𝕭𝖎𝖊𝖓𝖛𝖊𝖓𝖎𝖉𝖔𝖘 𝖆 𝕳𝖔𝖌𝖜𝖆𝖗𝖙𝖘

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1 de Septiembre 1993

Llegaron un tiempo después a las afueras de Hogwarts. Esta vez, sus amigos ya no se durmieron si no que se la pasaron hablando y comiendo para distraer a la pequeña Black. Que parecía extrañamente satisfecha con el encuentro con la "cosa esa" que le llamaba Alya.

Y claro, cuando llegaron se formó un gran alboroto: Cada niño llevando su equipaje, las lechuzas y las ranas alborotadas, la voces, los gritos.

Al bajar se encontraron con una lluvia intensa que mojó sus uniformes de inmediato, esta lluvia estaba tan helada que se sentía como un baño de hielos. Los pobres niños de primero iban a sufrir en su primer día al tener que viajar en bote.

—Pobres — murmuró Pansy viendo a los niños caminar encogidos por el frío — llegarán todos mojados a su elección de casas... que vergüenza.

—Que bien que no nos pasó a nosotros en primer año — habló esta vez Theo. Quitándose la capa para ponerla sobre la cabeza de Alya y Draco haciendo lo mismo por Pansy — Y además tienen que ir en el lago... ¿Cuánto apostamos que al menos uno de ellos se cae al lago negro?

—Hecho — aceptó Alya de inmediato — apuesto ocho galeones a que se caen mínimo tres.

Abrazó a su primo para que le de un poco de calor mientras iban hacia los carrujes. El rubio lo aceptó, pasando su brazo sobre sus hombros.

Llegaron a los carruajes que estaban en un camino lodoso. Estos eran jalados por caballos de aspecto aterrador. Solían darle tanto miedo a la Alya de once años pero cuando se dió cuenta que nadie más que Theo los veía, simplemente dejó de mencionarlo.

—Yo apuesto tres a que ninguno se cae — volvió a murmurar una temblorosa Pansy.

—Yo no apuesto, niñitos infantiles — Draco se burló en sus caras.

Y los tres se ofendieron aunque tenía razón, claramente.

Podrían ser infantiles, si. Pero la dignidad y el orgullo iban ante todo.

—Ay, disculpe, señor maduro a sus trece años.

—Si. Habló la rubia oxigenada con una obsesión por Potter.

—Eso mismo, chico maduro. El que no deja pasar la oportunidad de molestar a su amorcito.

Él solo suspiró en derrota.

—Nunca lo van a superar, ¿Verdad?

—Nop — hablaron los tres al unisonio.

—Como sea, estás mejor, Ally? —preguntó una preocupada Pansy.

—Si, eso creo. Al menos yo no me desmayé como Potter — se encogió de hombros y empezó a desvestirse de la ropa mojada para cambiarse, Pansy igual. Los chicos se pusieron a ver que tan limpio estaba el vidrio de la ventana ese día.

—Es normal.... Que algo le pase a Potter, digo. Parece que es perseguido por las desgracias —se burló Draco con la frente pegada a la ventana.

Theo sonrió, esperando ya el comentario de Alya a continuación.

—Tu también lo persigues ¿Sabes? — comentó con burla la niña Black.

Todos soltaron una risa menos un Draco con la cara roja.

—Ay... Ser perseguido por mí sería una bendición — se apresuró a defenderse.

—¿Quién querría ser perseguido por una rubia oxigenada con problemas de orgullo? —se burló esta vez Parkinson.

—A veces me pregunto porqué sigo siendo su amigo.

Las dos muchachas ya había terminado de cambiarse y se sentaron en su respectivo puesto cuando los tres, a parte de Draco, respondieron:

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SYRINGA PURPUREA  [𝙰 𝙷𝚎𝚛𝚖𝚒𝚘𝚗𝚎 𝙶𝚛𝚊𝚗𝚐𝚎𝚛 𝚏𝚊𝚗𝚏𝚒𝚌]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora