Capitulo 1: Daño

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Mientras caminaba por el bosque frío, pisando hojas secas, no podía dejar de pensar en lo que había escuchado en la escuela esa mañana durante el almuerzo.

*Flashback*

-¡Sí, te lo digo en serio, hombre! ¡Yo lo vi con mis propios ojos!-gritaba exaltado el chico-¡Esa cosa era gigante! ¡Pude haber muerto!-seguía gritando y haciendo un drama mientras contaba cómo se encontró con un lobo de pelaje negro y ojos rojos.Recordaba a su padre decirle que en California no había lobos desde hacía más de sesenta años.

-Entonces, ¿estás diciendo que un lobo te estaba persiguiendo mientras buscabas tu inhalador?-dijo el amigo del chico en tono interrogante.

-¡Exacto!-contestó el chico.

-Y estás aquí, ¿vivo?-preguntó su amigo, preocupado.

-Sí-volvió a contestar.

-Amigo, lamento informarte que estás alucinando-dijo el amigo del chico, con un tono burlón.

*Fin del Flashback*

Mientras recordaba la conversación, escuchó algunas hojas romperse detrás de él, haciéndolo voltear rápidamente. Al no ver nada, decidió acercarse lentamente, ya que el miedo lo estaba invadiendo. Luego escuchó un quejido que parecía animal, así que apresuró el paso al darse cuenta de que podría ser un animal atrapado en una trampa de cazadores.

-¿Un…lobo?-se quedó boquiabierto. El chico de la escuela tenía razón, no lo podía creer. Era un lobo de pelaje negro como la noche y ojos deslumbrantemente ¿Naranjas?, pero no tan grande como el chico había dicho; era más bien un cachorro.

-Okey...,amiguito,no quiero hacerte daño, ¿sí?-dijo mientras se acercaba al animal, que efectivamente estaba atrapado en una trampa-Dios, se ve mal...-dijo tratando de que el lobo confiara en él actuando de forma calmada a su alrededor. Recordó que tenía que volver a casa pronto, ya que la noche se acercaba-No puedo quedarme, necesito volver a casa. Mira, volveré mañana con lo que necesites, solo aguanta esta noche, ¿sí?-pidió el castaño con inocencia aunque se sentía un poco tonto-Te prometo que volveré-dijo mientras miraba cómo el lobo ladeaba su cabeza.

El castaño acercó su mano lentamente al pequeño lobo, que la olfateó pero se alejó al ver que el chico quería tocarlo.

El castaño acercó su mano lentamente al pequeño lobo, que la olfateó pero se alejó al ver que el chico quería tocarlo

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-¡Okay!, lo entendí, ya me tengo que ir, lobito. Volveré por ti mañana-dijo el chico mientras se alejaba corriendo, aprovechando la luz del sol.

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-¡Ya me voy, papá!-gritó el pequeño mientras tomaba su mochila descuidadamente y saludaba a su papá en la cocina.

-¡Stiles! Aún no has comido nada. Todavía tienes tiempo de desayunar; faltan veinte minutos, niño-dijo su padre.

El chico se detuvo y miró a su papá con una sonrisa nerviosa-Lo siento, papá-y dejó su mochila para dirigirse a la cocina junto a su padre-¿Y qué hiciste?-preguntó el mientras se entretenía jugando con un trapo sobre la mesa.

-Huevos, hijo. Come y ve directo a la escuela, ¿entendido?-bromeó su padre, enfatizando al final que no era una broma-Tengo que irme antes, así que tendrás que irte solo. Recuerda cerrar la puerta antes de irte-dijo el sheriff mientras se dirigía a la puerta, dando fin a la conversación.

-Pff, no soy un niño, ¡ya tengo 9 años!-refunfuñaba el castaño mientras comía-¡Le llevaré un poco de comida al cachorro!-exclamó mientras dejaba su plato sucio en el fregadero y revisaba el refrigerador. Después de preparar algo para el animal, tomó camino hacia la escuela.

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-¡Hola, amiguito!-dijo entusiasta mientras se acercaba al lobo acurrucado-Espero que no hayas pasado mucho frío; traje esto-menciono mientras sacaba un par de gasas, alcohol y algodones de su mochila.

El lobo miraba al chico hablar. Estaba un poco asustado por su presencia, temiendo que descubriera su secreto. Sin embargo, aceptó la ayuda porque, con su pierna lastimada, no podía hacer mucho y llevaba tiempo ahí. Sabía que su manada lo estaría buscando, pero estaban tardando demasiado. Vio que el otro niño quería acercarse otra vez y esta vez sería más dócil si eso se requería.

-Okey, ¿podrías dejarme mirar más de cerca?-preguntó el castaño con esperanzas de que el lobo lo entendiera-¿Puedo?-preguntó mientras trataba de acercar su mano a la cabeza del cachorro, que le lamió la mano en señal afirmativa-Fiu, okey, déjame ver esa pata-se acercó a la trampa y vio que era una trampa para osos. Sabía cómo abrirla porque su padre le había enseñado, ya que en el bosque era normal encontrar este tipo de trampas y también era normal que el chico vagara-Espera un poco que tengo que hacerlo con cuidado, amigo... Y ... ¡Listo!-y entonces el chico tomó al lobo en brazos sin previo aviso, ya que la trampa se volvería a cerrar pasados unos segundos.

El lobo se puso alerta y gruñó al chico por el movimiento abrupto, y la trampa volvió a cerrarse, llamando la atención del cachorro. Entonces, se calmó al entender la situación.

-Ahora-exclamó el niño mientras soltaba al cachorro poco a poco-Te ayudaré con la pata-dijo mientras el lobo lo miraba fijamente-¿Puedo?-volvió a preguntar para asegurarse de que ahora el cachorro podía moverse libremente. El cachorro, en respuesta, recostó su cabeza sobre él suelo y cerró los ojos.

-¡Okey!, esto te dolerá un poco, amigo-dijo mientras abría el bote de alcohol, empapaba un algodón y lo ponía sobre la herida en la pata del animal. El lobo levantó bruscamente la cabeza y miró directamente su pata-Lo siento, lo siento, pero tendrás que aguantar-dijo el castaño mientras continuaba limpiando la herida y luego empezó a vendarla, no sin antes conseguir una rama para ponerla entre el vendaje. Al terminar, miró al lobo-Ya terminé, cachorro-dijo.

El lobo intentó levantarse e irse lo más pronto posible, pero al seguir débil, cayó al suelo. Stiles no dudó en sacar de su mochila la comida que había traído para el lobo y ofrecerla rápidamente.

-Ten, debes de tener hambre-dijo mientras sacaba un poco de tocino y jamón de unas bolsitas.El lobo lo miró y dudó, pero tenía tanta hambre que no pudo rechazarlo-¡Genial, sabía que te gustaría!-dijo el castaño alegre mientras se sentaba en el suelo frente al lindo cachorro de lobo.

-Ya es un poco tarde, papá llegará pronto a casa, me tengo que ir, amigo-explicó mientras se sacudía las hojas pegadas a su pantalón-espero que con eso puedas regresar a casa, lobito.

El castaño tomó las cosas que utilizó y las volvió a meter en la mochila.

-Adiós, amigo-dijo mientras acercaba su mano a la cabeza del animal-jaja, adiós-y el pequeño se alejó, dejando al cachorro de lobo expectante ante su ida mientras el ocaso llegaba.

Stiles no tenía ni idea de que volvería a encontrarse con el lobo, y mucho menos que su generosidad sería retribuida con el pasar del tiempo.

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Hola!,como autora de esta historia agradeceria mucho si dejarán su me gusta a los capítulos,sería de mucho apoyo,gracias por leer!

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