Capítulo 3

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—¿Sales con él? — la risa de Dan hizo eco por toda la habitación. Abrió las puertas del armario y eligió la pijama que usaría para ir a dormir.

—No es como que estemos saliendo.

—¿Los jóvenes de ahora tienen sexo, aunque no salgan?

—Pues sí. Es muy común entre universitarios. Además, está científicamente comprobado que el sexo produce muchas endorfinas y estas ayudan a recuperar el equilibrio hormonal, mental y físico. Abuela, el sexo es algo bueno.

—En mis tiempos sólo teníamos sexo después de casarnos.

—Y claro que eso era en los sesenta— Dan le restó importancia a la conversación, ya bastante malo era que su abuela lo hubiera visto en aquella situación como para todavía tener que dar una explicación detallada de porqué tenía sexo con Joo Jaekyung (alguien con quien por supuesto no salía).

—Te traje galletas. No vi que comieras algo, así que disfrútalas— su abuela salió dejándolo a solas. Miró sobre la mesilla de noche galletas y leche con chocolate, la bomba de azúcar que siempre le ponía de buen humor, no había duda de que su querida abuela debía tener una especie de don telepático con el que podía comprender que algo le ocurría.

Entró en la ducha y permaneció ahí un buen rato. El rostro de Jaekyung no le dejaba tranquilo y dentro de su mente se sentía culpable por no haber aprovechado mejor la oportunidad. Podría haberlo besado y admitir que lo echó de menos, en lugar de simplemente darle la espalda, esquivar sus labios y bajarse los pantalones.

—Eres genial Dan— chocó la cabeza contra los azulejos del baño y cerró la llave para no seguir desperdiciando agua.

Una vez fuera, tomó las galletas y salió de su habitación para ir con su abuela, dejaría de ser así de cerrado y le contaría todo, porque ella siempre tenía los mejores consejos.



***

Jaekyung dejó las llaves sobre la mesa. Seungho y Nakyum estaban abrazaditos en el sofá de la sala y habían dejado reproduciéndose una película que ya estaba en la parte de los créditos, los dos estaban profundamente dormidos y Jaekyung no pudo evitar mirar la forma en la que Baek Nakyum tenía el rostro enterrado en el cuello de Seungho mientras él le tenía rodeado con ambos brazos. La imagen se le antojó ideal para aplicarla en un futuro con Kim Dan ¿Podrían estar así algún día?

Mejor dejaba de mirar.

Corrió por las escaleras y la estantería donde tenía colgadas las medallas obtenidas en distintas competencias (las coleccionaba desde los 17 años) le dio la bienvenida, casi todas las medallas eran de oro (el primer lugar), pero tenía unas cuantas con el segundo lugar.

Las acarició con los dedos y sonrió al recordar la superstición de Dan. Era tan ridículamente dulce que no podía creer que los abrazos fueran la fuente de su éxito. Fantaseó con la idea de que Dan se había bajado del auto junto a él y lo había llevado hasta ahí para mostrarle sus preseas, seguramente se habrían abrazado, le habría susurrado algo al oído y lo derribaría en la cama para tener sexo del modo correcto.

No era que el sexo en el jardín le hubiera desagradado, pero hubiera preferido algo distinto, algo parecido a su primera noche juntos.

Se quedó con las ganas de darle un beso, Dan apenas si lo tocó y lo más terrible fue que sólo lo hicieron una vez cuando antes ya habían demostrado que tenían resistencia a la hora de seducirse mutuamente.

Suspiró dejándose caer en la cama y le escribió un mensaje.

«Llegué a casa. Te veo mañana en la competencia». No era que quisiera forzarlo a ir, más bien enviaba el mensaje como un pequeño recordatorio.

Casualidades imposibles (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora