2- Tribo

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En la vasta sabana, bajo el cielo abierto teñido de tonos dorados por el atardecer, se erguía una tribu peculiar de híbridos. Cada uno de ellos, en su forma humana, exhibía características distintivas de guepardo: orejas puntiagudas adornadas con manchas oscuras, colas elegantes que se balanceaban con gracia, y ojos que a veces destellaban con el instinto depredador de sus contrapartes animales.

Entre todos los miembros de la tribu, Katsuki Bakugou se destacaba no solo por su apariencia impresionante, sino también por su fuerza y su furia. Su cabello rubio y su mirada ágil captaban cada movimiento en la sabana con precisión felina. Como todos los guepardos, poseía la naturaleza solitaria típica de su especie animal, pero allí, en forma humana, se unían en una comunidad para prosperar y sobrevivir.

Para la mayoría de los miembros de la tribu, vivir predominantemente como humanos era una elección natural, permitiéndoles interactuar con otras tribus humanas y adaptarse a un mundo en cambio. Sin embargo, algunos preferían conectarse más profundamente con su esencia animal, transformándose en guepardos para cazar o explorar la vastedad de la sabana.

En momentos de celebración, los híbridos se transformaban, mostrando sus formas de guepardo bajo la luz de la luna. El pelaje brillante reflejaba los rayos plateados, creando un espectáculo impresionante que conectaba a la tribu con su herencia ancestral.

En ese momento, Katsuki estaba en una cabaña modesta en la periferia de la tribu, vistiendo una ropa hecha de pieles y tejidos naturales. Su ropa consistía en una túnica de lino resistente, teñida con pigmentos naturales que variaban en tonos tierra y verde oliva. Atada a la cintura, una faja de cuero desgastado.

Sentado en un banco de madera rústica dentro de la cabaña, Katsuki gruñía de dolor mientras limpiaba las heridas en su brazo, rostro y torso con agua fresca. Cada arañazo y mordida recibía su atención, sus ojos rojos fruncidos levemente en concentración con cada toque del paño húmedo sobre la piel herida.

Después de limpiar las heridas, recurrió a una vasija de cerámica artesanal que contenía una crema medicinal hecha con hierbas locales, preparada por los curanderos de la tribu. La crema exhalaba un aroma reconfortante de hierbas silvestres y resina de árbol, mezcladas en una base de aceites naturales. Katsuki aplicó la crema en las áreas lastimadas, masajeando suavemente para que la mezcla penetrara en la piel y acelerara el proceso de curación.

Mientras aplicaba la crema de hierbas sobre sus heridas, Katsuki no podía sacar de su mente la imagen de aquel guepardo omega que se había cruzado en su camino. Sus pensamientos volvían a la intensa lucha por la gacela, una presa que él había avistado primero, decidido a capturarla para su tribu.

Los recuerdos de ese momento específico resonaban en su mente como un desafío no superado. Gruñía suavemente al recordar cada detalle de la lucha: la feroz batalla de garras y dientes, el enfrentamiento de dos voluntades decididas a dominar. Katsuki era un alfa por naturaleza, acostumbrado a tener éxito en sus cacerías, pero aquel omega había sido un adversario formidable, resistente y habilidoso.

La gacela habría sido suya, si no fuera por la intervención de aquel extraño omega. Katsuki estaba acostumbrado a ser el mejor en su tribu, y la derrota en esa disputa por la presa dejaba una punzada de incomodidad en su orgullo. No le gustaba admitirlo, pero el omega había despertado en él una curiosidad y una cierta intriga.

Bakugou estaba inmerso en sus pensamientos cuando sus oídos agudos captaron el sonido de pasos que se acercaban. Un gruñido bajo escapó de su garganta al reconocer los pasos pesados y familiares de sus, lamentablemente, amigos, Eijiro y Denki. Ambos eran híbridos como él, conocidos tanto por su curiosidad como por su persistencia.

Los pasos se acercaron más, y sin demora, la entrada de la cabaña se abrió con un crujido suave. Eijiro, con su cabello negro y sonrisa abierta, entró primero seguido por Denki, cuyos cabellos amarillos brillaban levemente a la luz de la antorcha. Ambos estaban vestidos con ropas simples de pieles de animales, sus orejas de guepardo perceptibles sobre sus cabellos.

Cortejo Inesperado [ BakuTodo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora