Capítulo 13

18 6 11
                                    

Estaba muy nerviosa, no tenía idea de si iba bien vestida aunque Joe me hubiese dicho mil veces que lucía hermosa. Las manos me sudaban y sentía un ligero malestar en el estómago obviamente producto de mis cavilaciones donde en todas ellas la madre de mi novio era la típica víbora que me odiaba desde el minuto cero.

— Eyy, desde aquí puedo ver el humo salir de tus orejas. Ya deja de darle tantas vueltas y pensar tanto, no pasará nada a mi madre le gustarás tanto como a mí— me dijo Joe con tono tranquilo al llegar a su casa.

— No puedo evitarlo— sonreí nerviosa.

— Tú solo se como eres siempre. Sé que los vas a enamorar con tan solo respirar— sonrió y puso sus labios sobre los míos en un beso cálido y dulce que logró hacerme olvidar lo que estaba a punto de enfrentar.

Se separó de mí y me tomó de la mano mientras comenzamos a caminar hacia su casa. Era hermosa, estaba rodeada por un portón  blanco y un bonito camino de grava con algunos pequeños faroles a ambos lados. El jardín era todo un sueño, habían rosales preciosos y un montón de flores que desconocía salpicando el césped y llenándolo de matices. Justo en el centro había una pequeña fuente que no sé cómo desprendía agua arcoiris. La casa era otra historia, parecía sacada de una película. La fachada era de un azul claro casi blanco, con enormes ventanales de cristal que llegaban casi hasta el suelo. Al igual que la puerta que era de una madera oscura en contraste con las paredes y un óvalo de cristal en el centro donde se obseravaba una ligera enredadera de rosas dibujada. El interior era muy acogedor. Las paredes eran de un blanco inmaculado,nada que ver con los muebles cuyo color rojo vino destacaba. Había algunos cuadros adornando las paredes y un espejo gigante donde te veías reflejada de pies a cabeza con los marcos dorados. El decorado era minimalista pero hermoso.

— Tu casa e-es... preciosa— balbucee.

— No niego que es bonita, pero hoy su belleza se ve opacada— sonrió.

En ese instante salió una señora de mediana edad que enseguida supe era su madre. Tenía el mismo pelo rubio y esos ojos donde verde y dorado estaban en una batalla, mezclándose y dándole ese toque avellana. Iba vestida muy elegante aunque informal, con un vestido rojo cereza sin muchos adornos y su cabello corto suelto adornado solo por una presilla con algunas piedras.

— Hola cielo— saludó efusiva a a Joe con un abrazo y luego reparó en mi. Tú debes de ser Emily, la chica de la que tanto he escuchado hablar y la que logró ablandar este corazón de piedra— rió poniéndole una mano sobre el pecho a su hijo. Un placer soy Daphne.

— Mucho gusto señora Daphne, encantada de conocerla— sonreí.

— Oh no, nada de señora para ti  solo Deb o me molestaré muchísimo— dijo haciendo aspavientos con las manos. Hijo es más hermosa de lo que nos habías contado.

Tanto Joe como yo nos sonrojamos. Había acabado de conocerla y tal vez era demasiado pronto para hacer conjeturas pero me caía bien, no se veía mala persona ni tenía cara de bruja.

— Es que es imposible hacerle justicia a esta chica con sólo unas palabras— respondió Joe a su madre mientras me miraba sonriente. ¿ Dónde está papá por cierto?.

— Debe estar al llegar, tuvo un problema con unos clientes demasiado difíciles, pero tranquilo no tardará mucho. Mientras esperamos vamos a la cocina muchachos—.

Los seguí a la cocina que también era bellísima toda blanca y pulcra, con mesetas de mármol gris oscuro y cajones de madera oscura. Nos sentamos alrededor de la isla mientras charlabamos un poco. Deb me contó que era dentista, tenía su propia clínica aunque le había costado muchísimo hacerse de un nombre en la rama, en tanto Robert, el padre trabajaba en una inmobiliaria. En eso la puerta sonó seguida por el ruido de las llaves.

— Hola querido, mira a quien tenemos aquí— lo saludó Deb levantadose y acercándose a él.

Era un hombre alto, delgado pero muy bien parecido. Se parecía muchísimo a Joe también, la forma del pelo, su sonrisa y algunos de sus gestos delataban el parentesco.

— Hola linda, ya veo que tenemos visita, me alegro muchísimo de poder conocer a la dueña de los suspiros de este muchacho— me miró sonriente.

— Hola señor Robert, un gusto conocerle— dije levantadome para saludarlo.

— Por Dios que modales, nada de señor que no soy un anciano solo Robert para ti, al final somos familia, serás la madre de mis nietos— comentó alegremente y yo me quedé sin aliento.

¿Qué quería decir con eso?. Madre santa, su hijo y yo apenas y estábamos juntos hacía una semana y ¿ya estaba pensando en nietos?

Todos nos fuimos al comedor a cenar. Pasamos la noche entre charlas y comentarios, bromas y la verdad me sentí tan a gusto. La familia de Joe era fantástica, su madre era un poco más reservada pero su padre, pasó toda la cena haciendo chistes y comentarios divertidos, no podía parar de reír.

— Debías haberlo visto, era un huracán, no quedaba una cacerola en la cocina que no utilizara de tambor— contó Deb entre risas.

— Mamá para, me vas a avergonzar— murmuró Joe a mi lado.

— Para nada amor— reí divertida, —déjala continuar.

Joe me miró con una sonrisa tonta y un brillo en sus ojos que destacaba su color verde. No me había percatado pero la palabra amor  salió sola de mis labios. Me puse roja como un tomate, pero él no mencionó nada al respecto. Pasamos un rato más así hablando y riendo hasta que tuvimos que marcharnos.

— Gracias por todo Deb, y a ti también Robert, la pasé muy bien. Me encantó la cena, todo estuvo maravilloso—.

— No hay nada que agradecer, no podía hacer menos por la novia de mi pequeño. Esperamos que vuelvas muy pronto por aquí—.

Ambos me sonrieron y me dieron un sonoro beso en la mejilla. Al llegar a casa bajé de la moto y Joe tomó mi cara entre sus manos al instante.

— Por favor repite eso que dijiste— suplicó.

— Que... q-que repita, ¿qué cosa?— murmuré nerviosa.

— Lo que me dijiste, en mi casa. Por favor Emi necesito volver a escuchar esa palabra salir de tus labios—.

— Amor— sonreí al pronunciarlo. No puedes presionarme así.

— Dios santo vas a volverme loco— dijo Joe lanzadose sobre mí y capturando mis labios en un beso cargado de urgencia. Al instante le correspondí besándolo con ansias, como si lo necesitara como al aire para respirar. Me dio un pequeño mordisco y se me escapó un ligero gemido. Ambos nos separamos con la respiraciones agitadas.

— Nunca la palabra amor había sonado más dulce que cuando la pronuncias tú—.

— Pero tienes que explicarme cómo es eso de que tu padre ya quiere nietos—.

Joe se sonrojó hasta las orejas y me miró apenado.

— Si eso, verás es que... cuando te conocí dije que serías la futura madre de mis hijos y pues se lo dije y no sabe quedarse nada callado—

— Dios santo tú sí que vas a volverme loca— respondí besándolo una vez más.

A regañadientes nos despedimos y entré en casa. No sé si era posible esto, era muy rápido y yo no tenía intenciones de volver a enamorarme pero ese chico estaba haciéndose hueco en mi corazón muy rápido. Cada palabra que me decía, cada detalle, cada gesto me hacía quererlo más. Mis sentimientos crecían muy a prisa y no tenía intenciones de ponerle freno, si iba a estrellarme sería contra él, ya asumiría luego las consecuencias.

Hola mis amores!!!

¿Qué les pareció el capítulo?

Estos chicos me derriten el corazón, ambos se complementan maravillosamente, ¿será que el destino los dejará ser felices?. ¿Qué creen de este amor tan lindo?

No olviden regalarme sus votos y comentarios si les ha gustado. Amo leerlos. Quiero saber qué piensan de esta historia y de estos chicos. Besitosss😘

                          Atte: Mily❤️

A un latido de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora