Ya habían pasado dos meses desde la llegada de Paola a la casa de la muerte. Todo desde ese día estaría más ordenado por su presencia.
— Agh, creo que esto ya es la rutina.– Dice la joven, mientras barre el piso de la sala.
— Miau.
— Un día de estos deberíamos de salir a pasear un rato, ¿No crees?.
— Miau.
Unos momentos más tarde. La muerte llegaría.
— ¿Otra vez barriendo? – Dice la muerte.
— Claro.
— Pero Paola...
— ¿Qué? – Respondería la chica.
— Ya es la quinta vez que barres hoy, ¿Acaso quieres que toda la casa brille? – Le diría la muerte.
— Tampoco exageres... Llevo seis con esta – Le volvería a responder —. Más bien, tú no haces nada aquí, solo... ¿Existir?.
— Miau.
La muerte quedaría en silencio ante ese comentario. Él casi nunca está, pero al menos hace algo.
— Ponte a lavar los platos, ollas y todo eso. No me ha dado tiempo de lavarlos.
La muerte suspira ante la orden que le dieron.
— Está bien... Lo haré...
La muerte se dirigiría hacia la cocina, y para su sorpresa, casi todo estaba sucio, sería un largo trabajo...
—Hija de tu mamá.
Un rato más tarde, la chica limpiadora ya estaría en la cocina, paró para ver el sufrimiento de la muerte mientras lava los vasos.
Esta seguiría limpiando hasta que oyó que la muerte la llamaba.
— Paola, necesito una mano.
— Estoy limpiando...
Al mirar hacia donde estaba, se daría cuenta de porque la muerte necesitaba de su ayuda, su mano se atoró en el vaso.
— Uy, ¿Necesitas ayuda?
— ...
— Si, ya se que me pediste ayuda...
Paola soltaría el coleto de una vez por todas y se dirigiría a prestarle su ayuda a la muerte.
Estuvieron como cinco minutos intentando sacar la mano de la muerte del vaso, cada vez jalaban más fuerte.
— Ya casi sale, falta poco. — Dice la joven jalando la mano del encapuchado sin la capucha XD.
Y al final, con mucha fuerza, lograron sacar la mano del vaso, pero haría que los dos jóvenes fueran impulsados al suelo.
— Auch.
— ¿Estás bien?
— Si señor...
— Era con el vaso, Paola.
— Ah, si, está bien.
La muerte ayudaría a levantarse a Paola, cuando él tomó su mano, provocó un leve sonrojo en la jovencita, que al parecer, le hace falta afecto masculino.
— G-gracias.
— No hay de que. — Le diría la muerte, con una sonrisa... Espera, ¡¿Qué?!
— Bueno, seguiré limpiando.— Dice la castaña (si, tiene el pelo marrón).
— Ah no, no otra vez no.— Dice la muerte, mientras sostiene el coleto para que Paola no lo agarre.
— ¡Dame el coso ese! – Exclama la joven.
— Nop.
— ¡¡QUE ME LO DES!!
— QUE NO.
Así durarían un tiempo, al final se terminarían riendo, pero la muerte no le entregó el coleto a la joven.
Lejos de ellos, los estaría viendo Michi, el michi.
[Narración de Michi]
Se ven muy bonitos riéndose, sonriendo. Pero, ¿En serio el señor muerte sonrió? Me sorprende, siempre tiene cara de "me quiero maTAR".
Acaso...
¿Le da risa ver sufrir a Paola por un coleto? DIGO DIGO... ¿Ya empezó a desarrollar sentimientos por ella?.
Continuará...
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La Mujer y La Muerte
Khoa học viễn tưởngUna historia relativamente original (utilizada para la tarea de castellano XD) Esta historia nos cuenta la vida de Paola, nuestra protagonista, luego de conocer a la muerte