Un Nuevo Mundo [Date a Live]

Capítulo 3: Leviatan

Un hombre de cabello color ceniza.y piel pálida, se encontraba de pie en el centro de su imponente oficina, rodeado de estanterías llenas de libros antiguos y artefactos misteriosos. Sostenía en sus manos un grueso libro encuadernado en cuero oscuro, ese libro se trataba de más y menos que el rey demonio Beelzebub.

Concentrado, el hombre hojeaba las páginas amarillentas del libro, sus ojos negros miraban las páginas del rey demonio. El aire en la habitación parecía cargado, lleno de una energía tensa y expectante.

A su alrededor, varias niñas vestidas con trajes de monja blancos y negros observaban en silencio, sus rostros jóvenes y pálidos mostraban una mezcla de curiosidad. Algunas de ellas sostenían velas encendidas, cuya luz parpadeante proyectaba sombras danzantes en las paredes de piedra.

Ese hombre era Isaac Westcot, quien levantó la vista del libro por un momento, sus ojos brillando con una mezcla de fascinación y cautela. Las niñas, todas con largos cabellos oscuros y expresiones serias, esperaban sus instrucciones en silencio, como si estuvieran a punto de presenciar algo más allá de su comprensión.

— Así que... Estaba tan desesperado — Westcott sonrió con malicia, mientras cerraba a Beelzebub — Qué fascinante —

—Nee-neee Otou-san — Una de las niñas se acercó a él mientras flotaba — ¿Te dijo algo curioso? ¿Qué pasa? ¿A quien debemos matar? —

La niña tenía un tono divertido en su voz, algo literalmente tenebroso teniendo en cuenta su apariencia.

Las demás niñas asintieron en silencio, mostrando una curiosidad implícita en las palabras del hombre de cabello ceniza.

— ¡Ike! —  Una hermosa mujer rubia, de ojos púrpura y piel pálida entro en la oficina sosteniendo una serie de documentos — Todo está listo para lo que planeamos —

—Hay un ligero cambio de planes, Ellen —
Westcott dijo con una sonrisa divertida en su rostro.

— ¿Qué clase de cambios?—

— ¡Ya escuchaste a Otou-san cuarentona! — Una de las niñas dijo, mientras sacaba su lengua buscando irritar a la mujer — ¡Tu solo dedicate a obedecerlo! —

— Tsk... Odio a estas mocosas Nibelcoles —

— Beelzebub esta actuando de manera extraña — Nuevamente abrió las páginas del libro — Al querer indagar más sobre cierto asunto, las páginas se tiñen completamente de negro ¿No te parece curioso, Ellen? El rey demonio qué me da una absoluta omnicencia resulta que ahora limita mi conocimiento —

— ¿Qué es lo que viste exactamente? Y no solo eso ¿Qué es lo que no te deja ver? —

— Un final no deseado, pero... No soy alguien que suela repetir sus errores dos veces — Westcott se levantó y empezó a caminar hacia la salida de la oficina siendo rodeado por las Nibelcoles — Itsuka Shidou, me haz impresionado, sin embargo no seré tan confiado esta vez —

(...)

Las calles de Ciudad Tenguu estaban desoladas; todas las personas habían evacuado rápidamente tras la advertencia del terremoto espacial. Sin embargo, siempre hay excepciones.

Miembros del AST merodeaban por el cielo en busca del origen de las ondas espirituales, esperando encontrar al espíritu recién aparecido.

Mientras tanto, Shidou y su grupo buscaban sin éxito.

— Hay algo extraño...—
Señalo Shidou algo incómodo.

— ¿A qué te refieres con "extraño"? —
Preguntó Origami.