Reflexiones Nocturnas

0 0 0
                                    

La gala benéfica había terminado y la sala estaba lentamente desocupándose. Los invitados comenzaban a recoger sus cosas y a decir sus despedidas, mientras los organizadores y el personal se preparaban para el cierre del evento. Miranda, acompañada por Oliver, se dirigió hacia la salida.

–Realmente fue una noche interesante. –comentó Oliver, mientras ambos salían del edificio. –Estoy contento de que hayas venido. ¿Te ha gustado?–

Miranda asintió, sonriendo. –Sí, fue mucho más de lo que esperaba. Conocí a muchas personas interesantes y aprendí mucho sobre el trabajo de Jules y su enfoque en la filantropía.–

Oliver asintió. –Sí, Jules siempre ha sido muy apasionado por sus causas. Es bueno ver a alguien con tanto compromiso.–

Al llegar al estacionamiento, Oliver abrió la puerta del auto para Miranda. Ella se acomodó en el asiento y lo miró, agradecida por la invitación y la compañía durante la noche.
–Gracias por traerme, Oliver. Aprecio mucho que me hayas incluido. –dijo Miranda mientras Oliver se acomodaba al volante.

–No hay de qué. –respondió Oliver con una sonrisa. –Siempre es bueno tener nuevas perspectivas y hacer conexiones. Y parece que tu noche no terminó nada mal.–

Miranda se rió suavemente. –Sí, ha sido una experiencia enriquecedora.–

Mientras Oliver conducía hacia el departamento de Miranda, ella miraba por la ventana, reflexionando sobre la noche. La presencia de Jules, su manera de hablar con pasión sobre la filantropía y su carisma innegable, habían dejado una impresión en ella. Cada vez que pensaba en su voz profunda y en cómo había mantenido una conversación tan genuina y enfocada, sentía una pequeña chispa de interés.

Al llegar a su edificio en el centro de Manhattan, un lugar grande y relativamente lujoso que había comprado con los ahorros de toda su vida, Miranda se despidió de Oliver con un agradecimiento sincero. Subió al ascensor y, al llegar a su apartamento, se dirigió directamente al baño. Con un suspiro de alivio, comenzó a preparar una ducha caliente, el vapor llenando la habitación y creando un ambiente relajante.

El apartamento de Miranda era amplio y moderno, con grandes ventanales que ofrecían una vista panorámica de la ciudad. Desde su sala de estar, podía observar las luces de Manhattan brillar como estrellas urbanas, una vista que nunca dejaba de asombrarla.

Mientras el agua caía sobre ella, Miranda permitió que sus pensamientos fluyeran libremente. La gala había sido un evento sofisticado y lleno de oportunidades, pero lo que realmente destacaba en su mente era la figura de Jules. Recordaba su presencia imponente, sus ojos oscuros y la forma en que su cabello caía con naturalidad sobre su rostro. La conversación que habían tenido, aunque breve, había sido sorprendentemente estimulante.

Miranda se preguntaba si había algo más que simple admiración profesional en su interés por Jules. "¿Qué será lo que me atrajo tanto de él?” se preguntó, mientras el agua caliente le proporcionaba una sensación de calma. –No puedo negar que hay algo en su forma de hablar y en su enfoque que me hace querer saber más.–

Con un pequeño suspiro, dejó que el agua tibia relajara su cuerpo, mientras su mente seguía girando en torno a los detalles de la noche. La tarjeta de presentación de Jules que había guardado en su bolso le recordó que había una oportunidad para explorar esa curiosidad. Era una puerta abierta a nuevas posibilidades, tanto profesionales como personales.

Finalmente, se secó y se vistió para la noche, sintiendo una mezcla de anticipación y tranquilidad. Con el pensamiento de las futuras conversaciones y posibles colaboraciones, Miranda se dirigió a su dormitorio. Mientras apagaba las luces de su apartamento, una sonrisa pensativa apareció en su rostro. Era el comienzo de una nueva etapa, y estaba lista para afrontarla con mente abierta y espíritu aventurero.


JULES POV

Jules llegó a su penthouse en el Upper East Side, una vivienda elegante y moderna que reflejaba su éxito y buen gusto. Al entrar, se quitó la chaqueta y se dirigió al bar para servirse un whisky. Mientras el líquido ámbar llenaba el vaso, sus pensamientos volvieron a la gala y, más específicamente, a Miranda.

Sentado en el sillón de su sala de estar, con las luces de la ciudad parpadeando a través de las grandes ventanas, Jules dejó que su mente divagara. Recordó cómo los ojos color miel de Miranda brillaban cuando hablaba de sus investigaciones. Su entusiasmo y dedicación eran palpables, y eso le había dejado una impresión duradera.

Durante la gala, había encontrado la oportunidad perfecta para invitarla a un café. Su propuesta fue recibida con una sonrisa genuina y una aceptación entusiasta. Intercambiaron información de contacto y Jules se sintió intrigado ante la perspectiva de volver a verla en un entorno más relajado y personal.

"Es raro encontrar a alguien tan apasionado por lo que hace," pensó, llevando el vaso a sus labios. La mayoría de las personas que conocía en su círculo social estaban más interesadas en el dinero y el estatus que en la verdadera innovación o el conocimiento. Miranda era diferente, y eso lo intrigaba profundamente.

Reflexionó sobre la conversación que habían tenido, y una pequeña sonrisa se formó en sus labios al recordar su risa suave y sincera. Sabía que quería conocerla mejor, no solo por su evidente inteligencia sino también por la autenticidad que irradiaba. Se preguntó cómo podía acercarse a ella sin parecer demasiado directo o interesado.

Con su móvil en la mano, miró la pantalla donde estaba ya agendado el contacto que estaba impreso en la trajeta de presentación de Miranda. "Quizás un correo de seguimiento o un mensaje para coordinar nuestra reunión," pensó, terminando su whisky. Era una excusa perfecta para volver a verla y profundizar en esa conexión inicial. Con esa idea en mente, se levantó y se dirigió a su habitación, decidido a seguir adelante con su plan al día siguiente.

Se preparó para dormir, dejando que sus pensamientos se calmaran. Aunque Miranda había despertado su curiosidad, Jules se concentró en las próximas semanas y en cómo podrían desarrollarse sus interacciones. Cerró los ojos, con la esperanza de que la reunión sería una oportunidad para entender mejor a esta fascinante mujer y, quizás, encontrar en ella una mente afín en su búsqueda de conocimiento y verdad.

Sinapsis del Escándalo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora