Finalmente llego a la estación del metro y de nuevo se encontró con la muchedumbre, quienes la mayoría iban a sus trabajos o al igual que ella, trataban de llegar temprano a la escuela. Andrea estaba siendo aplastada por la gente, un sonido la saco de su mal humor, era su celular pero no podía atender porque sus manos estaban inmóviles, asi que se espero al bajar para regresar la llamada.

~Ring Ring~

El celular sonó y rápidamente contesto:

—¿Qué paso? ¿Por qué tantas llamadas? —empezó a hablar con voz agitada, pues corría entre el pasillo del metro.

—¿Dónde vienes? —al otro lado de la llamada se escuchaba a Maximiliano y al fondo muchas personas riéndose y algunas hojas de papel rompiéndose.

—Apenas en zapata ¿Por qué? —se detuvo un rato, solo para escuchar una respuesta que no le favorecía en nada.

—¡Güey, no vengas para acá, mejor regrésate a tu casa! —la voz de Maximiliano también sonaba agitada. —¡Estos hijos de la chingada se pasaron e hicieron sus cagadas! —la mente de Andrea pensó lo peor y no estaba equivocada.

Al salir de la estación corrió hacia la facultad y al llegar la primera imagen que vio fueron a Maximiliano discutiendo con gente, mientras Julieta y Paulina, quitaban la foto filtrada de Andrea que estaba pegada en la entrada de la escuela y por lo que veía también estaban pegadas por todo el estacionamiento principal.

—¡Miren, ya llego la pornstar! —decía en voz alta Miranda, una chica considerada como la "castrosa" del curso, sin mencionar que todos, incluyendo los maestros es alguien a quien no se puede tolerar. Ella siempre viene acompañada de sus fieles amigos Elena, Jorge y Marco; quienes siempre procuran seguirle el juego a Miranda, sin importar en quedar mal ante todos.

—¡No mamen, dejen de chingar! —Gritaba Maximiliano hacia la bolita que se reía de Andrea. Ella no podía moverse, aunque su mente le decía que corriera. Julieta, la tomo del brazo y la metió al salón, Paulina y Maximiliano seguía peleando afuera, mientras demás alumnos al ver la situación ayudaron a quitar las múltiples fotos pegadas.

Julieta consolaba a su amiga quien no paraba de llorar, ambas no se fijaban por donde caminaban, por lo que no tardaron en chocar con alguien, ese alguien traía un café que quedo derramado en su traje blanco.

—Perdón, no vimos por donde andábamos...—Andrea seguía llorando.

—No te preocupes, también iba a lo idiota. —el chico noto la lagrimas de Andrea, y saco de su mochila un pequeño paquete con papel, y se lo ofreció, ella lo acepto e iba a decir algo, pero fue interrumpida por Julieta.

—Ya vámonos, que ya mero son la 8... Disculpa, nos tenemos que ir. —ellas se retiraron, pero no sin antes verse a los ojos y despedirse con la mano.

Al llegar al salón, se sentaron en sus lugares, no pasaron ni 10 minutos cuando todos entraron, quien con risas seguían hablando del tema de hace un rato. Maximiliano entro al último y este traía cara de pocos amigos. Andrea no quiso hablar del tema con ellos, pues no se sentía bien todavía, pero se alegraba de tener amigos como ellos. El profesor entro y detrás de él, venia una cara nueva, un chico medianamente alto, broceado y rapado.

—¡Buenos días chicos! Antes de comenzar quiero que conozcan a su nuevo compañero, saluda mijo —el chico penoso empezó a presentarse.

—Hola...Mi nombre el Logan, tengo 19 años y vengo del plantel de Iztacala, me cambie para acá porque mi casa queda cerca y asi tengo menos problemas en trasladarme a mis clases. —dijo en tono neutro, todos susurraban en el salón la llegada de este chico y mas porque tenia una gran mancha de café en su ropa. 

Morir En El IntentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora