Capítulo 3: La Manipulación

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En casa, Irene demostraba ser muy distinta a la imagen perfecta que proyectaba. Su habitación siempre estaba desordenada, con ropa y objetos esparcidos por el suelo. Una tarde, su madre, la señora García, entró en su habitación.

—¡Irene! ¿Cuántas veces tengo que decirte que mantengas tu cuarto limpio? —dijo su madre, mirando alrededor con desaprobación.

—Lo haré después, mamá. Estoy ocupada ahora —respondió Irene sin levantar la vista de su teléfono, donde estaba revisando sus redes sociales.

—No puedes seguir dejando todo para después. Deberías aprender a ser más responsable —insistió su madre, recogiendo una camisa del suelo.

—Mamá, de verdad, lo haré. Solo necesito terminar esto —dijo Irene, visiblemente molesta.

—Siempre dices lo mismo, Irene. La vida no es solo tus redes sociales. Tienes que aprender a manejar tus responsabilidades también —dijo su madre, antes de salir de la habitación frustrada.

Irene suspiró y volvió su atención a su teléfono, donde revisaba las fotos que había tomado recientemente, asegurándose de que todas fueran perfectas para sus seguidores.

Con Marta y Carlos fuera del camino, solo quedaba Javier. Irene sabía que él sería el más difícil de manipular. Era reservado y siempre parecía analizar todo cuidadosamente. Sabía que debía ser más sutil.

Sentada en su habitación, Irene reflexionaba sobre su estrategia. Javier era un amante de los libros y solía pasar mucho tiempo en la biblioteca. Irene decidió que su enfoque sería ganarse su confianza a través de intereses comunes.

Al día siguiente, se dirigió a la biblioteca, donde encontró a Javier leyendo un libro de filosofía.

—Hola, Javier. No sabía que te gustaba la filosofía. Me encanta este tema —dijo Irene, sonriendo mientras se sentaba frente a él.

—Hola, Irene. Sí, es uno de mis intereses. ¿Qué libro estás leyendo ahora? —preguntó Javier, ligeramente sorprendido por su presencia.

—Estoy leyendo "El mundo de Sofía". Es fascinante cómo presenta la historia de la filosofía de una manera tan accesible —respondió Irene, mostrando el libro que había traído para la ocasión.

—Ese es un gran libro. ¿Qué piensas sobre la teoría de las ideas de Platón? —preguntó Javier, intrigado.

La conversación fluyó de manera natural, y poco a poco, Irene comenzó a plantar dudas sobre las intenciones de Marta y Carlos, sin hacer declaraciones directas.

—Es interesante cómo las ideas pueden influir en la percepción de la realidad. A veces me pregunto si nuestras amistades también están basadas en ideas preconcebidas —comentó Irene, mirando a Javier con interés.

—¿A qué te refieres? —preguntó Javier, frunciendo el ceño.

—Solo que, a veces, las personas no son lo que parecen. Es difícil saber quién es realmente honesto con nosotros —respondió Irene, dejando que la duda se instalara en la mente de Javier.

Javier, aunque inicialmente escéptico, comenzó a reconsiderar sus percepciones, influenciado por la aparente sinceridad y conocimiento de Irene.

A medida que las tensiones aumentaban y las relaciones se deterioraban, Alejandro se encontraba más aislado que nunca. Irene, por su parte, continuaba su ascenso en el círculo social, consolidando su influencia. Sin embargo, la verdad siempre tiene una forma de salir a la luz, y la revelación final estaba a punto de desencadenar una serie de eventos que cambiarían todo.

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