un nuevo comienzo

124 14 1
                                    

Tony despertó al sentir una mirada fija sobre él. Abrió los ojos lentamente y vio al bebé sentado a su lado, observándolo con una expresión de curiosidad. Tony esbozó una sonrisa cansada y se incorporó con cuidado, no queriendo asustar al pequeño.

"Buenos días, pequeñín," dijo Tony con voz suave. "¿Tienes hambre?"

El bebé lo miró con ojos grandes y brillantes, como si entendiera. Tony se levantó y lo cargó con cuidado, llevándolo hacia la cocina. "Jarvis, ¿qué desayuna un bebé?" preguntó mientras intentaba recordar si tenía algo adecuado en la despensa.

"Señor, los bebés de esta edad suelen tomar leche. Si tiene algunos dientes, también pueden comer alimentos blandos como patés," respondió Jarvis.

Tony asintió y buscó en la nevera. Encontró una botella de leche y algunos patés que había olvidado que tenía. Mientras preparaba el desayuno, el bebé seguía observándolo con una mezcla de fascinación y tranquilidad que Tony encontraba extrañamente reconfortante.

Colocó al bebé en una silla alta improvisada y comenzó a darle la leche con cuidado. "Vamos, Peter... sí, te voy a llamar Peter hasta que sepamos tu nombre de verdad," dijo Tony en voz alta, como si tratar de nombrarlo le diera más sentido a la situación.

Después de desayunar, Tony se dio cuenta de que el bebé necesitaba un baño urgente. "Jarvis, encarga ropa de bebé por internet, algo que llegue rápido," ordenó. Mientras esperaba la entrega, decidió investigar un poco más sobre el bebé.

"Jarvis, ¿puedes investigar sobre este bebé? Necesitamos saber quién es y de dónde vino," dijo Tony, mirando al pequeño que ahora jugaba con una cuchara.

"Enseguida, señor," respondió Jarvis. Tras unos momentos, la voz del asistente virtual volvió. "Señor, no hay registros de este bebé en ninguna base de datos disponible. No está registrado."

Tony frunció el ceño. "Eso es extraño. ¿Hay algo en la caja en la que lo encontré?"

Buscó la caja y encontró una carta oculta entre las mantas. La abrió con manos temblorosas y comenzó a leer:

"Este es nuestro hijo, Peter. Tiene un año. Nosotros, sus padres, somos científicos y hemos descubierto anomalías en él. No podemos protegerlo, nos persiguen. Por favor, cuiden de él."

Tony sintió un nudo en el estómago al leer la carta. "Jarvis, contacta a mi abogado. Necesito que venga lo antes posible," dijo, decidido a entender más sobre lo que había encontrado.

Minutos después, llegó la ropa de bebé. Tony llevó a Peter al baño y comenzó a bañarlo con cuidado. A pesar de la situación, se encontró disfrutando del momento. El bebé reía y chapoteaba en el agua, y Tony se sintió momentáneamente aliviado. Era un pequeño respiro en medio de la tormenta.

"Ahí estás, todo limpio," dijo Tony mientras secaba a Peter con una toalla suave y lo vestía con la nueva ropa.
Los vistió con un mono blanco, pantalones negros y calcetines blanco, el invierno se estaba acercando.
Se sintió extraño, pero también reconfortante. Se dio cuenta de que no había experimentado una paz similar en mucho tiempo.

El timbre sonó, anunciando la llegada del abogado. Tony llevó a Peter al salón y lo colocó en una manta con algunos juguetes antes de dirigirse a la puerta.

"Buenos días, señor Stark," saludó el abogado, entrando con una carpeta llena de documentos. "Jarvis me informó de la situación. Los trámites para llevar al bebé a un orfanato tomarán al menos una semana."

Tony asintió, escuchando atentamente. "Y quiero advertirle que los orfanatos no siempre son los mejores lugares para los niños, especialmente para uno tan pequeño," continuó el abogado, con un tono grave.

Tony miró al bebé que jugaba en el suelo y sintió una punzada en el corazón. Sabía que tenía una decisión difícil por delante. Mientras el abogado explicaba los detalles legales, Tony apenas podía concentrarse. Su mente estaba en Peter, en cómo había llegado a su vida y en lo que haría a continuación.

Al finalizar la conversación, el abogado se despidió y Tony se quedó solo con sus pensamientos. Miró a Peter, que ahora dormía plácidamente en la manta, y sintió una responsabilidad abrumadora. No podía dejar que este niño sufriera. La idea de enviarlo a un orfanato le resultaba insoportable.

Tony suspiró profundamente, sabiendo que el camino que tenía por delante no sería fácil. Pero también sabía que no estaba dispuesto a abandonar a Peter. No otra vez. No cuando podía hacer algo para protegerlo.

Mientras la tarde se desvanecía, Tony se sentó junto a Peter, observando cómo dormía. Sus pensamientos giraban en torno a una única decisión: debía proteger a este niño, sin importar lo que costara. Así, con el peso de una nueva responsabilidad sobre sus hombros, Tony Stark comenzó a planificar el futuro que compartiría con Peter, su futuro hijo adoptivo.



Sanando Dos CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora