3-Detencion

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Estar sola en detención era aburrido, por lo general el profesor Wylmak se iba después de dejar un trabajo, yo acostumbraba poner música después de eso, subía mis pies a la mesa y comenzaba con el trabajo, cuando me resultaba cansado estar sentada salía del salón para ir al baño o fumarme un cigarro, aunque lo segundo se mantenía en secreto.

Pero esta vez era diferente.

—Bienvenido a tu primer día en detención — el no me respondió, pero si miro con disgusto mis pies sobre la mesa, antes de sentarse en el lugar mas alejado de mi y mas cercano a la puerta — Vamos, serán... cuatro horas enteras donde solo estaremos tu y yo, intenta comportarte como una persona que si tiene amigos.

Pero otra vez nada y algo dentro de mi se estaba cansando de que el profesor no llegara.

—¿Vas a ignorarme? — pregunte, apoyando mi codo en la mesa y reposando mi mejilla contra mi mano — bien, ¿que tal esto? Fui yo quien tomo tu trabajo.

Eso desemboco su mirada molesta y que se levantara de un golpe, dejando caer su silla hacia atrás.

—¿Ves? esa es una buena reacción — pero antes de que pudiera comenzar a reclamar, la puerta finalmente se abrió dejando entrar al profesor, mi presencia no fue una sorpresa, pero el ver a Ray ahí pareció no hacerle el día.

—¿Y tu que haces aquí?— el tono cansado y ofendido era evidente

—¡Ella robo mí trabajo! ¡Acaba de confesármelo! — se apresuró a responder Ray, provocando que el profesor me mirara y yo fingiera demencia

—No ha querido aceptar su castigo desde la tarde — explique — lleva culpándome todo el día a pesar del problema solo estar en su cabeza.

El profesor me miro como si aquello le hiciera sentido, provocando un "¡No me joda!" de Ray, aun así fue ignorado ante la escritura del profesor en el pizarrón.

Si, le tenían fe ciega a sus acusaciones, pero ya estaba en detención, no había más que hacer y tratándose del profesor Wylmak, tampoco habría un intento de represalia.

—Página 142 a 256 — explicó señalando los números en el pizarrón — léanlo, y después quiero un resumen de cada tema además de una línea del tiempo bien hecha. Mai, te lo advierto, nada de celular, sabre si solo copiaste de Internet.

—Me duele su desconfianza profesor — pero no hubo más, Ray intento discutir, pero después de saber que no hubo dudas, el profesor simplemente se fue sin escuchar las quejas de Ray.

Yo saque mi libro y libreta, pero solo conseguí que fueran arrojadas al suelo apenas el Omega se acercó.

—Eres una maldita desgraciada — solo alce la ceja en respuesta — ¡Devuélvemelo!

—¿Puedes dejar de gritar y tirar mis cosas? El profesor nos deja ir si terminamos antes de su primera — pero al omega no le tembló la mano al sujetarme del cuello de mi ropa hasta dejarnos cara a cara.

—Devuélvemelo, no pienso repetirlo

—Ruégame — conteste, con burla en una voz silenciosa y amenazando en acortar la distancia — dime que eres mi puta y que soy genial y tal vez — pero fui interrumpida nuevamente por un golpe en mi mejilla.

—No me estes jodiendo

Simplemente sonreí ante la sensación cálida y de ardor en mi mejilla, sujetándolo del mentón casi de inmediato. Mi agarre cubría su boca y la expresión en sus ojos me hizo saber que era doloroso, pero no me detuve a la hora de tirarlo sobre la mesa y posicionarme entre sus piernas.

—Estoy siendo demasiado paciente contigo, pedazo de mierda — Ray ya comenzaba a intentar alejarme con sus piernas, aunque era inútil, mientras sus manos sujetaban la mano del agarre en un intento por soltarse — pero, ¿golpearme, de verdad? — con mi mano libre tome una de sus piernas para deslizar su cuerpo un poco mas hacia mi, dejando mi entrepierna en contacto con su cuerpo — Incluso Neil estaría de acuerdo en que le diera un castigo a su arrogante hermanito, ¿No lo crees?

—Voy a matarte — amenazo apenas descubrí su boca, aunque mi agarre en su mandíbula no tardo en volver, dando una imagen mas detallada de su cuello al hacerlo mirar a otro lado.

—Solo estoy mirándote  — dije divertida, comenzando a acariciar uno de sus muslos, comenzando a subir poco a poco — aunque no me faltan ganas de devolverte el golpe, ¿sabes lo importante que es mi cara para mi? — su cuerpo se tenso cuando mis uñas llegaron a su entrepierna, solo hacia círculos en carica pero su cuerpo ya reaccionaba mas bruscamente — discúlpate.

Pero su boca soltó un gemido y queja de dolor cuando mi manos sujeto con fuerza su miembro, sus piernas no tardaron en intentar encogerse, pero no iba a dejárselo tan fácil.

—B-Basta — fue lo primero que dijo, intentado levantarse al tener su toroso libre de movimiento, pero mi agarre en sus manos lo devolvieron a la posición inicial — no me gusta, duele.

—¿No te gusta? — Ray negó mientras yo comenzaba a frotar aquel lugar con mi mano, seria mejor si pudiera meter mi mano entre su ropa — entonces discúlpate, es sencillo ¿no?

Pero no respondió, estaba demasiado ocupado ocultando sus suspiro como para contestar.

—Bien — murmure soltando mi agarre como deteniendo mi toque — hagamos lo de otra forma. 

Ray no tardo en levantarse, sus ojos estaban llorosos y sus mejillas rojas, pero era el enojo lo que sobresalía entre esas emociones.

—Quería que fuera sencillo — murmure, amarrando mi cabello en una coleta — pero siempre te esmeras en volverlo difícil.

El estaba por comenzar a reclamar, seguramente las amenazas estaban incluidas, pero termine golpeando su mejilla antes de que pudiera comenzar, el impacto lo hizo caer al final, su mano sujeto su mejilla y me miro con horror.

—Un par de palabras, Ray — murmure al verlo intentar alejarse, aunque una patada en su abdomen lo hizo recorrer mas distancia en menos tiempo, ¿no soy la mejor? — eso es todo lo que necesito para 

—¡Eres una maldita loca! — grito entre llanto, abrazando su abdomen, al parecer golpee mal.

—Esa patada debió sacarte el aire — conteste, comenzando a acercarme— bueno, prometo hacerlo mejor la próxima vez.

—¡No!, lo-lo siento ¿si?, me equivoque — solo sonreír poniéndome de cuclillas frente a el, el golpe en su mejilla era evidente, aun que seguramente el que el me había dado tampoco era muy discreto.

—¿Ves? no era tan difícil — el no me respondió, por lo que tome la parte trasera del cuello de su ropa para arrastrarlo hasta mi lugar — levanta mis cosas y has mi trabajo y... creo que podríamos estar en paz.

Otra vez, solo se escucho mi voz, pero sus manos temblorosas no tardaron en obedecer, además de terminar haciendo el trabajo a mi lado para pasarme mi cuaderno  en cuento el profesor hacia acto de presencia.

El profesor ni siquiera pregunto por los golpes, ambos eran en la mejilla así que al parecer saco sus propias conclusiones, esperaba que así fuera con el resto.

Contra Tu VoluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora