3.•°♥§|Escenarios|•

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Después de que Helen le diera un puñetazo al joven se escuchó la campana que indicaba que las clases comenzarían pronto, ambos muchachos fueron a sus respectivas aulas, aunque tenían que tomar clases distintas.

—Matemática... No lo puedo creer, está clase es demasiado aburrida.— Él joven parecía demasiado cansado.

Mientras la profesora explicaba las ecuaciones, los problemas y todo lo demás se percató de que él joven no estaba prestando atención a su clase.

—Joven Aritz, debería de prestar más atención en mis clases. Si sigue siendo tan vago reprobará en mi materia, debería de aprender más de sus compañeros, son tan educados y disciplinados que usted.— La maestra parecía muy molesta.

Aunque Aritz no le dió mucha importancia, y miró a uno de sus compañeros. La maestra se encontraba muy irritada ante la actitud del joven, así que golpeó el pupitre del contrario.

—Joven Aritz... He sido muy paciente con usted, si sigue comportándose así... Obtendrá un cero en mi clase y también si sigue comportándose de esa manera... Tendré que mandarlo a la dirección con un reporte y una suspensión.— Dijo muy irritada.

—Lo siento mucho... Yo no quería, es solo que...— Suspiró con pesadez.

—¿Qué?..— Aunque estaba irritada, tenía curiosidad de porque su estudiante se comportaba de esa manera.

—Bueno... En estos días he tenido complicaciones con mi salud, incluso estuve internado en el hospital.— Se sentía apenado de haberlo dicho... Y más en frente de sus compañeros.

—Siento mucho de lo que le sucedió... Pero no puede dejar que eso afecte en su estudio, lo dejaré pasar está vez... Pero será la última, joven Aritz.—

Lo dijo de una forma bastante seria y fría que hizo que Aritz temblará ligeramente.

—De acuerdo, lo entiendo.— Se sentía nervioso, aunque en su expresión mostraba calma.

La maestra relajó su expresión y suavizó su voz y continúo con la clase, aunque por dentro se sentía un poco conmocionada por lo que le dijo su estudiante.

Sabía lo que le había ocurrido, lo sabía. Aunque se negaba a creerlo.

... Unas cuantas horas después...

La campana había soñado de nuevo, ya era hora del receso.

Los demás estudiantes y compañeros del joven habían salido de su curso.

Algunos charlaban, otros comían, peleaban o simplemente jugaban.

Aritz se quedó completamente solo y exhausto en el aula, sentía que sus párpados le pesaban y sin poder evitarlo, se quedó completamente dormido en el pupitre en el que se encontraba sentado.

...~•°§|×∆×|§°•~...

Era un día soleado, casi todos estaban entrenando o estaban en misiones. Casi todos tenían un día muy ocupado y estaban entre compañeros o recibiendo lecciones de sus maestros.

Ah... Por supuesto, excepto dos jóvenes que se habían escapado hacía el bosque.

¿Por qué lo habían hecho? ¿Qué harían dos adolescentes que pasaban por la pubertad solos en un bosque?

Averigüemos.

—Estoy cansado de caminar... Ruby, y además... ¿A qué vinimos?— Decía un poco exhausto.

—Solo quería decirte algo.— Dijo la pelirroja.

—¿Y que es tan importante para que nos alejemos tanto de nuestros compañeros de armas?— Se sentía curioso y su expresión paso de cansada a confundida.

—Bueno yo...— Estaba titubeando, se sentía muy nerviosa. No sabía cómo se lo tomaría el contrario.

—Solo dilo, Ruby.— Se sentía mucho más curioso, se acerco a su compañera y la miró a los ojos. No tardó en notar su claro nerviosismo.

—Yo... Yo...— La pelirroja solo titubeaba y no se entendía muy bien lo que decía.

—Vamos... No me hagas esto, Ruby.—

La mencionada se acercó al contrario y le susurró algo al oído.

...~•°§|×∆×|§°•~...

Él joven seguía dormido en su pupitre, solo durmió unos minutos hasta que sintió una mano tocando su espalda.

Sabía perfectamente de quién era esa mano tan calida y suave como el terciopelo. Así que decidió molestarlo un poco.

—Vamos... Estrella del amanecer.— Decía el castaño con tono burlón.

—... Mmm... No... No quiero...— Se quejó.

—... Así que no piensas levantarte, bien... Puedo lidiar con eso.— En su rostro apareció una sonrisa un tanto traviesa.

—Mmm...— Él joven no respondió, se sentía muy cansado para responder siquiera al contrario.

Después el joven escuchó unos pasos salir fuera del aula, ya se había ido o eso creía.

—... Mmm... Idiota...— Susurró el joven en un tono casi inaudible.

Después volvió a quedarse dormido.

Unos momentos después sintió un frío líquido en su cabeza. Se despertó rápidamente y miró a su alrededor, buscá con su vista al culpable de haberlo mojado.  Hasta que lo encontró.

—¡¿Qué crees que hiciste?!— Dijo alzando la voz, se notaba que estaba muy molesto.

—Mmm... Vamos no es tan malo, solo te derramé un poco de agua en la cabeza, por lo tanto... Solo te mojé un poco.— Dijo en un tono de burla mirando al menor.

—... Solo un poco... ¿Solo un poco?.. ¡¿Solo un poco?!— Se repetía para si mismo, no quería decirlo en voz alta... Tampoco gritarle a su amigo.

Aunque por fuera su expresión no tardó en endurecerse, matando con la mirada a quien se hacía llamar su amigo.

—Hey... Tranquilo viejo.— Dijo el castaño en tono de burla, acercándose al menor con una toalla en la mano.

Al parecer ya había estado preparado en todo lo que podría llegar a ocurrir, aunque no se esperaba que su amigo estuviera tan furioso con el.

Después se inclino hasta quedar a la altura del menor tratando de secar su cabello con la toalla.

Aunque por el contrario el menor estaba claramente enojado e irritado... No había ninguna pizca de diversión en su rostro.

—Oye... Deja de mirarme así, Aritz...— Dijo en un tono divertido, aún se secando el cabello del menor.

Su expresion se endureció más al oír el tono divertido del mayor y no se quedó callado ante tan acción.

—No veo a qué le vez lo divertido... Literalmente, acabas de empaparme.—

—Oh... De verdad  lo lamento, es solo que... Quería molestarte, al menos un poco...— Se arrepentía internamente, aunque pensó.— Te lo merecías... Ya tienes una cucharada de tú propia medicina.—

Esto irritó aún más al menor y lo apartó de golpe.

... Continuará...

🅂🅄🄴🄽̃🄾🅂 𝕊𝕖𝕔𝕣𝕖𝕥𝕠𝕤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora