Papá...

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Una semana después de encontrar a Peter, Tony decidió que era momento de sacar al pequeño a dar un paseo por la ciudad. Sabía que necesitaban algunas cosas más, y pensó que un poco de aire fresco les vendría bien. Además, después de días de estar encerrados en la torre, Tony quería ver cómo reaccionaría el niño al mundo exterior. No podía evitar sentirse un poco nervioso, pero también emocionado por esta pequeña aventura juntos.

Tony eligió uno de sus autos menos llamativos, algo raro para él, y preparó a Peter con un abrigo cálido. A medida que conducían por la ciudad, el bebé miraba por la ventana, fascinado por las luces y el movimiento constante de Nueva York. Tony no podía evitar sonreír al verlo tan intrigado.

Su primera parada fue en una tienda de ropa de lujo. Tony sabía que Peter necesitaba ropa más adecuada, especialmente con el invierno acercándose. Al entrar, los empleados se apresuraron a atenderlo, reconociéndolo de inmediato. Tony los saludó con una sonrisa y se dirigió a la sección infantil, llevando a Peter en brazos.

El niño miraba todo a su alrededor con ojos grandes y curiosos, su cabecita girando para observar los colores brillantes, los juguetes en exhibición, y los extraños que lo miraban con sonrisas amables. Tony seleccionó algunos conjuntos de ropa, asegurándose de que fueran cómodos y elegantes, y luego se dirigió a pagar.

Mientras esperaba en la caja, una mujer mayor, elegantemente vestida, se acercó a él. "Perdón, ¿pero es este su hijo? Tiene un gran parecido con usted," comentó con una sonrisa.

Tony rió suavemente, negando con la cabeza. "No, no es mi hijo. Es mi sobrino. Lo estoy cuidando por un tiempo," respondió con naturalidad, sin querer complicar la situación.

La mujer asintió, aún sonriendo. "Pues es un niño precioso. Seguro que disfruta mucho estar con su tío," dijo antes de despedirse.

Tony observó a Peter mientras terminaban de pagar. En su interior, algo se removió. Aunque no era su hijo, sentía un vínculo profundo con él, uno que no había anticipado. Pero Tony sacudió esos pensamientos y decidió concentrarse en disfrutar el día.

Pasaron el resto de la semana juntos, explorando la ciudad, jugando en la torre y compartiendo momentos que Tony nunca imaginó que llegaría a disfrutar. Por la noche, se encontraba durmiendo con Peter en la misma habitación, vigilando sus sueños, y durante el día, se aseguraba de que estuviera bien alimentado y cuidado. El niño se había convertido en una parte importante de su vida en un tiempo sorprendentemente corto.

Con cada día que pasaba, Tony sentía cómo su corazón se ablandaba un poco más. Empezó a pensar en lo difícil que sería despedirse cuando llegara el momento. Pero sabía que no estaba preparado para ser padre, y mucho menos un padre soltero. Necesitaba estar enfocado en su trabajo, en mantener al mundo seguro. Así que, aunque le dolía, se dijo a sí mismo que lo mejor sería dejar que el sistema se encargara de Peter.

Finalmente, una semana después, el abogado volvió con los documentos finales. "Señor Stark, los trámites están listos. Si lo desea, podemos llevar a Peter al orfanato hoy mismo," anunció, entregándole un sobre con los papeles.

Tony sintió un nudo en la garganta. Miró al pequeño, que estaba jugando en la alfombra con un juguete que había tomado como su favorito. "Supongo que es lo mejor," murmuró, aunque la duda lo carcomía por dentro.

Cuando llegó el momento, Tony levantó a Peter y lo sostuvo en brazos por última vez, acariciando su cabeza con suavidad. El niño lo miró con sus grandes ojos inocentes, sin entender lo que estaba sucediendo. Tony caminó hacia la puerta, donde el abogado esperaba. "Cuídalo bien," dijo, entregando al niño, tratando de mantener la compostura.

Pero en cuanto Peter fue separado de Tony, el pequeño empezó a llorar desconsoladamente, estirando sus brazos hacia él. "No... no," murmuró Tony, luchando contra el impulso de correr y tomarlo de nuevo.

Mientras el abogado se alejaba con Peter en brazos, el llanto del niño se intensificó. Entonces, algo desgarrador ocurrió. Entre sollozos, Peter extendió sus manitas hacia Tony y, por primera vez, dijo una palabra clara, llena de desesperación: "Papá..."

Tony se quedó congelado en su lugar, con el corazón roto, viendo cómo el niño que había comenzado a amar era llevado lejos. El sonido de esa pequeña voz, llamándolo "papá", resonó en su mente una y otra vez, dejándolo devastado, mientras la puerta se cerraba y la habitación quedaba en un doloroso silencio.


Perdón por la demora, sacare capitulos mas seguido y tratare de acabarlo antes de entrar a clases de nuevo. espero les guste y si tienen ideas en mente de algo que quisiera leer sobre peter y tony en un capitulo haganmleo saber y lo tendre en mente para ponerlo. Sin mas que decir gracias por leer. _:D

Sanando Dos CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora