Akane Kurokawa

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Una niña de 6 años de cabellera azulada con flequillo barrido hacia el lado izquierdo, ojos azules y una tez de cenicienta salía de su escuela y se dirigía rumbo a su casa.

Ella vivía sorprendentemente cerca de donde estudia, por lo que no había problema con irse sola.

Sin embargo, ella no quería regresar a casa todavía.

La niña estaba triste.

La niña, quién quería ser actriz, trató de audicionar para un papel menor en una película. Sin embargo, una niña de su edad más talentosa que ella le quitó dicho papel.

Eso la tenía deprimida.

Hoy no le apetecía llegar a su casa, así que se tomó un desvío. Había un parque de una alta colina cerca de su casa, por lo que decidió ir allí a pasar el rato.

En ese día, encontró en el parque algo intrigante.

Alguien, quizás de su misma edad, se encontraba sentado en un columpio mientras leía un libro que tenía en sus manos.

—¿Un niño?—preguntó para sí misma con curiosidad.

El niño parecía emitir un aire elegante y sereno, pero al mismo tiempo transmitía una fría soledad en su mirada azulada.

Le atraía esa mirada, la cual parecía tener un brillo maduro y sabio.

Eso le hizo dudar, ¿de verdad ese niño tendría la misma edad que ella...?

Sus rasgos parecían suaves y delicados, casi femeninos, dándole ternura y adorabilidad a su aspecto físico.

Podría engañar fácilmente a cualquiera si llegase a disfrazarse de niña, pensó.

No podía dejar de verlo, ¿qué hacía un niño pequeño en un parque completamente solo?

El niño subió su mirada, encontrándose con la suya.

—¡...!—la niña desvió la mirada con vergüenza al sentirse descubierta.

El joven la miró con una sutil curiosidad, pero rápidamente se encogió sus hombros con desinterés y volvió su atención al libro que tenía en sus manos.

La niña de cabello azul regresó su mirada hacia el niño, pero al hacerlo notó algo desconcertante.

<<¿No está? ¿En qué momento se fue?>> se preguntaba la niña con curiosidad mientras buscaba al intrigante niño de ojos azules por todo el parque con la mirada, pero no parecía estar en ninguna parte.

Se sintió ligeramente decepcionada al verse completamente sola de nuevo, pero hubo se encogió de hombros rápidamente.

Probablemente lo volvería a ver el día siguiente...

***

No se equivocó.

Al día siguiente la niña fue al mismo parque a la misma hora, encontrándose al mismo niño de ayer sentado en el mismo columpio leyendo el mismo libro.

Ella llegaba, usaba los juegos del parque y se divertía mientras miraba al niño de ojos azules de vez en cuando.

Pronto eso se fue repitiendo hasta volverse una rutina diaria.

Todos los días ella llegaba y lo encontraba en el mismo columpio leyendo el mismo libro, ella lo miraba y apreciaba cuando el niño hacia ligeras muecas ante su lectura.

Casi parecía una acosadora, casi.

Para la niña, que siempre estaba sola, esos días rutinarios eran una calma para su alma. A pesar de que no hablaba con ese niño, para ella era suficiente verlo de lejos.

¡¿Yo reencarnado en Oshi no ko?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora