Prologo

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El frio cadáver de Lois Callies estaba recostado sobre su cara alfombra de lana de oveja a un lado izquierdo de la puerta de caoba que permitía la entrada a la habitación. La sangre estaba por todas partes; toda la recámara era en un completo desastre.

Su despertador indicaba que eran las dos con cuarenta y siete minutos de la madrugada del día primero de julio de 2015. Para una chica de dieciocho años como lo era Lois sería un día perfecto: se encontraría con su novio Kevin Marcq de diecinueve años y juntos irían en su coche a un lugar lejos de la ciudad para pasarla bien y probablemente hacer el amor como solían hacer cada quince días. Pero ese día sería completamente diferente.

Lois era una chica hermosa cuando estaba viva; piel blanca como la harina que tanto utilizaba ella para preparar pasteles, su cabello castaño delicadamente ondulado que adornaba sus grandes ojos tono avellana y unos gruesos labios carnosos que ya habían pasado por la boca de varios chicos antes de conocer a Kevin.

El diario de la Preparatoria la había nombrado como la segunda chica más atractiva de último grado. Si tan solo hubiera estado más delgada era seguro que desbancaba a Alison Voght, la rubia voluptuosa que ocupaba el primer puesto.

Un charco color rojo carmesí abarcaba el cuerpo sin vida de Lois. La sangre no solo emanaba de las heridas mortales que había recibido en forma de rasguños que se notaban en su pecho, sino también de una pequeña abertura que Callies tenía en su cráneo.

Para que los padres de Lois encontraran la escena del crimen faltarían horas. Es que las obras de teatro duran demasiado; solía decir Carmela Callies eructando como excusa por llegar tan tarde oliendo a alcohol junto al padrastro de Lois.

Definitivamente esa madrugada ambos llegarían muy tarde y al entrar al cuarto de su hija pensarían que posiblemente un animal salvaje se había metido a la casa y atacó a la indefensa Lois; eso o que un maniático asaltante intentó robarles y como no encontró nada bueno de valor cobró la vida de su pequeña.

Pero obviamente estarían equivocados porque ninguno de ellos ni la policía de la ciudad sabrían lo que ciertamente le ocurrió a la chica que alguna vez fue bella y hermosa y ahora estaba irreconocible con la cabeza fracturada, el cuerpo bañado en su propia sangre que salía cada vez más de las tres profundas heridas que había en su delgada cintura.

No señor, nadie tenía idea de lo que en realidad pasó ahí. Ni la misma Lois pudo entender lo que ella dejó libre y que la había asesinado, pero sus amigos tenían una pequeña oportunidad. Podrían tal vez sobrevivir a Frederick Charles Krueger.

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La Familia KruegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora