Capítulo 2 - Desasosiego

93 12 6
                                    

Los rayos de la mañana se cuelan por la ventana de Kenma, despertándome lentamente, sus manos se encuentran rodeándome en un abrazo fuerte y puedo sentir como su nariz está pegada a mi nuca como si mi olor lo tranquilizara, podría decir que me siento incómodo, pero no serían más que falacias siendo Kenma una de las personas con las que más seguro me siento así que a pesar de que sé que hablamos de levantarnos temprano un día de ocio no me hará mal terminando por acomodarme e intentarme fundir en el calor que Kenma me brinda, cuando siento como empieza a repartir besos por toda mi nuca y cuello a lo cual solo puedo suspirar y soltar pequeñas risitas.

-Buenos días, Shoyo - dice él con su voz recién levantada y tengo que admitir que es demasiado sexy a lo que respondo un bom dia con una sonrisa en mi rostro mientras quedo de frente a él.

Kenma se levanta murmurando que irá a hacer el desayuno, mientras yo quedo solo en la habitación y me siento nervioso, porque si bien nadie aparte de Kenma sabía de mi llegada, va a ver una reunión del Karasuno y me siento deslumbrante por la sorpresa que les voy a dar, emprendo mi camino hacia la tina del baño tarareando una canción que está de moda en Brasil.

Después de mi largo corto baño, me zambulló en el closet de Kenma y escojo lo que llama mi atención, al verme al espejo solo puedo suspirar porque a pesar de que mi patrocinador sea más flaco que yo sus prendas me siguen quedando demasiado grandes.

Al bajar por las escaleras puedo sentir el olor de un rico y tradicional desayuno Japonés que me llena el corazón haciendo que mis ojos se empañen porque estoy en casa, no estoy solo y voy a estar con mis amigos, pero más importante voy a enfrentarme al fin a Kageyama y le demostraré que soy digno de que me llame pequeño gigante, su pequeño gigante.

Kenma al dirigirse hacia mí con el desayuno nota como mis ojos se empañan cada vez más hasta que empiezan a brotar lágrimas de mis ojos, así que con un pequeño suspiro y cara preocupada deja el desayuno sobre la mesa y dirige su delicado toque hacia mis mejillas mientras seca mis lágrimas.

- ¿Qué sucede Shoyo? - pregunta él con voz desesperada.

- Nada, simplemente estoy feliz de estar en casa, el solo olor de nuestro desayuno me hizo recordar todas las veces que estaba corto de dinero en Brasil, pero acá estoy - le contesto con lo más sincero de mi corazón.

Kenma me regala una sonrisa de esas que solo regala de vez en cuando y niega suavemente con su cabeza mientras continúa limpiando mis lágrimas, dejándome un casto beso en la frente para pasar al desayuno.

Después de pasar toda la mañana jugando videojuegos con Kenma llego el momento de mi salida con el resto del Karasuno, estaba nervioso por verlos a todos, por ver a Kageyama.

Kenma me llevo hasta el lugar de encuentro y me dijo que me divirtiera, además de que le avisara cuando quisiera que pasara por mí, a lo cual solo sonreí.

Me bajé del auto de Kenma con ansiedad, pero también una felicidad absoluta, el sitio donde quedaron en reunirse es un café bar con colores neutros para brindar calma, al pasar por la ventana los veo reunidos y mi corazón empieza a palpitar a la vez que mis lágrimas se quieren hacer presentes a lo cual tomo una respiración profunda y empujo la puerta por lo cual la campana tintinea.

Me dirijo hacia la mesa, escuchando cada vez de forma más clara y fuerte sus voces, haciendo que mi pecho se estremezca, puedo oír como Daichi está regañando a Noya-san y Tanaka-senpai, por hablar demasiado alto, me voy acercando cada vez más cuando entro en el campo de visión De la deidad del Karasuno, juntando nuestras miradas, puedo ver como su expresión cambia y se rasca los ojos como si estuviera soñando a lo que simplemente abro mis brazos mientras empiezo a correr y él salta para encontrarme, y empieza a decir mi nombre como de costumbre mientras le tiembla la voz, apretándome, siendo un abrazo que me hace sentir seguro que me confirma que estoy en casa, que estas personas son mi hogar y no puedo evitar la cascada de lágrimas que sé avalancha con la misma intensidad con la que Noya-san se encuentra abrazándome.

Dile a tu pequeño gigante | Kagehina | Oihina | Tsukihina | AtsuhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora