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9 meses atrás

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9 meses atrás

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Sunghoon estaba en su cama viendo al techo de su habitación, en él se encontraban pósters y calcomanías que había pegado con Sunoo a los 8 años con la excusa de que así, Park no le tendría miedo a los monstruos al dormir, eran stickers en forma de planetas y estrellas que brillaban en la oscuridad y le habían ayudado a dormir toda la vida al mayor. Le hacían sentir que Sunoo estaba a su lado.

Park creía que en la vida, todo estaba destinado. Así como Heeseung siempre iba a ser esa persona que estuviese para Jake y pasara el resto de su vida a su lado de forma romántica y amistosa, él sabía que esa persona para él era Sunoo. Si bien no era cercano a su círculo de amigos como le gustaría, se conocían desde niños. Kim se había mudado al vecindario donde vivía Sunghoon a los 3 años, y desde los 5, se habían vuelto inseparables. Hasta ese día.

El mayor no tenía claro en qué momento se había enamorado de su novio, solo sabía que había pasado. En algún punto de su vida, Sunoo se volvió su centro de atención y la única persona a la que podía decir con certeza que amaba, siempre fue la única persona que Sunghoon creyó amar en toda su vida. Y todos en su vida decían que era recíproco, todos los veían como la pareja. Pero las apariencias siempre engañan, ¿no es así?

Hacía apenas unos meses, el menor le había comentado a Sunghoon que no estaba seguro de pasar tanto tiempo con él, que él también necesitaba su espacio, y claro que Park solo lo tomó como una petición sana, porque no quería volverse el mismo que su pareja, quería que cada quien tuviese su propio brillo y personalidad así que no le pareció muy descabellado aceptar a reducir estar juntos solo dos o tres veces por semana. Inclusive le pareció buena idea porque así podría estar más tiempo con Jake y Heeseung, sus mejores amigos.

Pero con la calma, viene la tormenta.

La puerta se abrió dejando ver a su hermana asomarse por la misma, ella traía una sonrisa que siempre le adornaba cuando veía a Sunoo, el chico siempre solía jugar con ella a las princesas y a cualquier juego que se le ocurriese, asi que ella siempre estaba encantada con aquella compañía.— ¡Sungie! ¡Nunu-oppa vino a verte! —Dijo y después, se asomó Kim por el marco de la puerta, y le agradeció a la niña por avisarle a su hermano. Y apenas se fue, él entro a la habitación de su novio.

Sunghoon volteó a verlo y no pudo evitar sentir las mariposas que siempre le provocaba el ver a Sunoo. Aunque llevaran tres años y dos meses saliendo y se conocieran de toda la vida, a Park siempre le iba a parecer que Kim era la persona más hermosa que iba a ver en su vida. —Hola, Hoon. —Tal vez esa debió de ser la primera señal de alerta de Sunghoon de aquel día, pero, al ver esa sonrisa en el chico que lo traía enamorado, ni siquiera se detuvo a pensar que en casi 14 años de conocerse, Sunoo jamás le había llamado Hoon.

dear diary | au jaykeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora