⡈⡠*✩ ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 Ⅱ ✩*⢄⢁

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Todos los dioses habían sido llamados al Olimpo, todo y cada uno de ellos, era algo que solían hacer una vez cada cien años y justamente, aquel año se cumplía el tiempo desde la última reunión.

Éter estaba emocionado, porque vería a su hermana, así que volaba de un lado a otro en su hogar. Alatus no iría a verlo esta vez, porque debía acompañar a su Dios y padre, para así escoltarlo. Así que se preparó y salió del lugar, ahí fue buscado por dos de sus queridos seguidores y con una gran sonrisa se fue con sus dos pequeños rayos de luz.

Mientras tanto el joven de oscuras alas ya se encontraba en el lugar, detrás del Dios Morax. Pero la mirada amarilla se encontraba inquieta, la venda estaba en sus manos, buscando a su amado ansioso.

─── ¿A quién buscas, querido? ─ preguntó con diversión.

Pero antes que el chico dijera algo sintió la luz de ese luminoso ser que tanto amaba apareció. Una luz brillante salió a unos metros de ellos, en la entrada del Olimpo y ahí apareció el sonriente rubio junto a dos pequeños seres alados que lo guiaban. Esperó a que lo viera, pensando que iba a tardar.

─── ¡Alatus!

Su corazón se emocionó al ver lo rápido que lo encontraba y como volaba para lanzarse a sus brazos. El de oscuros cabellos hizo una pequeña sonrisa mientras alzaba sus brazos y lo atrapaba.

─── ¡Te extrañe! Últimamente no has ido a verme. ─ Comentó, sin fijarse de que el chico al que abrazaba se tensaba y al alto Dios darles una curiosa mirada.

─── Perdona... Me he encontrado algo ocupado... Entrenando. ─ sintió la intensa mirada de "su padre", así que ocultó su rostro bajo el cuello de aquel Dios, riendo al escucharlo revolotear.

─── No te preocupes. ─ dijo sonriente, acariciando su cabello. ─ Iré a ver a mi hermana. Luego nos encontramos, ¿está bien? ─ besó suavemente su mejilla para luego salir volando a donde su hermana estaría esperándolo.

─── Nos vemos, Éter... ─ Susurró mientras lo veía, su corazón se aceleró y sus mejillas se volvieron rojas, sus alas se movieron con suavidad.

─── Ejem.

─── ¡Ah...! ─ Dio un pequeño salto de la impresión y miró a Morax quién seguía con aquel brillo curioso.

─── ¿Por esa razón has desaparecido en estos últimos años? Así que era por alguien... ─ Murmuró mientras sonreía al ver cada vez más sonrojado al menor.

─── Padre, yo...

─── No hay nada que explicar, te has enamorado, es algo normal. ─ divertido, le palmeo la cabeza con cuidado. ─ Te dejaré menos trabajo para que puedas cuidar. El joven Dios Éter normalmente no pasa en su templo. Así que asumo que lo has encontrado en donde suele esconderse de sus súbditos..

─── ¿Su templo? Es verdad. Nunca se encuentra ahí, prefiere su propio lugar. Pero no es lejano a su templo. Así que va ahí cada que lo necesita.

─── ¿Has ido?

─── Sí...

─── ¿Qué tal tu impresión del templo? Es diferente al mío, ¿no es así?

─── Realmente es muy... Luminoso. Tal como es. Me siento cómodo ahí...

─── Entonces quédate a su lado. ─ Puso su mano en su hombro mientras le sonreía.

─── Pero, padre...

─── Te doy permiso, se quien cuida de su amado. Sabes que conmigo es lo mismo, cuida de tu amado mientras yo cuidaré del mio. Ahora ve. Pide ser parte de su orden.

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⏰ Última actualización: Jul 31 ⏰

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