Suficiente

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Mientras tanto en el recinto sagrado del Monte Olimpo, el padre de los dioses griegos, caminaba sin descanso por el salon. Irritado, furioso y sobre todo, hastiado de la situación.

Zeus pensaba en cada uno de los problemas con los que debía lidiar.

Para empezar, Poseidón había sido encontrado y estaba en manos de los humanos. Seguramente, estaban en camino hacia el Olimpo para completar la sentencia de su juicio.

Esto se lo confirmó el mensajero de Odin quien le había informado sobre la presencia de su líder para también conceder la condena de Loki ante el tribunal.

No había forma de evitarlo.

El segundo problema era que la humanidad contaba con aliados divinos que los apoyaban. Entre ellos, gran parte de su familia y de los nórdicos. Un enfrentamiento debía evitarse por ahora.

Llevó la mano a su cabeza recordando la traición de Hermes. Sabía que tarde o temprano, ese muchacho intentaría algo. Conocía el pesar de todos sus hijos pero jamás tuvo interés por salvarlos.

-Son dioses, después de todo - decía sin emoción.

El tercer problema recaía en sus hermanos. Hades estaba bajo el cuidado médico de las valkirias y los mortales. Aunque quisiera recuperarlo, enfrentar a los humanos en su propio territorio no era agradable. Por otro lado, desconocía el estado exacto de su hermano mayor.

Finalmente, aquello que más le preocupaba. Poseidón había sido capaz de atacar a su hermano. No era la primera vez, pero era algo impensable. Ambos tenían mejor relación que él. Solo por su obsesión con aquel einherjar, solo por un mortal que no siquiera era de su nación.

Debía admitir que tenía grandes habilidades y cierto encanto. Pero Sasaki Kojiro no era nada.

Aunque actuará y todo saliera a su favor, Hades y Poseidón habían roto un brecha entre ellos que tarde o temprano los llevaría a la ruina.

Ningún panteón desea que sus pilares se destruyan.

Ningún hermano desea que su familia se destruya.

Ningún dios desea que su poder sea destruido.

-Esto será un verdadero problema - dijo a si mismo saliendo al balcón.

Los rayos del sol inundaban todo el Valhalla. Le parecía cierta ilusión.

-"El Valahalla no puede darles paz a ninguno"- pensó.

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-Los dejaré solos, por favor Sasaki no te sobresfuerces - dijo Hirts dejando al humano acercase a la cama y retrocediendo hacia la salida.

-Gracias - susurró el japonés.

Una vez solos, el humano avanzó hacia el dios.

Pudo ver algunos cambios en Hades. La última vez que lo vió fue antes de ser encerrado en el templo griego. Proteo le informaba sobre su estado. Ahora podía verlo con sus propios ojos.
Su figura era más delgada, algunas zonas estaban cubiertas por vendas seguramente por una batalla. Su piel estaba más pálida y pequeñas ojeras se extendían debajo de sus ojos.

Sasaki Kojiro acercó su mano para sostener la del mortal. Estaba tan frío que al contacto, rápidamente, cubrió por completo la mano con las suyas. Necesitaba hacer algo.... Por más simple y tonto que pareciera.

Sentía impotencia. Era un hombre que no pudo intervenir y protegerlo.

-Es culpa mía. No debí.... querer más de lo que tenía... - decía el einherjar con anhelo en su voz. Casi como una lamento y una súplica - no debí decirte lo que sentía. Tampoco acercarme a ustedes. Solo ser un humano más en el Valhalla y quedarme junto a mi familia porque había cumplido con mí propósito - se reprochaba y acariciaba la mano del inmortal. Levantó la mirada hacia el rostro de su amado - tu querías que fuera feliz y, al mismo tiempo, no quiero que cargues conmigo. Debes despertar Hades-san. Seguramente el inframundo necesita de ti, la humanidad te necesita y tu familia debe estar esperando por ti - levantó una de sus manos y la llevó a su propio pecho. Un dolor en ese lugar le detuvo.

-"¿Por qué participé en esto?" - pensó el espadachín - "Brunildha reconoció mí valía y aún así no puedo dejar que esto suceda. No debo ser tan débil. Soy un humano y vencedor del Ragnarok"

El mortal soltó la mano del dios y se acercó a él. En un toque breve, suave y con demasiada tristeza besó sus labios.

- No soy digno de ti, Hades - san. Eres un dios capaz de sacrificarte por los demás . Es mí turno que haga algo por ti - expresó alejándose y después caminar hacia la puerta.

Logró abrirla con pesadez. Una vez afuera, Hirst lo sustuvo antes de desplomarse.

-Sasaki, no deberías....

-Hirts, llévame a la habitación. Lamento no ser de ayuda - dijo sonriendo

-No me molesta - expresó con ternura la guerrera. Gracias a Brunildha tuvo la oportunidad de conocer a un humano valiente y amable. Era curioso como había ganado su confianza fácilmente. Un guerrero que jamás había ganado una batalla en vida tenía derecho a un lugar en el banquete de los dioses.

Pero después del Ragnarok las valkirias comprobaron que cada uno de los Einherjar se lo merecía.

-¿Estás seguro de lo que dijiste? - preguntó la mujer.

-No deberías escuchar.... Eso es algo que haría Qin... - reprochó con cierta diversión.

-Solo lo haría por mi compañero. Era necesario, también. Te ayudaré siempre por eso hay algo que debes saber - dijo firme dejando al humano sorprendido.

-¿Qué sucedió? - preguntó

-Zeus ha prohibido el ingreso al Olimpo. Hermes, uno de sus hijos, ayudó a Qin a encontrarte. Además.... Poseidón está siendo llevado a cumplir su juicio. Si pensamos en todo y en lo que pasó en la fiesta. Es posible que tengamos que luchar - dijo la guerrera.

-Ya veo....- no había dudas -  Entonces debo recuperarme pronto - dijo sonriendo el mortal.

-Ya has hecho suficiente, Sasaki - respondió la mujer

El aludido negó con la cabeza.

-Si algo he aprendido con cada derrota es que nunca es suficiente
- sentenció.

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Tiempo después, el atardecer empezaba llegar a su fin.

El tirano de los mares mantenía su actitud indiferente ante la oscuridad que avanzaba sobre la celda.

-¿Ni siquiera te preocupa tu condena? - preguntó el dios nórdico recostado en una de las camas dentro de las celda - deberías ser más demostrativo, al menos con este pobre compañero

-Deja de hablar, escoria - le ordenó el rey de los mares. Luego cruzado de brazos abrió sus ojos.

-Ya veo... Entonces ya no necesitas a ese humano. Esto solo es un contratiempo para ti - señaló el nórdico con una carcajada - realmente eres insoportable

Sin darse cuenta, Poseidón había llegado hasta él y sujetaba su cuello con fuerza.

-Silencio, basura. ¡Ya es suficiente que esté cerca escoria! Tú eres solo un estorbo - ordenó con fiereza. Una vez que el dios comenzaba a quedarse sin aire, el tirano lo soltó.

Su cuerpo cayó al suelo.

-"Maldito...eso estuvo cerca"- pensó el inmortal. No temia al futuro.

Loki nunca tuvo miedo.

Solo envidiaba que los otra dioses pudieran conseguir tan fácilmente lo que deseaban. En cambio, el debía hacer todo. Llegar hasta el límite del bien y del mal.

Ahora, incluso ahora, solo quería pequeñín cerca.

Un humano que lo veía tal cual era. Sin tener expectativas, sin decepciones.

Un humano que le habría brindado un placer diferente a cualquier otro. Desafiante, terco y con la misma locura. Si hubiera sido un vikingo, seguramente su nombre hubiera resonado en todo su panteón antes. Quizás hasta podría haberlo conocido de otra manera.

-"Esto ya no es divertido" - pensó el dios mirando hacia las tejas frente a ellos.

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