Un reloj cualquiera de una persona cualquiera marcaron las dos y treinta y dos de la noche. Una noche cualquiera en un barrio de Nueva York que nadie con dos dedos de frente se adentraría, menos borracha y con un par de tacones de 7 centímetros. Esa mujer joven, pelirroja y de ojos azules, con un vestido llamativo verde fosforito y un bolsito amarillo. El vestido resaltaba sus curvas. No llevaba casi maquillaje. Caminaba tambaleándose y a traqueteos. Miró su teléfono y suspiró. Un par de chicos les llamó la atención, uno rubio y otro moreno con una gorra, se miraron y se dirigieron hacia a ella riéndose. Uno de ellos le poso la mano en el hombro, ella no le dio mucha importancia y siguió.
-¿Te has perdido bonita?- le preguntó el rubio.
-¿Quieres que te llevemos a tu casa?- dijo el otro pasando su mano por su espalda hasta llegar a sus nalgas. Ella lo ignoró, en esos casos era mejor eso.
- No hace falta....se como llegar hasta allí.
- Es tarde, hay violadores y depravados por todos lados hoy en día. Déjanos que te acompañemos, como vas vestida cualquiera te pondría el ojo encima.- siguió el moreno juntándose a ella y bajándole uno de los tirantes del vestido.
- Nadie querría a alguien tan fea como yo.
- ¿Que? ¿Tu, fea?- El rubio se puso delante de ella, le puso las manos en los hombros y la acorralo en una pared cercana. - Tu no eres fea, tienes el cuerpo que cualquier hombre desearía.
Unas buenas tetas y un culo enorme.-Por favor, déjame en paz. - sin fuerza intento zafarse de su agarre.
- Déjame algo para mi. - se acercó por detrás su amigo. El rubio empezó a besarle a la chica el cuello, ella estaba visiblemente incómoda y le vomitó en la camiseta.
Se separó de ella y antes siquiera de poder vocalizar una palabra, el que fue su amigo le arrancó la cabeza de un bocado. El humanoide estaba sin ropa algun, mostrando sus carnes. Carecía de ojos y la piel se le adhería a los huesos. El cuello era largo, alrededor del doble del de un humano. Las manos igual de huesudas, sus largos dedos separaban el cuello de la cabeza para poder comérselo con más facilidad. Media mucho mas que el muchacho de la gorra, superando los dos metros. La sangre salpicó a la chica.
Se quitó los tacones y comenzó a correr por la calle, el humanoide la perseguía, pronto la alcanzaría. Dobló un par de esquinas, guiándose por las luces de los led de los locales, estaban vacías. El humanoide la seguía con cautela. Su piel blanca cambiaba de color con las luces. La muchacha llego hasta un callejón sin salida. La criatura la alcanzó y se abalanzó sobre ella. Abrió su boca mostrando sus dos filas de dientes afilados y rojos, como los de un tiburón.
No pudo cerrar la boca cuando sintió el sabor de sangre, pero no era la humana. Un segundo después notó por fin la katana clavada en su paladar. La pelirroja no estaba, en su lugar dos mechones de flequillo morenos goteaban unas pocas gotas de sangre humana en su lengua, sangre perteneciente al asesinado. La katana surco el resto de la boca hasta sacarlo. El ser blanco retrocedió y cayo al suelo. Regeneró el corte y se levantó. Observó una sombra dorada que torpemente saltaba hacia el. Dio un zarpazo al aire. Falló. Una ráfaga de brisa con olor a alcohol le dio en el rostro, un instante después su cabeza salido disparada y se aplastó en una de las paredes. El cuerpo se disolvió en un liquido verde apestoso y espeso. La cabeza calló e igual se disolvió. La silueta dorada suspiró y vomitó otra vez.
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✩°。⋆Hoshi⋆。°✩ (Borrador)
FantasiAl fin y al cabo el ser humano es ignorante, narcisista e individualista, por ello no sospecharian si su mejor amigo de toda la vida hubiera sido sustituido por lo que nosotros comprendemos como alienígenas, recreandose a nuestra imagen, misma voz...