La noche era oscura y silenciosa en el bajo mundo. Maki caminaba por una calle solitaria, con la ropa manchada de sangre seca que no era de ella. Su cuerpo, débil y tambaleante, mostraba los signos evidentes de una noche de batalla y miedo. Cada paso que daba parecía llevarla más cerca del colapso. Finalmente, sus fuerzas la abandonaron y cayó al suelo, inconsciente.
Una mujer de 32 años, que pasaba por la calle en su coche, notó el cuerpo de Maki tendido en el suelo. Era una figura con una presencia fuerte y decidida, y, al ver a la joven en tal estado, no dudó en actuar. Con movimientos rápidos y decididos, salió de su coche y, con gran esfuerzo, levantó a Maki y la llevó hasta el vehículo. La situación era crítica, y no había tiempo que perder.
En solo diez minutos, el coche de la mujer llegó a la entrada del hospital más cercano. Maki estaba pálida y fría, y la mujer, con la respiración entrecortada, pidió ayuda de inmediato. Los médicos y enfermeras se movilizaron rápidamente, llevándola a una camilla y llevándola al interior del hospital.
Un doctor, con una mirada profesional y preocupada, comenzó a examinar a Maki. Con una rápida evaluación, notó los signos de estrés extremo y ansiedad acumulada en el cuerpo de la joven. "Tiene bastante estrés y ansiedad en su cuerpo", diagnosticó el doctor mientras realizaba exámenes adicionales. La piel de Maki estaba marcada por moretones y heridas menores, pero lo más alarmante era su estado mental y emocional.
La mujer que había llevado a Maki al hospital, una figura imponente con un aire de autoridad, observaba desde la sala de espera. Su nombre era Kira, una mujer conocida en el bajo mundo por su habilidad para manejar situaciones críticas y su firmeza ante los desafíos. A pesar de su dureza, había algo en Maki que la conmovió profundamente.
Mientras los médicos trabajaban para estabilizar a Maki, Kira se sentó en una silla cercana, con la mirada fija en la puerta del quirófano. La preocupación por la joven que había encontrado la había transformado en una especie de madre sustituta, y su corazón no podía dejar de preocuparse por lo que podría haberle pasado.
Después de lo que pareció una eternidad, un médico salió del quirófano y se acercó a Kira. "La hemos estabilizado, pero su condición es crítica. Necesita descansar y recuperarse del estrés extremo y la desnutrición. Es crucial que tenga un ambiente tranquilo y seguro para recuperarse."
Kira asintió, agradecida por la información. "Gracias, doctor. Haré todo lo posible para que tenga lo que necesita."
Una vez que Maki fue trasladada a una habitación del hospital, Kira se quedó fuera, vigilando desde la puerta. Mientras miraba hacia el interior, pensaba en la joven y en todo lo que había pasado. Sabía que Maki tenía mucho por superar, pero también sabía que tenía la fuerza y la determinación para hacerlo.
Mientras tanto, en la mansión Kami, Lana continuaba con su vida, ajena a lo que había sucedido con su hermana. La vida en la opulencia y el poder la mantenía ocupada, pero una parte de ella no podía dejar de sentir una extraña inquietud por Maki. No sabía exactamente por qué, pero la sensación de que algo no estaba bien la perseguía, aunque no tenía ni idea de lo que realmente había pasado.
La historia de Maki y Lana seguía tomando rumbos opuestos, con Maki enfrentando sus propios demonios y Lana atrapada en una burbuja de riqueza y arrogancia. Pero, sin saberlo, sus caminos estaban destinados a cruzarse de nuevo, y la verdad sobre su separación y el futuro de ambas estaba a punto de revelarse de una manera que nunca habrían imaginado.
Fin del Capítulo 5
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Hija Deseada E Hija No Deseada
FanfictionUna leve historia de hermanas gemelas tienen caminos opuestos