Tony apenas había conducido unos metros cuando el bebé comenzó a agitarse y a llorar. Sus pequeños gemidos se transformaron en un llanto inconsolable, y Tony sintió cómo su corazón se encogía. No estaba preparado para esto, no tenía la menor idea de cómo cuidar de un bebé. Pero no podía abandonar a este pequeño.
Al llegar a la Torre Stark, Happy lo miró con sorpresa y preocupación, pero Tony no tenía tiempo para explicaciones. Subió directamente al penthouse y llevó al bebé al dormitorio principal, colocándolo suavemente en su cama. Fue entonces cuando notó que la piel del niño estaba caliente al tacto, mucho más de lo normal.
"Jarvis," llamó Tony, con una mezcla de urgencia y cansancio en su voz. "Necesito tu ayuda. El bebé tiene fiebre. ¿Qué hago?"
La voz calmada y mecánica de Jarvis respondió al instante. "Señor, lo primero que debe hacer es verificar la temperatura del bebé. Si no dispone de un termómetro adecuado, puede hacerlo tocando su frente con el dorso de su mano. Debe buscar una fiebre superior a los 38 grados Celsius. Luego, intente bajar la fiebre con compresas de agua tibia y asegúrese de mantenerlo hidratado."
Tony asintió, aunque sabía que Jarvis no podía verlo. Buscó en el botiquín del baño hasta encontrar un termómetro y volvió a la cama. Con cuidado, colocó el termómetro bajo la axila del bebé y esperó, sintiendo que cada segundo era eterno. Finalmente, el dispositivo pitó y Tony miró la lectura: 39 grados. Demasiado alta.
"Jarvis, tiene fiebre alta. ¿Qué más puedo hacer?" preguntó, tratando de mantener la calma.
"Señor, además de las compresas de agua tibia, es importante mantener al bebé hidratado. Puede intentar darle pequeñas cantidades de agua o, si no dispone de otra cosa, leche tibia. Es fundamental que controle la fiebre y, si no baja en las próximas horas, debe llevarlo a un hospital."
Tony asintió de nuevo, respirando hondo para mantener la calma. Se dirigió a la cocina y preparó una botella de agua tibia, luego buscó paños limpios y los humedeció con agua tibia. Regresó al dormitorio y comenzó a aplicar las compresas sobre la frente y el torso del bebé, que lloraba débilmente, su pequeño cuerpo temblando de fiebre.
"Vamos, pequeñín, aguanta. Vas a estar bien," murmuraba Tony, su voz quebrada por la preocupación. Siguió las instrucciones de Jarvis al pie de la letra, tomando pequeños descansos para mecer al bebé y tratar de calmarlo.
La noche avanzó lentamente. Tony no apartó los ojos del niño ni un solo momento, observando cada pequeño movimiento, escuchando cada respiración. A medida que las horas pasaban, el llanto del bebé disminuía gradualmente, y Tony comenzó a sentir un tenue rayo de esperanza.
Finalmente, cuando el reloj marcó las tres de la mañana, la fiebre comenzó a ceder. Tony se permitió respirar un poco más tranquilo, aunque seguía preocupado. Se recostó en la cama junto al bebé, manteniéndolo cerca y vigilándolo constantemente. El cansancio finalmente lo alcanzó, pero no estaba dispuesto a cerrar los ojos hasta asegurarse de que el pequeño estuviera fuera de peligro.
El bebé se acomodó en sus brazos, y Tony sintió una paz que no había experimentado en mucho tiempo. Con el niño acurrucado contra su pecho, Tony finalmente dejó que sus ojos se cerraran, una sensación de alivio y conexión llenando su corazón.
Mientras la primera luz del amanecer comenzaba a filtrarse por las ventanas, Tony Stark, el hombre de hierro, se quedó dormido, abrazando al niño que, sin saberlo, había comenzado a sanar su corazón roto.
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Sanando Dos Corazones
RandomEs una historia spiderson/irondad, Tony se encuentra a un niño bajo la lluvia y decide llevárselo a casa y cuidar de él hasta encontrarle una familia, sin saber que el mismo se convertiría en su familia más adelante. Trataré de publicar 1 o 2 veces...