Hace más o menos dos años que no la había vuelto a ver.
A pesar de todo lo que pasó, ella y yo seguíamos en contacto. Salimos un par de veces, aunque de a poco fue menos frecuente; hasta que desapareció.
Había escuchado un par de cosas de ella; todas terribles; pero no creí la mayoría, salvo una: "Es una mujer sin corazón". Nunca esperé escuchar algo así de una persona que años atrás era tan dulce como la miel; pero después del paso del tiempo me di cuenta de que aún con la dulzura que tuvo, terminó siendo amarga y seca; y no la culpaba por ello.
La última vez que escuché algo dijeron que había tratado de suicidarse. Por eso vine hoy. Busqué su número en muchos lados; resulta que tenía más de diez. Por fin di con el actual, y la cité para desayunar. Obviamente no le dije lo que habían dicho; no quería que me cancelara diciéndome que todo estaba bien y no me preocupara. Nos quedamos de ver en un café cercas de mi casa; ella insistió en venir desde Chimartin para verme. Yo vivía entonces en Soria; con mi esposo.
Ya eran las diez; debería estar llegando ya. Diez cinco; tomé el celular para llamar y ver si había llegado bien, pero apareció a una cuadra. El café era una tienda de dos pisos; pequeña pero muy elegante, de color rojo y naranja, con una zona al aire libre en el balcón. Yo estaba en una de las mesas al aire libre; me levanté y con la mano le llamé. Me miró y sonrió; asintiendo cuando le dije que subiera. El mesero venía con ella; de inmediato nos pidió la orden.
-Escuché que te casaste-dijo y me miró con una sombra de sonrisa. Asentí con gusto- ¿Fue con él?-me sonrojé ligeramente a lo que ella supo que sí.
Con él se refería a Hugo; un chico que había conocido cuando tenía doce años; y con el tiempo me había enamorado de él. Nuestra historia era muy interesante, pero no estaba aquí para eso.
-¿Cómo has estado tú? Había escuchado que te irías a la Universidad en Nueva York el año pasado.
-Si, pero no pasé-se encogió de hombros-me quedaré aquí hasta terminar la carrera en Filosofía, luego trataré de irme de nuevo.
-Que bien-la orden llegó.
-Sí, supongo-dijo no muy convencida-. Además tengo otros planes-una sombra apareció en su semblante.
-Planes... ¿y no piensas contarme?-la desafié.
-Y espero que lo entiendas, Ana-vi casi dolor en su mirada; pero quien sabe si fuera eso.
-Lo entiendo, pero... ambas fuimos tan parte de una como de la otra...
-Fuimos, recuerda bien eso-me interrumpió; tomó un bocado-. Ahora... después de todo lo que ha pasado; después de él-aún le costaba hablar de ello-no quisiera hacerte daño.
-¿Daño?-tomé un bocado también, haciéndome desentendida- ¿De qué hablas?-puse cara de no estar enterada de nada.
-De lo que todos hablan... Tú sabes, no ha sido sencillo.
-No he escuchado nada...
-¡Vamos!, ambas sabemos que de otra forma no estarías aquí; hace ya demasiado que perdimos contacto-dijo con expresión dolida.
-Claro que por eso estoy aquí-me estaba comenzando a molestar-. Es que ¿crees que no me importas? El corazón se me cayó al suelo cuando lo escuché, ¿suicidio?... Lía, ¿qué sucedió?
-¿Corazón? -Soltó una risa fúnebre-. No estoy lista para esto... para enfrentarte o enfrentar lo que hice... ¡Solo aléjate!-se puso de pie en seguida-. Te quiero, ¿vale?... no arruinará eso también-dio media vuelta y se fue.
-¡Mesero! La cuenta, por favor-pagué de prisa y bajé como loca al primer piso; corrí a la entrada... pero Lía, y todo lo que quería saber; se habían marchado.
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En busca de un corazón
Teen FictionLía estudia la carrera de filosofía en Madrid; España. Cuando ingreso a la preparatoria se encontró con Alejandro, un chico bohemio de su clase del cual se enamoró pérdidamente; hasta la obsesión. El chico de literalmente sus pesadillas. ...