Cortejo Inesperado [ BakuTodo ]

3- Caza

Shoto estaba acurrucado en la seguridad de su madriguera. La suave luz del sol de la sabana iluminaba la entrada de la madriguera, proyectando un brillo cálido sobre él.

Dos de los cachorros estaban mamando, presionados contra el vientre de Shoto, mientras el tercero, ya satisfecho, se movía de un lado a otro de manera torpe, explorando el pequeño espacio. Sus movimientos eran descoordinados, típicos de un cachorro pequeño que aún está descubriendo el mundo a su alrededor.

Shoto, preocupado por la seguridad del pequeño explorador, extendió la cabeza y, con un movimiento delicado, lo agarró por el cuello con sus dientes afilados pero gentiles. Levantó al cachorro del suelo y lo trajo de vuelta junto a su cuerpo.

Colocando al cachorro al lado de sus hermanos, Shoto comenzó a lamerlo con su lengua áspera y llena de púas. El cachorro ronroneaba feliz, el sonido suave y reconfortante llenaba la madriguera. Sus pequeños ojos entrecerrados mostraban cuánto apreciaba el cariño de su madre.

Shoto continuó lamiendo, sintiendo la suavidad del pelaje del cachorro bajo su lengua. Los otros dos cachorros, aún mamando, estaban tan inmersos en su tarea que ni siquiera notaron el movimiento a su lado.

En medio de las lamidas, captó un ruido extraño proveniente del exterior. Sus orejas se erguieron y giraron en la dirección del sonido, captando cada detalle. Inmediatamente, interrumpió el cuidado del cachorro y levantó la cabeza, la tensión dominando sus músculos. Concentrándose en el ruido, discernió un sonido distante y familiar: el rugido de un motor.

¿Coche? Eso nunca era bueno. Un coche significaba humanos, y humanos significaban cazadores. Una mezcla de adrenalina y preocupación invadió a Shoto, que se levantó despacio, procurando no asustar a los cachorros. Ellos gimieron bajito, sintiendo el cambio en la postura de su madre, pero Shoto sabía que debía actuar rápido.

Salió de la madriguera con movimientos sigilosos, manteniéndose agachado y escondido entre la vegetación alta. Daba pasos cuidadosos para evitar cualquier ruido que pudiera atraer atención no deseada. Al llegar al borde de la madriguera, se posicionó de manera que tuviera una visión clara de la sabana sin exponerse.

Observando atentamente, vio el coche detenerse en medio de la vasta extensión dorada. El motor rugió una vez más antes de silenciarse, y las puertas se abrieron con un clic metálico. Hombres bajaron del vehículo, armados y alertas, sus miradas recorriendo la zona con precisión letal.

El corazón de Shoto latió más rápido mientras observaba a los cazadores organizarse, revisando sus armas y equipos.

Shoto comenzó a pensar rápidamente sobre lo que debía hacer. Su mente trabajaba frenéticamente, buscando una solución para proteger a sus cachorros. Observando atentamente, contó seis cazadores. Uno de ellos, probablemente el líder, estaba dando señales a los demás, apuntando y gesticulando para indicar la dirección a seguir.

Shoto gruñó bajito al ver que el líder apuntaba directamente hacia la dirección de su madriguera. Sus instintos protectores se intensificaron, y sintió un escalofrío al percibir el peligro inminente. Los cazadores se dividieron en grupos: dos fueron hacia la izquierda, dos hacia la derecha, y los otros dos comenzaron a caminar directamente hacia su madriguera.

El corazón de Shoto latía con fuerza. Si los cazadores se acercaban demasiado, verían a los cachorros y a él. Atacarlos era una opción, pero las armas de los cazadores representaban un peligro significativo. Aunque lograra derribar a uno o dos, el ruido y la confusión atraerían a los demás, y la situación podría volverse rápidamente mortal para él y sus cachorros.

Sabía que podía llevar a sus cachorros en la boca, pero solo podía hacerlo uno a la vez, y no había tiempo suficiente. El sonido de los pasos de los cazadores se hacía cada vez más cercano, aumentando su ansiedad. Estaba dividido entre la necesidad desesperada de proteger a sus cachorros y la amenaza inminente que se aproximaba.