IV

5.6K 381 2
                                    

Capitulo Cuatro.

      SUS OJOS fueron abriéndose poco a poco, mientras su espalda se arqueaba contra el suave colchón y una sensación reconfortante llegaba a sus huesos, se metía entre su clara piel y penetraba en su alma como una refrescante ducha por la mañana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

  
   SUS OJOS fueron abriéndose poco a poco, mientras su espalda se arqueaba contra el suave colchón y una sensación reconfortante llegaba a sus huesos, se metía entre su clara piel y penetraba en su alma como una refrescante ducha por la mañana.
  Miró su entorno, atraída por algo más allá del entendimiento humano, aquello que haría temblar y esconderse a los niños bajo la falda de sus madres.

  Él estaba junto a la alta ventana, mientras el sol lo atravesaba como una fría y suave brisa.
  Tranquilamente el muchacho volteó para observar a su hermana levantarse de la comodidad de la cama.

  Llevando dos de sus dedos a los delgados labios, le indicó que hiciera silencio al ver la tentativa de la joven por hablar.

No ahora...— una melodiosa y suave voz escapó de la boca de aquel ser impregnando en los oídos de la Elfina.

  La joven exhibió un rostro de confusión, pero asintió con la cabeza confiando en su hermano mayor.
  Pero lo que ella no sabía era que aquel ser se encontraba observando meticulosamente la huída del vampiro lector de mentes en su lujoso auto negro, mientras su entrecejo se marcaba; furioso por las acciones que tomaba aquel inmortal.

  Inconscientemente la muchacha repasó su vista por aquella habitación en busca de sus compañeros, quienes dormían plácidamente en distintos sectores.
  Una sonrisa atravesó su rostro al ver a Chloe durmiendo sobre el hombro del guerrero Elfino, quién mostraba un leve puchero en sus labios. Al otro extremo de la cama, la morena comenzaba a despertar estirando sus brazos sobre su cabeza.

—¿El sol ya salió?— preguntó con voz ronca refregando sus ojos.

—Algo así —respondió Charlotte parándose junto a su hermano para contemplar el panorama — Parece ser que este pueblo no es muy destellante, las nubes están queriendo ocultar el sol.

—Ya veo, que mal— un gran bostezo escapó de la morena.

—Astrid, crees que a Edw...—su voz fue interrumpida por un fuerte retumbar en su oído, como el golpe de sus palmas al aplaudir—... ¿Hay búhos cerca?

  Los hermanos Evans habían formado una enigmática forma de hablar sin que nadie entendiese lo que éstos decían. A pesar de que solo eran capaces de escuchar a la joven, habían ciertas cosas que se convertían en obviedades si Charlotte las decía abiertamente, por lo que siempre empleaban estos tipos de mecanismos.

Seis en la cocina — informó el hombre, siguiendo con la mirada posada sobre el extenso bosque.

  La guerrera asintió y se giró para observar a su amiga, quién acostumbrada a tales actitudes confusas de parte de la peliblanca, continuaba su vida sin preocuparse de lo que ésta hiciera, comenzando a desenredar su sedoso cabello.

  Pronto, los dos faltantes comenzaban a despertar, o mejor dicho, la pequeña rubia despertó al otro cuándo, de un salto, se levantó asustada golpeando en el trascurso la cara del pacífico muchacho, el cuál confundido pegó un brinco en el sofá y tomó su arco a un lado de él apuntando a la adolescente.

— Ash, Chloe — se quejó el joven, bajando el arco cuando comprendió lo que había sucedido.

—Lo siento— se disculpó la niña formando una línea recta con sus labios.

Tuvo la misma pesadilla...
Otra vez— nuevamente aquella suave voz impregnó en los oídos de la guerrera, quién miró a la más pequeña con pena.

—Chloe—llamó Charlotte detrás de ella— Alístate, iremos al bosque.



<·•••·>

   Los pájaros entonaban melodiosas canciones mientras las muchachas caminaban con lentitud por aquel misterioso bosque, el cuál parecía relucir muchos secretos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


   Los pájaros entonaban melodiosas canciones mientras las muchachas caminaban con lentitud por aquel misterioso bosque, el cuál parecía relucir muchos secretos.

  Charlotte observaba en silencio como la jovencita mantenía la cabeza gacha, pareciendo una joven completamente distinta a quién exhibía todo el rato.
  Iba mirando sus zapatos planos de color verde mientras con sus delgados dedos acariciaba la maleza de los árboles cuando uno se presenciaba muy cerca de ella.
  Cansada del silencio, o más bien del malestar que acarreaba la menor, se acercó más a la joven para comenzar a hablar.

—Ellos están bien, Chloe —comenzó viendo cómo ella levantaba la cabeza para observarla con esa característica curiosidad que poseía — Debes dejar de recorrer todo el rato ese sentimiento que te empuja hacia abajo... entiendo que no es fácil, se lo que se siente, lo sabes...pero viajar todo el rato a ese momento no trae nada bueno, créeme —los ojos de la niña se cristalizaron sin siquiera esperar a que la mayor finalizara de hablar.

—Me enoja tener que soñar eso todo el rato — se sinceró, despejando pequeñas lágrimas de sus grandes ojos—Pero al mismo tiempo me doy cuenta que es lo único que tengo; yo jamás pude verlos, fue como si ellos se hubieran desintegrado completamente de la fas de la Tierra luego de ese día...

—Si no los ves es por una razón, y no porque tu don fallase o algo parecido — la mayor pasó uno de sus brazos por los hombros de la Elfina, acariciándola dulcemente —Ellos creen que necesitas pasar de página y pudiendo verlos solo retrasará eso— explicó la mayor, pasando las palabras que aquellos fantasmas le transmitieron durante aquel triste funeral.

   Por un largo rato, las dos Elfinas recorrieron aquel bosque, en busca de animales que recompongan la tristeza de la menor, pudiendo observar pájaros, mariposas, ciervos o conejos.
  A los ojos de la pequeña todo era hermoso, vivir era un acto simplemente bello, algo que la impulsaba a hacer más cosas que favorezcan su vida.

  Chloe Collins adoraba su gran poder, ese que se le fue otorgado una vez hubo nacido.
   La jovencita se maravillaba a día de hoy cuando un alma generaba un fuerte brillo, uno que deslumbraba como las llamas de una fogata, lo que significaba que aquel ser, sea humano, vampiro, metamorfo u otro, era puro; amaba desde lo profundo de su alma y no poseía grandes olas de maldad.

  Pero aquel don tenía su contraparte, una en dónde la muchacha podía saber si aquella persona o animal era maligno o tenía actitudes dañinas hacia los demás.
  Generalmente, la joven se mostraba muy amable con aquellas almas, sin importar si brillaban mucho o poco, pero con las oscuras...con esas era completamente distinta.
  Chloe Collins podía llegar a convertirse en una villana si quisiera, ya que moldear la escencia de una persona era un poder muy peligroso en este mundo.
  No, no solo podía verlas, sino que la Elfina era capaz de transformar a aquellas almas, cambiar sus esencias si así lo quisiera.

  Todos sabían que la adolescente era un arma de doble filo.





·

·

~•••★†·•••·†★•••~

°THE BOY IS MINE°   ||   Edward Cullen. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora