III

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Programas de televisión que iban enfocados a investigaciones criminales, homicidas y sociópatas dejaban buenas enseñanzas, si algún día necesitaban descubrir los movimientos de alguien, revisar la basura siempre era la primera opción. Se puede conocer mucho de una persona por medio de esta.

O eso es lo que se dijo Cas cuando encontró un papel arrugado que contenía algo importante en su interior. Como sea, su instinto sirvió de mucho, ya que el hombre de la recepción interpreto lo que afortunadamente era una dirección y número telefónico en Roma.

¡Roma!, la tan apodada 'ciudad del amor', lugar al que se dirigían ahora mismo en el pequeño coche de color ámbar que Cas alcanzo a rentar esa mañana debido a las prisas que tenía por abandonar el hotel cinco estrellas. Pasar una noche en el Danieli fue una experiencia maravillosa, con razón a su alma gemela le gustaba ese hotel, era mágico.

Solo debían darse prisa para llegar al almacén llamado 'Monasteri', preguntar por esa tal 'Anna' que Balthazar conocía para averiguar su siguiente movimiento y todo saldría de acuerdo al plan. Ni siquiera la 'sciopero generale' (huelga general) iba a detener a Castiel.

Sin embargo, la vida jamás ha garantizado que las cosas que planeas seguirán voluntariamente el rumbo que has marcado; tropezar te recuerda lo frágil que pueden llegar a ser los sueños y las esperanzas.

Como ahora que se encontraban sin combustible en alguna parte de "Ponggibonsi".

—Debí dar vuelta a la derecha — espeto irritado.

—Estamos en el camino correcto — la seriedad bañaba el humor característico de Kelly.

—¡Muero de calor!, ¡aaaaah! —Castiel miro el espejo retrovisor para regañar a Meg silenciosamente — ¡hey!, no me mires así. Fue tu culpa que no compráramos los conectores para los cargadores del celular. De tener batería alguno de los tres nos habríamos ahorrado toda esta mierda...igual si no hubiera esa huelga general y a los italianos les gustara trabajar estaríamos arriba de un puto autobús, no en esta lata de sardinas que alquilaste.

—Lata de sardinas a la que alguien le puso un litro, a pesar de que le había dicho que este era menos que un galón—dijo Kelly mientras doblaba el mapa que venía en la guantera del auto.

—Nos hubiera bastado si no nos hubiéramos perdido —se defendió Novak, apretando un poco el volante en reflejo de su evidente molestia. El silencio se extendió y satisfecho por su pequeña victoria infantil, continuo —además, un kilómetro es menos que una milla.

—Si —Kelly sonrió, retirando los anteojos negros que llevaba para poder encararlo, en el fondo el repentino carcajeo de Meg confundió a Cas —menos que una milla, así que pudimos haber recorrido más —la risa de la rubia no disminuyo aun después de que Kelly abandonara el interior del carro con un fuerte portazo.

—Sabes que tiene razón, Clarence. Tal vez necesitamos hacer una diminuta pausa.

—Lo sé...

—¿Entonces? —Meg no tardo en imitar las acciones de la otra. Quizás los tres necesitaban ese respiro. No ha pasado ni medio día y ya habían recorrido como cinco municipios en Italia sin tomar descansos.

Inhalar aire fresco aligeraría los humos dentro de los tres.

Observo el sendero por el que las chicas se habían metido y suspiro bajándose del vehículo luego de haber arrancado una hoja de su agenda junto con una pluma para dejar una pequeña nota en el parabrisas que explicaba rápidamente su desagradable percance, tenía esperanzas de que si alguien pasaba por el mismo camino se le ablandaría el corazón y podría compartirles un poco de gasolina; cuando acabo salió directo a buscarlas. Sonrió con alivio al hallarlas sentadas a metros de un árbol y un fregadero natural que contenía el agua más cristalina que nunca antes había visto en su vida.

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⏰ Última actualización: Jul 24 ⏰

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