CAPÍTULO 02

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Esteban: OYE... ¡¡¡DÉJALA IR!!! - lo empuja, haciendo que él la suelte y luego lleva su puño a la cara del abusador - ¿Estás bien? - se acerca a ella y la ayuda a levantarse - ¿Oye estás bien?

Ramiro: ¿Quién te crees que eres? - va tras el chico pero recibe otro golpe, cayendo nuevamente -

Esteban: ¡¡¡Soy Esteban Álvarez Hernández, dueño de todo aquí!!!

El abusador permanece inmóvil y en shock después de escuchar al chico.

Esteban: Sube al auto - aprensiva ella no se mueve - ¡Por favor sube al auto!

Malu se aleja y se sube al auto en el asiento del pasajero, con miedo los ve hablar a través de las ventanas cerradas.

Esteban: Ramiro, ¿no?

Ramiro: Lo siento jefe, no lo sabía... estas tan diferente ya han pasado veinte años, ya eres un hombre...

Esteban: No deberías disculparte por no reconocerme, deberías sentirte avergonzado por lo que estabas haciendo... ¡Cálmate, ya decidiré más tarde qué haré contigo!

Ramiro: ¡Por favor no le digas nada a tu padre! - ruega -

Esteban: Eso será nuestro secreto... - sonríe - Vuelve al trabajo... ¡Ramiro!

El chico sube al auto y tras cerrar la puerta se queda mirando fijamente a la joven asustada que está a su lado, intenta calmarla y luego maniobra el auto hacia el otro lado, acelerando y dejando a Ramiro en el polvo.

Esteban: ¿Estás bien?

Malu: Ya estoy bien, gracias por eso, ¡nunca podría agradecerte lo suficiente!

Esteban: ¡Hice lo que cualquiera hubiera hecho! - respira hondo mirando al frente - ¿Cómo te llamas?

Malú: Me llaman Malú. - sonríe amablemente - Y tú eres el menor de los dos hijos de Ricardo, ¿verdad?

Esteban: Sí, soy Esteban - sonríe - Seguramente vives en esas casas que están cerca de la carretera, ¿no?

Malu: Si, pero no es necesario que me lleves allí, puedo ir sola - con aprensión -

Esteban: Insisto.

Las casas a las que se refería eran unas chozas de lona a la entrada de la hacienda, muchos las llamaban vagabundos o incluso bandidos de tierras, pero la gente que allí vivía había sido engañada mucho antes de que Ricardo Hernández comprara esas tierras. Esteban no lo sabía.

Esteban: ¡Listo! - estaciona el auto al lado de la carretera en una zona desordenada - ¡¿Vives aquí?! - mirando la choza de lona - ¿Por qué no vuelves a la ciudad? Seguro que tendrías una vida en mejores condiciones...

Malu: Yo también lo creo, ¡pero esto viene mucho antes de que yo naciera! - ambos bajan del auto - Las personas mayores que viven aquí relatan que fueron perjudicados por la empresa constructora de la ciudad, fue como un intercambio, cedieron el terreno que impedía que la ciudad se expandiera y ganaron un porcentaje de terreno aquí.

Esteban: ¿Quién en su sano juicio creería semejante tontería? - se burló - ¡Mi familia es dueña de todo esto desde hace mucho tiempo!

Malu: ¡Tu familia le mintió a todos en esta región!

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