Mis ojos parpadearon lentamente y un dolor sordo invadió mi cabeza, una sensación familiar que en realidad no conocía del todo. A medida que abría los ojos, algunos detalles de mi nueva ubicación comenzaron a formarse a mi alrededor. Lo primero que percibí fue un olor agrio y húmedo, como a tierra fangosa, pero en el fondo, de forma muy sutil, un desagradable hedor similar al de los alimentos descompuestos, y quizás al sudor de hombres tras un día de trabajo.
—Ah... —bufé agotado—. Mi cabeza... —dije con una voz gruesa que prácticamente no reconocía.
Lo siguiente en despejarse fueron mis oídos, y el bullicio de unos jóvenes comenzó a atosigarme. Casi por instinto, volteé a observarlos debido a su estridente comportamiento, pero entonces mi mente volvió en sí y recordé los últimos acontecimientos. Mi tiempo con aquel Dios fracasado había terminado, era obvio que ya no estaba en aquel vacío infinito.
El sonido de las voces llenó mis oídos. Donde dirigí mi mirada, encontré a un grupo de adolescentes mal vestidos que reían y gritaban cerca de mí, justo debajo de una especie de lámpara que iluminaba sus cercanías con una luz amarilla. Cuando mis ojos se ajustaron, pude ver incluso en el fondo de la habitación, entre las sombras, a diferentes personas con capuchas que parecían estar comiendo en silencio, procurando no llamar la atención de nadie.
Mientras intentaba procesar todo lo que llegaba a mis sentidos, el dolor sordo volvió a atacar mi cerebro.
—Ah... —volví a quejarme, casi como un simple gruñido.
Nuevamente, solo por instinto, giré la cabeza y observé mis manos... Eran muy diferentes. Mi vida siempre había sido un recorrido pacífico y relativamente calmado. Aunque en algunos momentos trabajé en actividades de fuerza bruta o que requerían agotamiento físico, la realidad era que mi cuerpo no se parecía en nada al de un obrero o un trabajador de maquinaria. De hecho, muchas de mis amigas solían hacerme bromas cuando se daban cuenta de que mis manos eran mucho más suaves y tersas que las de ellas. Siempre les respondía que era más culpa de ellas que un beneficio mío, ya que yo me las cuidaba y las mantenía limpias. Aunque debo admitir que, en el fondo, siempre supe que se debía a que mi trabajo estaba enfocado al desarrollo mental, y el desgaste de mis manos y yemas de los dedos, si es que alguna vez lo tuve, era por el uso excesivo de aparatos electrónicos.
Pero las manos que tenía frente a mí, no podrían estar más lejos de esa descripción. Donde alguna vez estuvieron mis delicadas manos de oficinista, había ahora unas manos robustas, golpeadas por la vida y llenas de callos. Se podían diferenciar fácilmente varias cicatrices, e incluso parecía que tenía una o varias uñas encarnadas.
—Qué desagradable... —murmuré al ver aquellas manos—. ¿Qué has hecho conmigo ahora, Dios fracasado?
—Oye, ¿entonces sigues con vida? —se escuchó una voz gruesa, aunque femenina.
Con el borde de mi mirada supe de inmediato que me estaban hablando a mí, ahi se encontraba una mujer adulta, robusta y morena, observando con sus ojos verdes y cansados.
—Me miraste, entonces asumiré que sí —dijo, levantando una de las cejas y recogiendo un vaso de madera que estaba justo enfrente de mí—. Si planeas morirte, hazlo fuera de mi taberna, pero paga antes de irte —dijo, y sin esperar ningún tipo de respuesta, ella se alejó y fue directamente hasta el otro lado de la barra, ahí sirvió un poco de un líquido amarillo y espumoso en el mismo vaso que me había quitado, pero ahora para otro cliente.
Para aquel momento, yo ya había aceptado el hecho de que ya no me encontraba en aquel vacío. Esto era definitivamente algún tipo de taberna para ebrios de malvivir. También estaba claro que me encontraba enfermo o envenenado y, además, que mi presencia aquí era mucho menos que relevante.
ESTÁS LEYENDO
Campeones y Dioses
FantasyUn joven humano es seleccionado para ser el campeón de un dios que está al borde de la desaparición, bajo la amenaza de perder aquello que más ama, el joven ahora debe encaminarse en una misión para brindarle poder e influencia a su promotor indesea...