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PVO NAMI

Hice señas a un taxi con el corazón hecho pedazos. Cerré la puerta y me limpié las lágrimas que había logrado disimular delante de esa serpiente que lo tenía enganchado del brazo. No quería enfrentar lo que había visto. No sabía si él tenía la culpa, pero no podía evitar la sensación amarga y dolorosa en la boca del estómago, como si todo hubiera sido una broma de mal gusto.

Me di la vuelta para verlo, derrotado frente al edificio, y lo vi entrar. Seguro iba de nuevo al estacionamiento. Unas lágrimas volvieron a bajar por mis mejillas. No sabía por qué me afectaba tanto… ¿a quién quería engañar? Me decepcionaba profundamente pensar que esa víbora tenía clavadas sus zarpas en él y que no parecía querer alejarla.

‘¿Para qué hablarme o coquetear conmigo si ya tenía planes con ella? ¿Tanta cara de idiota me vio como para hacer esto?’

La amarga decepción me golpeó con fuerza. Sentía como si un peso enorme me aplastara el pecho, dejándome sin aliento. No creía poder reponerme, aunque para ser sincera, sabía que tendría que volver a verlo en el trabajo y ponerme mi máscara de profesional. No podía permitir que me afectara tanto, no aún sin saber si siquiera estoy enamorada de él.

Cada lágrima que caía era un recordatorio del dolor que sentía, de la esperanza rota y de los sueños que se desvanecían. La tristeza y la rabia se mezclaban en mi interior, creando un torbellino de emociones que me dejaba exhausta. No sabía cómo seguir adelante, pero sabía que tenía que encontrar la fuerza para hacerlo, aunque solo fuera para mantener mi dignidad intacta.

El taxi avanzaba lentamente por las calles, y cada bache en el camino parecía resonar en mi corazón herido. Miraba por la ventana, viendo pasar las luces de la ciudad, pero todo se veía borroso a través de mis lágrimas. Recordaba cada momento que habíamos compartido, cada sonrisa, cada palabra, y me preguntaba si todo había sido una mentira.

Al llegar al apartamento, entré velozmente y cerré la puerta, apoyándome en ella mientras soltaba un fuerte suspiro. Traté de recomponerme y fui hacia la cocina para sacar de un pequeño armario la botella de sake que tenía para estas emergencias. Puse mi lista de reproducción para estas ocasiones, ya que necesitaba acompañar mi melancolia con música acorde a mi estado de ánimo, y bajé el volumen para que se escuchara suave.

No había tenido buenas relaciones, y esto sinceramente no sabía cómo clasificarlo. Me serví un shot que bebí de una sola vez. Mi teléfono no había parado de sonar desde que había salido del trabajo, y no tenía ganas de enfrentarme a Luffy. Por eso mismo opté por silenciarlo y atenué las luces para que no se viera si estaba o no en casa.

Al ritmo de “Day and Night” de Jung Seung Hwan, me tomé otro shot de sake. La melodía melancólica llenaba el espacio, resonando con mi tristeza. No estaba para nadie. Suspiré, sabiendo que sería una noche larga.

Cada sorbo de sake quemaba mi garganta, pero el dolor físico era un alivio comparado con el tormento emocional que sentía. Me dejé caer en el sofá, abrazando una almohada como si pudiera consolarme. Las lágrimas seguían cayendo, incontrolables, mientras la voz suave de Jung Seung Hwan cantaba sobre el dolor y la soledad.

Miré mi teléfono, viendo las llamadas perdidas y los mensajes sin leer. La tentación de responder era fuerte, pero el miedo a enfrentar la realidad me paralizaba. ¿Qué podría decirle? ¿Cómo podría explicar el dolor que sentía sin parecer débil?

La noche avanzaba lentamente, cada minuto se sentía como una eternidad. La música seguía sonando, cada nota parecía resonar con mi corazón roto. Sabía que tendría que enfrentar a Luffy eventualmente, pero por ahora, solo quería perderme en la tristeza, dejar que el dolor me envolviera hasta que no quedara nada más.

*.✧_Inesperado Amor: Las estrellas alineadas _✧.*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora