Capítulo 7

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TOM

La noche había caído sobre Hamburgo, y el estadio vibraba con una energía electrizante que hacía que mi corazón latiera con fuerza. El famoso grupo de adolescentes estaba a punto de subir al escenario, y las miles de fans que los esperaban gritaban con una emoción contagiosa. Algunas chicas casi se desmayaban al ver a los miembros, y no podía evitar sentir una punzada de celos cada vez que mencionaban a Bill. ¿Cómo no hacerlo? Él era todo lo que siempre había deseado, y más.

Después de terminar el ensayo de todas las canciones, los chicos se dispersaron para cambiarse de ropa. El bullicio del backstage era como una sinfonía caótica, pero todo lo que podía pensar era en Bill. Vestía una chaqueta de cuero con tachuelas y unos pantalones ajustados que resaltaban cada curva de su figura. Y su sonrisa… Dios, esa sonrisa podía iluminar la noche más oscura.

Mientras los demás se preparaban, no podía dejar de observar a Bill. Su trasero se marcaba perfectamente en esos ajustados jeans, y mi mente se llenaba de pensamientos pervertidos cada vez que se movía. Me mordí el labio, tratando de contener mi emoción. Él se veía increíble, y no podía esperar a verlo en el escenario.

El momento llegó. Las luces se apagaron y el estadio entero quedó en silencio, solo para ser roto por el primer acorde de guitarra. Las luces estallaron en colores y los gritos de las fans llenaron el aire cuando Bill apareció en el escenario, su voz resonando con una energía eléctrica.

¡Buenas noches, Hamburgo! —gritó Bill, y el estadio entero respondió con un clamor ensordecedor.

La música llenaba cada rincón del lugar, y cada vez que Bill cantaba una línea, sentía que era para mí. Los celos y la admiración se mezclaban en mi pecho mientras lo observaba moverse con una gracia natural que solo él poseía. Cada movimiento suyo era una tentación, y mis pensamientos se volvían cada vez más oscuros y pervertidos.

Después del primer set, los chicos se tomaron un breve descanso. Me acerqué a Bill, mi corazón latiendo con fuerza.

Bill, estuviste increíble —dije, sin poder evitar el tono de admiración en mi voz—. Y... ese atuendo te queda perfecto. Realmente sabes cómo hacer que alguien pierda la cabeza.

Gracias, Tom —respondió, su mirada encontrándose con la mía por un instante eterno—. Estoy nervioso, pero emocionado. ¿Y tú?

Emocionado, definitivamente emocionado —mentí. En realidad, estaba muriendo de celos y nervios. Y, sobre todo, de deseo.

Mientras me esforzaba por mantener la compostura, Anya se acercó, su expresión seria. Era evidente que quería hablar conmigo a solas. Nos alejamos un poco del grupo, y ella no perdió tiempo en ir al grano.

Tom, ¿puedo hablar contigo un momento? —preguntó, su tono firme.

Asentí, siguiendo sus pasos hasta un rincón más tranquilo. Anya siempre había sido protectora con Bill, y no me sorprendía que quisiera saber más sobre mí.

¿Cuáles son tus intenciones con Bill? —preguntó, cruzando los brazos—. No quiero que lo lastimes.

Respiré hondo, tratando de mantener la calma. —Anya, mis sentimientos por Bill son genuinos. No quiero hacerle daño. Solo quiero estar cerca de él, cuidarlo y hacerle feliz.

Ella me miró con desconfianza, evaluando cada palabra. —Bill es importante para mí, como un hermano. Si en algún momento veo que le haces daño, te aseguro que no tendrás un momento de paz.

Lo entiendo —respondí, mirándola a los ojos—. No haré nada para lastimarlo, te lo prometo.

Anya asintió lentamente, aunque su expresión seguía siendo cautelosa. —Más te vale, Tom. Porque si te atreves a herirlo, te las verás conmigo.

El segundo set comenzó con la misma energía imparable. Cada canción era un viaje emocional, y Bill se entregaba por completo en cada nota. Cuando llegó el momento de "Monsoon", el estadio se llenó de una atmósfera casi mágica. Las luces suaves y los acordes iniciales crearon un ambiente íntimo, y Bill comenzó a cantar con una intensidad que me dejó sin aliento.

Cada palabra de la canción resonaba en mi corazón. Sentí que cada línea estaba destinada a mí, y mi amor por Bill crecía con cada nota. Mi mente seguía llenándose de pensamientos indecorosos sobre él, cada vez que se movía, cada vez que su voz alcanzaba una nota alta.

Al final del concierto, el ruido de la multitud era ensordecedor. Bill y los chicos se despidieron con una última canción llena de energía, y mientras salían del escenario, no pude evitar sentir una mezcla de euforia y alivio. Habían dado un espectáculo increíble, y Bill había demostrado una vez más por qué era tan especial.

En el backstage, los chicos se felicitaron entre sí, y yo me acerqué a Bill, mi corazón aún latiendo con fuerza.

Estuviste increíble, Bill —dije, con una sonrisa sincera—. No puedo dejar de pensar en lo... bien que te ves en ese atuendo.

Gracias, Tom —respondió Bill, su rostro iluminado por una sonrisa—. Estoy contento de que estés aquí para verlo.

Oye, si alguna vez necesitas ayuda para deshacerte de esa ropa tan ajustada, solo dímelo —dije, con un guiño, esperando que entendiera la indirecta.

Bill frunció el ceño, claramente confundido. —¿Deshacerme de mi ropa? No entiendo, ¿por qué necesitaría ayuda con eso?

Las risas de Andreas y los demás chicos resonaron en el fondo, y no pude evitar sonreír, aunque me sentía frustrado. Era obvio que Bill no captaba mis insinuaciones. Andreas se acercó, riéndose.

Tom, deberías ser más directo. No tiene idea de lo que estás diciendo —bromeó, y los demás lo siguieron, riendo a carcajadas.

Oye, simplemente estoy tratando de hacerle un cumplido —dije, tratando de mantener la dignidad.

Finalmente, decidí ser más audaz. —Bill, ¿qué te parece si celebramos juntos esta noche? Quiero invitarte a salir, solo nosotros dos, para festejar el éxito del concierto.

La sorpresa brilló en los ojos de Bill, y su sonrisa se amplió. —¡Claro! Me encantaría.

Mientras los demás chicos se reían de mis intentos de coqueteo, sentí una chispa de esperanza. Sabía que cada momento a su lado era una oportunidad para acercarme más, y estaba decidido a demostrarle que mis sentimientos eran genuinos. La noche había sido mágica, pero nuestra historia apenas comenzaba.


Una Segunda Oportunidad // TOLL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora