Paternidad

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- ¡Ay carajo! Esto no puede estar pasando

Bueno, tampoco es que pudiera esperar demasiado. Literalmente las pocas semanas que lleva viviendo ahí se la ha pasado con solo dos mudas de ropa. No hace mucho había lavado una de esas prendas y justamente al bebé le da por vomitarse encima de la una prenda limpia que tenía. Third por supuesto se sintió mal al verlo enojado, empezando a llorar por esto mismo.

Second solo suspiro pesadamente, dejando al bebe sobre la colcha se quito la prenda y así poder alzarlo nuevamente, haciendo pequeños movimientos para calmarlo. El bebé lo veía con los ojos llorosos, su boquita hacia un perfecto arco mientras balbuceaba, en su cabecita buscaba la forma de disculparse pero simplemente no salían las palabras.

- Ay ya. No es tu culpa, es la mía por darte tanta leche. Vamos a dejar de llorar ¿va? - El bebé pareció entender pues dejó de hacer ruido, pero soltaba pequeños hipidos mientras miraba al alemán de forma lastimera y con un puchero en labios - es más, me acabas de hacer dar de cuenta que necesito traer mi ropa. Haaaa pero no quiero ir a mi casa, y lo que gane es para pagar cosas de aquí y tu comida, también necesito comprarte más ropa... y un coche, no puedo seguir dejándote en la caja ¿para cuando comienzas a gatear?

El bebé no le entendía mucho al vocabulario, así que solo atino a sonreír mostrando su casi ausencia de dientes.

- ... que diablos ¿Qué es eso blanco? - cuestiona el mayor abriendo con cuidado la boquita del infante. Le tomo algo de tiempo darse cuenta que ya le estaban creciendo los dientecitos - ... y de paso comprarte algo para que muerdas, ni creas que te voy a dar mi mano

El ceño fruncido en el infante fue suficiente para saber que si entendió lo que le dijo.

...

- Hombre pero que son esas pintas. ¿Esa es la nueva moda entre los jóvenes? - pregunto el austriaco viéndolo con una mueca

Llevaba una sudadera y una chaqueta en conjunto, el problema es que no tenia camisa debajo y al parecer la cremallera no iba más allá de la mitad, estaría mostrando su rojo pecho lampiño de no ser porque estaba cargando al bebé.

- No, el bebé me vomito encima y no tenía más ropa. Voy a mi casa a sacar lo que resta de mi vida, pero no puedo llevar al bebe conmigo

- ¿Por qué no? Tus padres ya han de saber que tienes un bebé ¿Por qué entonces como te sacaron de la casa?

Se dio cuenta que no le había contado toda la verdad a su jefe, y al juzgarlo creería que probablemente esté pensando que embarazó a alguien.

- te contaré todo cuando vuelva.

- Bien. Pero procura volver con más ropa encima, pareces vagabundo

Atino a rodar los ojos con fastidio mientras le entregaba el bebé al mayor, dándole un pequeño beso en la frente antes de irse.

Mientras caminaba hacia su antigua casa se dispuso a pensar ¿Qué iba a decir? ¿Llegaría a su casa y tomaría su ropa? ¿O primero hablaría con su padre? Daba igual el como lo hiciera o en que orden, el resultado iba a ser el mismo. Ninguno de los dos mayores apoyaría el que halla recogido un niño, después de todo es una boca más para dar de comer; quería incluso restregarles en la cara como había podido sobrevivir esas semanas allá, como había conseguido un trabajo y como se sostenía el mismo y al bebé.

Suspiro pesadamente viendo su antiguo hogar, todavía conservaba la llave así que decidió entrar sin más. Allá adentro se hallaba su padre y su madrastra mirando la televisión, al escuchar la puerta abrirse ambos voltearon a mirar a dirección; la primera en decir algo fue la mujer, la cual se levantó de la silla y fue directamente hacia el alemán menor.

Entre las ramas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora