Capitulo 6: Dos Inversiones

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Sentado en su oficina, Isaac Westcott hojeaba con concentración las páginas de su "Rey Demonio" A pesar de la aparente calma, su semblante revelaba una inquietud inexplicable, un nerviosismo latente que parecía resonar en el aire. La oficina, que normalmente vibraba con la agitación de los Nibelcoles en juego y en conflicto, estaba ahora envuelta en una tensa quietud. Los diminutos seres estaban alertas, sus ojos fijos en la puerta, como si esperaran que una amenaza inminente se deslizara a través de ella en cualquier momento.

De repente, la puerta se abrió de golpe y Ellen irrumpió en la oficina. Vestía su unidad CR de combate, notablemente dañada, con cicatrices y abolladuras que evidenciaban un reciente enfrentamiento.

— ¡Ike, debemos irnos AHORA! — Ellen exclamó con urgencia, la desesperación palpable en su voz. — ¡Ike! ¡¿Me estás escuchando?! —

Westcott levantó la vista de su libro con una sonrisa de sorpresa que no alcanzaba sus ojos.

— Oh, Ellen, qué sorpresa verte en un estado tan... lamentable. No imaginé que alguien pudiera infligirte tal daño —

— ¡No estoy de humor para tus comentarios! Artemisa nos está ganando tiempo ¡Vamonos ya! —

— Nee Otou-san, percibo una inmensa energía negativa del otro lado... —
Una de las Nibelcoles, con un tono preocupado, intervino.

— No me agrada —
Agregó otra Nibelcole, su tono cargado de inquietud.

Antes de que pudieran hacer más observaciones, un estruendoso estrépito resonó en la oficina. La puerta se desintegró en astillas y Ellen, que estaba apoyada contra ella, fue proyectada violentamente contra una pared, que también se desplomó en ruinas.

Artemisa yacía en el suelo, herida gravemente en el abdomen, pero lo que captó la atención de Westcott no fue la caída de su aliada, sino la presencia que se alzaba en el umbral de la destrucción.

— Vaya, qué inesperado — Dijo Westcott, levantándose con una sonrisa de satisfacción. Sus ojos se posaron en la figura que surgía de entre los escombros. — ¡Un espíritu, mucho más poderoso que los demás! —

La figura femenina apareció, su presencia imponía un aura ominosa. En su mano derecha, llevaba unas garras afiladas de un negro profundo, y su aspecto sombrío contrastaba con el brillo de su cabello blanco como la nieve. Su piel pálida y sus ojos sin pupilas reflejaban un desprecio absoluto. La expresión en su rostro era una mezcla de repulsión y furia contenida.

— ¿Belzebub te lo mostró? —
La voz del espíritu era apagada, casi desinteresada, pero Westcott reconoció la frialdad en su tono.

— Qué extraño — Comentó Westcott con un aire de desdén. — No creo que nos hayamos encontrado antes, pero siento algo familiar en ti—

La figura avanzó lentamente, sus garras afiladas reluciendo amenazadoramente. Su presencia emanaba una furia palpable.

— No hay otro ser en este mundo que odie tanto como te odio a ti —

Antes de que el espíritu pudiera atacar, las Nibelcoles, obedientes a su instinto, intentaron enfrentarse a ella. Pero en un abrir y cerrar de ojos, fueron desintegradas por la fuerza devastadora del espíritu. Más y más Nibelcoles emergieron de Belzebub, pero no lograron más que nublar la visión de la entidad imponente.

Cuando finalmente el polvo se asentó y el tumulto cesó,  tanto Westcott como la inconsciente Artemisa habían  desaparecido, como si se hubiera desvanecido en el aire.

(...)

Horas después de la conversación entre Shidou y Reine, un sentimiento de desazón y frustración se cernía sobre él. Shidou, incapaz de convencer a Reine de regresar a Fraxinus o de unirse a las demás, se encontraba sumido en una profunda reflexión. Reine, abrumada por la culpa de los eventos pasados, había decidido que no estaba lista para enfrentarse a las demás.

Un Nuevo Mundo  [Date a Live] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora