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2024

Pamela nunca había sido muy fan del fútbol, pero este año la Copa América había adquirido un significado distinto. Le generaba una emoción inexplicable, y aunque estaba segura de que su equipo no se llevaría la victoria, apoyaría a Brasil. Jess estaba saliendo con el arquero de dicha selección, Alisson Becker, por lo que había decidido acompañarla durante el torneo.

Se alojaba en un hotel lujoso que había sido mencionado como el "hotel de la Copa", debido a esto, estaba lleno de aficionados de todas partes de Latam. Pam disfrutaba aquella energía, le gustaba el bullicio y la compañía, algo que había de sobra en el lugar.

Era una de las tardes libres, así que la joven peruana se dispuso a explorar un poco las instalaciones del hotel mientras su hermana acompañaba a Alisson a una reunión previa al primer partido que tendría que disputar. Caminó por los pasillos decorados con banderas de los países participantes y se detuvo en la zona de ocio, donde varias familias se relajaban.

Tomó asiento en una silla junto a la piscina, observando a los niños corretear y jugar. Mientras se adentraba en su nueva adquisión "Valley of the dolls", un grupo de colombianos se sentó cerca de ella, discutiendo cual sería el resultado del siguiente partido. Sus voces y acentos la desconcentraron por un momento, recuerdos de su viejo amigo Richard invadieron su cabeza. Aunque habían pasado varios años ya, a veces su mente se transportaba a París de nuevo, extrañando esa clase de alegría y emoción que tienes solo cuando eres adolescente.

Pamela no había seguido mucho la carrera de Richard, pero sabía que él se había convertido en un destacado jugador de fútbol, tal como en algún momento le comentó que quería ser. Incluso había escuchado su nombre ser mencionado un par de veces en las noticias deportivas, pero nunca se había tomado el tiempo de investigar más, al final del día, él ya no formaba parte de su vida.

Ignoró los pensamientos del antioqueño y trató de centrarse en el libro que tenía en las manos, pero el intento fue en vano. Cerró este, decidió ir al gimnasio para despejar su mente y distraerse en averiguar para qué servía cada máquina. No era alguien con un espíritu deportivo o atlético por lo que no conocía mucho acerca de qué hacer exactamente en un gimnasio.

Mientras corría en la única máquina que le transmitió confianza —porque era la única que sabía usar—, su mente vagaba entre pensamientos sobre el torneo, su hermana, y claro, Richard.

No pensó que se desharía de él tan fácil como subiendo a una cinta para correr, ¿o si?

Recordaba con bastante cariño el tiempo que pasaron juntos en Francia, pero también sabía que era mejor mantenerlo alejado de su mente. Ellos no formaban parte de la vida del otro, es más, quizás él ya no la recordaba.

Mas tarde, las hermanas Valdivia se encontraron para asistir al primer partido de la selección brasileña. El estadio estaba repleto y las vibras que se sentían eran únicas. Para Jessica los años no pasaban, se encontraba igual de hermosa, con un jean celeste a la cadera , su camiseta amarilla pegada al cuerpo y un par de zapatillas. Por otro lado, Pamela se encontraba con una mini falda jean, unas botas cómodas y un baby tee de brasil, luciendo su atuendo como si de una modelo se tratase.

Ambas hermanas se dejaron llevar por la emoción del momento, gritaron, animaron y aplaudieron juntas. El primer tiempo contra Costa Rica había terminado con un empate. Un resultado que impactó a los aficionados de ambos equipos.

— ¿Cómo va todo en el hotel? — preguntó Jessica mientras se dirigían a comprar unas bebidas.

— Todo bien, es muy loco ver a tanta gente ahí por el fútbol.

Jessica sonrió.

— Estoy muy feliz de que hayas tomado unas vacaciones y estés aquí conmigo. Sabes que Alisson también te agradece.

— Cualquier cosa por ustedes — asintió la menor —. ¿Como está Paulo?

— Muy grande ya — respondió Jessica suspirando —. ¿No quieres ir luego a mi hotel para que lo veas?

La idea de ver a su sobrino le fascinó a Pam, pero no pudo aceptar la oferta. Se le haría tarde para volver a su hotel ya que quedaba un poco alejado del de su hermana.

El partido continuó y concluyó con el mismo resultado: Empate.

Momentos después, los futbolistas se reunieron con sus familias y acordaron ir a un restaurante. Pamela se separó de su hermana tras felicitar a su cuñado por el partido y se dirigió a su habitación del hotel. A medida que avanzaba la noche, la pelinegra pudo relajarse y disfrutar de una deliciosa cena en el restaurante que ofrecía el servicio de hospedaje. Era una oportunidad única estar en medio de la Copa América y trataba de disfrutar cada momento. Sin embargo, todo el ambiente futbolístico la hacía pensar en Richard Rios y en lo que podía pasar si sus caminos se cruzaban nuevamente.

Sacudió la cabeza evitando pensar en él. No había forma de encontrárselo, o eso esperaba.

Mientras caminaba hacia su cuarto, se detuvo un momento en el pasillo que daba a su puerta. Tenía mucha —o poca— suerte, se detuvo a observar las fotos enmarcadas de los equipos seleccionados. Una de ellas era la Tricolor, y allí, en una de las fotos, pudo reconocer al protagonista de los pensamientos que había tenido en el día. Con un semblante serio pero confiado, estaba Richard. Admiró la foto unos segundos pero rápidamente continuó con su camino.

Estaba de vacaciones pero aún así tenía ciertos pendientes en el trabajo, así que sin quejarse, terminó de escribir un artículo para la revista "Elle" acerca de mujeres deportistas que superaron obstáculos ligados a los estereotipos. Le encantaba trabajar para una revista tan influyente, le daba ciertos beneficios, aunque también era agotador.

















capítulo corto pero para narrar mas o menos como es la vida de pamelita en el presente.

si yo no supero al inutil de mi ex siendo tan mid no me imagino como seria si fuera richard. te entendemos pamela 😔

our last summer ⭑ richard riosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora