4- Cachorros

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Katsuki estaba reunido con Eijiro, Hitoshi, Ashido y Hanta. Todos estaban atentos, escuchando sus instrucciones. El ceño de Katsuki estaba fruncido, demostrando la seriedad de la situación.

― Debemos revisar el área. Si ven a cualquier maldito humano, escóndanse y regresen a la tribu. Tomen forma humana para evitar sospechas, no sean idiotas y se dejen atrapar ― dijo Katsuki con firmeza, sus ojos fijos en los miembros de la tribu.

Eijiro asintió, sus ojos rojos brillando con seriedad. Hitoshi, con su expresión usualmente calmada, parecía más alerta que nunca. Ashido y Hanta también estuvieron de acuerdo, listos para cualquier eventualidad.

― Entendido, Bakugou ― respondió Eijiro, dándole una palmada en el hombro a Katsuki como señal de apoyo. ― Vamos a hacerlo rápido.

― Nos reencontramos aquí en media hora — advirtió Bakugou.

― Entendido.

Con eso, el grupo se dividió, cada uno yendo en una dirección diferente. Tomaron sus formas animales, transformándose en guepardos. Katsuki observó mientras sus compañeros se dispersaban, cada uno desapareciendo en la vasta sabana con movimientos rápidos.

Se dio la vuelta y comenzó a moverse hacia su área designada. Bakugou se sentía mucho mejor desde la pelea con el otro guepardo omega. Sus heridas estaban cicatrizadas, y estaba ansioso por poner sus habilidades a prueba nuevamente.

Al llegar a un punto estratégico, Katsuki se transformó en su forma animal. Con un gruñido bajo, comenzó a correr, su cuerpo moviéndose con la velocidad. Cada paso era poderoso, sus músculos trabajando en perfecta sincronía mientras atravesaba la sabana.

El viento soplaba en su rostro, pero sus ojos estaban fijos en el horizonte, atentos a cualquier señal de peligro. Su mente estaba enfocada, cada pensamiento dirigido a la misión en mano. Katsuki sabía que la seguridad de la tribu dependía de su vigilancia.

Mientras corría, sus sentidos estaban en alerta máxima. Olfateaba el aire, buscando cualquier rastro de presencia humana. Sus oídos captaban cada sonido, desde el susurro de las hojas hasta los pasos distantes de otros animales. Sabía que cualquier distracción podría ser fatal.

Katsuki avistó un grupo de gacelas pastando a lo lejos, pero las ignoró. Su enfoque estaba totalmente en la búsqueda de cazadores. Sabía que los humanos podían ser impredecibles y peligrosos, y necesitaba estar preparado para cualquier eventualidad.

Al llegar a la cima de una colina, Katsuki se detuvo para observar el paisaje abajo. Levantó la cabeza, entrecerrando los ojos contra la luz del sol que iluminaba la vasta extensión de la sabana. La vista se extendía por kilómetros, proporcionando una visión clara de cualquier actividad sospechosa.

Entonces, Katsuki vio algo. Un coche estaba estacionado en una zona lejana. El brillo metálico del vehículo reflejaba la luz del sol, llamando la atención de Katsuki. Sus ojos se entrecerraron, enfocándose en el coche con un gruñido bajo que expresaba su incomodidad.

Observó atentamente mientras los hombres empezaban a salir del coche, sus figuras destacándose contra el fondo árido de la sabana. Katsuki se agachó y se escondió para no ser visto. Notó que se estaban dividiendo, cada uno yendo en diferentes direcciones. Uno de ellos parecía ser el líder, dando señales a los otros, coordinando la búsqueda. Katsuki se movió con cautela, descendiendo la colina y dirigiéndose detrás de una gran roca que ofrecía una buena cobertura.

Se acomodó detrás de la roca, sus ojos nunca desviándose de los cazadores. Observó cómo se dispersaban, yendo a áreas que parecían menos relevantes para su patrulla. La tensión en su cuerpo comenzó a disminuir, y un alivio cauteloso pasó por él. Atribuyendo la situación a una simple patrulla de cazadores que no parecía amenazar inmediatamente a la tribu, Katsuki decidió que podría regresar e informar a la tribu sobre lo que había visto.

Cortejo Inesperado [ BakuTodo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora