Capítulo 2

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- Es... ¿Aquí?

Miré el local con orgullo.

- Asi es.

- ¿Por qué lo dices así? Ni que fuera tuyo.

- Es del angelito - sonreí más orgulloso -

- Detente, que miedo.

Hizo una mueca asqueada para seguir caminando.

- Amargado...

Seguí sus pasos para entrar al local.

De inmediato, la lavanda suave me abrazó, haciendo que sonría como tonto.

- Buenas noches, bienvenidos.

Observé al omega de cabellos naranjas darnos la bienvenida.
Al reconocerme sonrió más amplio, sorprendido.

- Oh, el policía de esta mañana.

- Buenas noches - me incliné levemente, pasando mi mirada sin querer por el lugar - ¿Todo ha seguido bien?

No veo al omega, más sé que está aquí. Quizás no atiende todo el tiempo.

- Muy bien - aseguró - ¿Desean pedir algo?

- Si, mi amigo viene buscando un pie de manzana - tomé su hombro, viendo su expresión seria - ¿Tendrán?

- Claro que sí - empezó a tocar unas cosas en la pantalla - ¿Un pedazo o completo?

Miré a Kuroo en espera de una respuesta.

- Completo, por favor.

El chico asintió para seguir el proceso.

Me hice a un lado para dejarlo seguir mientras reviso sigilosamente hacia la puerta abierta del pasillo a un lado.

¿El omega estará bien? No siento nada raro, más bien siento un aroma dulzón que me está poniendo nervioso.

Es su lavanda, pero más dulce... Me hace sentir mariposas locas y activa unas ganas raras de estar cerca y asegurarme de su seguridad.

Muy raro, no es un celo, ni nada parecido a algo que haya sentido.

Me gusta mucho.

- Oye.

Giré algo sobresaltado para encontrar a Kuroo aún con expresión seria y una bolsa en su mano.

- ¿Ya?

- Hace rato, Bokuto.

- Oh - rasqué mi mejilla nervioso - Lo siento... Vamos entonces.

Miré al omega en la barra brindándome una leve inclinación de despedida que regresé algo triste para salir del local.

No lo pude ver...

- No simulas nada - se quejó mi amigo - ¿El pequeño es del que hablas?

- No - negué cabizbajo - ese es el compañero de trabajo supongo.

- ¿Si? El lavanda que decías lo sentí - lo miré atento - pero se sentía inusual... ¿No sabrás si tiene hijos?

¿Hijos...?

- No lo sé - confesé - ¿Por eso se sentía dulzón?

- Es el mismo que tiene Kenma - sonrió con torpeza.

- Ahora entiendo porque dices que me veo tonto hablando del omega - bromeé haciendo que salga de su burbuja para mirarme mal -

- Tsk, no molestes.

Iba a seguir, pero detuve mis pasos al escuchar una risa tierna.

"¡Má!"

Giré de golpe para encontrar aquella lavanda suave sonriendo dulcemente hacia una pequeña criatura de cabellos lisos y grandes ojos verdes.

LavandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora