XXXVII

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Capitulo Treintaisiete.

   TRAS UN súbito despertar, Charlotte notó que su cama se hallaba humedecida justo en donde su cuerpo había reposado todo el rato

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   TRAS UN súbito despertar, Charlotte notó que su cama se hallaba humedecida justo en donde su cuerpo había reposado todo el rato. Pero no recordaba aquella pesadilla que había causado dicha molestia.

  La persiana se hallaba cerrada, creando un entorno oscuro. Pese a eso, Charlotte podía ser capaz de ver más nitidamente que como acostumbraba.

  Giró su cabeza con lentitud y dió un respingo en el lugar al toparse de lleno con el rostro de Edward.

  Se había olvidado por completo que aquella cama, almohadas y frazadas eran del vampiro, y peor aún, que todo fue comprado únicamente por ella.

— ¿Qué mierda haces?— espetó en un suspiro, haciéndose hacia atrás debido al susto causado— Pareces un fantasma.

— ¿Debería considerarlo un halago?— dijo con una ceja en alto.

— Por supuesto.— afirmó la voz de Rowan desde la otra punta de la habitación.

  El fantasma, tras decir aquello, había dado media vuelta para correr la persiana de una forma un tanto dramática. Se dejó apoyar contra el marco de la ventana, mientras observaba como el cielo era cubierto por una gran nube gris.

  Edward se quedó observando el lugar con una ceja en alto, entornando sus ojos en este tratando de ver siquiera una bruma clara.

  En muchas ocasiones, el vampiro había intentado meterse en la mente del elfo fallecido, pero lo único que consiguió fue un leve golpe de parte de éste. Claro estaba que era el hermano de Charlotte.

  Ella, sonriendo al notarlo tan concentrado y deseoso por ver algo, se acercó a la orilla del colchón. Puso sus pies sobre el suelo y comenzó a desenredar con sus dedos su largo cabello blanco.

  Pronto, sintió nuevamente la mirada penetrante de Edward en su nuca.

— ¿Estuviste ahí durante toda la noche?

— No necesito dormir, ¿recuerdas?— respondió él, rodeando la cama hasta llegar a donde estaba ella y agacharse a la altura de sus ojos— Aparte, no pensaba separarme de tí con todos ellos en la sala— agregó, haciendo alusión a los vampiros invitados— Prefiero estar en donde estés tú.

— Supongo que los Elfos no pasamos de ser percibidos tan fácilmente— una sonrisa se había incrustado en su rostro, mientras se paraba y se ponía a rebuscar en su bolsa.

— Cuánto ego, señorita Evans— pronunció él, siguiendo sus pasos.

  Edward se cruzó de brazos y se dejó apoyar en la pared blanca de su habitación, mientras ladeaba la cabeza a un lado para observar con una sonrisa cómo la chica sacaba una liga hecha de una textura similar a la de las hojas, algo que hizo que su sonrisa se expandiera aún más.

°THE BOY IS MINE°   ||   Edward Cullen. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora