LUNA. (Pausada)

Capítulo 3

Salí de trabajar algo cansada, la verdad que lo que pasó con Fernando me decayó completamente. Estaba entrando al edificio cuando me topé con Alex.

- Hola. - Saluda con una sonrisa.

- Hola. - Le devuelvo el gesto.

- Te ves cansada, ¿Fue un día pesado en el trabajo?

- Un poco.

- Bien, te dejo descansar, aunque aún tenemos una salida pendiente.

- Sí, hablando de eso... El sábado tengo libre.

- Prefecto, nos vemos el sábado.

Le doy una última sonrisa y sigo mi camino, llego a mi departamento y me meto a bañar, pensando en todo lo que pasó, me recargo en la pared y me dejo caer lentamente abrazo mis  piernas y comienzo a llorar.

Sé que había pasado mucho tiempo y que todo esto había pasado por mi culpa, pero no podía evitar que me doliera.

Salgo de bañarme, me cambio y me acuesto en la cama tratando de dormir, pero el insomnio hizo de las suyas. Solo daba vueltas en la cama sin poder dormir.

Salí un momento al balcón a tomar un respiro, mi celular comenzó a sonar indicando una llamada por parte de Alex.

- ¿Hola?

- ¿Qué haces despierta a esta hora?

- ¿Me estás espiando?

- Quizá no te habías dado cuenta que mi departamento es el de al lado y no he podido dormir estos días.

Volteo al balcón y ahí estaba.
Saludo agitando la mano y él devuelve el saludo.

- ¿Por qué no puedes dormir? - Le digo tratando de sacar tema de conversación.

- He estado trabajando y dormí por casi todo el día, ahora no tengo sueño.

- Me pasa muy seguido.

- ¿Y tú? ¿Por qué esos ojitos no están descansando?

- Tomé mucho café hoy. - Miento.

- Linda pijama. - Yo volteo a ver mi camisa de un candidato del PRI.

- Lo último en la moda ¿No crees?

- ¿Eres diseñadora de modas o un vagabundo? - Dice riendo.

Así comenzó una gran charla que duró hasta el amanecer. Platicábamos de todo y él hacía unos chistes todos rancios, igualito a mi.
Cuando vimos que estaba por asomarse el sol decidimos cortar la llamada.
Me acosté en la cama y sin quererlo me quedé dormida. Me despertó una llamada a mi celular, cuando vi que era Lily me levanté de inmediato.

- Lily. - Digo en tono asustado.

- Audrey, es súper tarde, ¿en dónde estás?

- Lo siento, me quedé dormida.

- Rápido, llegaron las muestras de la tela y necesitamos que las cheques, además que tienes que presentar los bocetos.

- Ahora voy.

Me apuro a arreglar todo, me puse lo primero que encontré, tomé mi bolso y me fui.

Iba corriendo, justo cuando iba llegando a tomar el camión se pasó, malditos choferes, ven que uno va corriendo a alcanzarlos y hasta le aceleran. Entré en un cuadro de desesperación y corrí a la estación del tren.

Llegué y parecía que la vida me escupía en la cara, estaba repleto de gente y me tocó ir al lado de un señor que olía a todo lo que huele mal en este mundo, se los juro que iba a vomitar. Una vez me bajé del tren seguí corriendo hasta la oficina.

- ¡Lily! - Digo ahogada llegando a su escritorio.

- Audrey, piso de arriba, la segunda puerta, ya están todos ahí.

- Ok ¿Y los bocetos?

- Ya están ahí, ahora ve.

Subí corriendo las escaleras, abrí la puerta y todos voltearon a verme, no pensé que estuviera todo el club deportivo aquí.

- Buenos días. - Digo recomponiendo mi postura.

Di mi presentación y fue todo un éxito, les encantaron todos los diseños, durante toda la presentación me percaté que Fernando no me quitaba la vista de encima, yo trataba de sostenerle la mirada, pero no podía, sentía que me estaba clavando mil dagas en el pecho.
Una vez la presentación terminó me quedé en la oficina sola para recoser todo y tomar algunas notas.

- Audrey. - Me tensé al escuchar su voz.

- ¿Qué pasa, Fer?

- Crees que podamos hablar.

- Claro. - Digo con una sonrisa triste. - Pero creo que aquí no es el lugar.

- Te invito un café.

No supe que responder, yo aún tenía mucho trabajo y no me podía tomar esas libertades, pero realmente quería hablar con él.

- Solo será un momento. - Me dice para convencerme.

- Ok, solo guardo esto y vamos. - Digo haciendo referencia a los bocetos.

Los guardo y nos vamos a un pequeño café que estaba enfrente de las oficinas. Tomamos asiento y una chica tomó nuestro pedido.

- Cumpliste tu sueño de ser diseñadora. - Dice con una sonrisa.

- Y tú el de ser futbolista. - Le doy una sonrisa nostálgica, aún recuerdo como me contaba que quería ser el mejor futbolista de México.

- Pensé mucho esto de hablar contigo, no sabía que hacer cuando te vi aquí. - Toma un suspiro. - Sé qué ahora somos adultos y que tenemos que tener la madurez que en su momento no tuvimos.

- Ha pasado el tiempo suficiente para darme cuenta de mis errores y de verdad te ofrezco una disculpa. - Le digo un poco triste.

- ¿Por qué me dejaste, Audrey? Es lo único que he querido saber todos estos años, si me dices la verdad prometo dejarte en paz.

- Fer... Créeme que yo no quise, solo fue un mal momento para mi, no pensé bien las cosas y me besé con Alonso.

- No, no fue solo eso, estoy seguro que me terminaste por algo más, ¿Qué fue?

- No te lo puedo decir.

- ¿Por qué? - Comenzó a subir un poco su tono de voz. - ¿Te metiste con Alonso?

- No...

- Te revolcaste en su cama, ¿No es así? - Dice molesto. - Mi mamá siempre me advirtió que eras una... - Se quedó callado.

- Claro que no, yo nunca te haya hecho eso, y si solo venías a ofenderme es mejor que te alejes de mi. - Digo igual de molesta.

- Audrey...

Me levanto y me voy.
Él no tardó en tomar mi brazo para detenerme.

- Audrey, perdón, solo quiero saber la verdad.

- Eso pasó hace once años, supéralo. - Le digo cegada por el coraje.

Él suelta mi brazo lentamente y yo me voy lo más rápido que puedo.

¿Qué se creía para hablarme así?

Y si tanto le advertía su mamá, le haya hecho caso desde un principio, así nada de esto habría pasado.

Tardé en reaccionar a las palabras que le dije "Eso pasó hace once años, supéralo."

¿Cómo podía decirle eso, sí yo tampoco lo había superado?

No pude rehacer mi vida amorosa después de él, solo aprendí a vivir sin él, tenía que, pero ahora que regresó a mi vida.

¿Qué voy a hacer?

Holaaa, aquí Kai.

Perdón por abandonarlas por acá, pero tenía demasiadas ideas para mi otra historia.
Por si no la han leído, vayan a leerla plis.

Las quiero, que sí, que sí.

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