Capítulo 2

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Se removió entre aquella superficie cálida y suave. Su parpadeo comenzó con un par de voces que murmuraban cosas inentendibles y un olor delicioso a comida recién hecha fue seguramente lo que activó el resto de los sentidos hasta hacerlo despertar.

Para su sorpresa Jaekyung continuaba abrazado de él y con la nariz enterrada en la curvatura de su cuello respirándole en la espalda. Olía tan bien. Se habían duchado juntos de nuevo y se pusieron ropa interior para ir a dormir auto convencidos de que en serio no podían seguir haciéndolo.

Para la última vez que lo hicieron, Dan se sentía casi sobrio y hacía especial énfasis en ese casi, porque lo cierto es que estaba como poseído por los efectos del alcohol y no podía dejar de suplicar por más placer.

Una incómoda punzada le hizo retorcerse a causa del dolorcillo que sintió al moverse. Jaekyung pareció notar que planeaba dejarlo en la cama así que volvió a abrazarlo y le besó el cuello.

—Todavía es temprano.

—Creo que tenemos compañía.

—¿Qué importa? — Jaekyung coló la mano por debajo de la ropa interior de Dan y empezó a tocarlo en la punta del pene.

Yoon Seungho quien era la estrella del equipo de esgrima y que para mala suerte de Jaekyung compartía habitación con él carraspeó y les arrancó las sábanas de encima.

—Van a dar las nueve, además el entrenador podría aparecerse por aquí.

Dan fue el más afectado por lo caótico de la situación. Se apresuró en apartarse de Jaekyung y buscó con desesperación por todo el piso sin ubicar dónde demonios había quedado su ropa.

—La ropa está en la lavadora. Dentro de poco estará lista— no fue el chico alto y de mal genio quien habló, sino su acompañante que desde la mesa le sonreía a Dan y en tono dulce le daba explicaciones—. Esta mañana era un desastre, pensé que al despertar necesitarían usar ropa limpia.

—Gra-gracias— ¿Qué más le quedaba? Tragarse la vergüenza y aceptar la invitación de esos dos desconocidos para ocupar un lugar en la diminuta mesa y desayunar algo.

Lo cierto era que sólo ansiaba huir de ahí, pero también tenía hambre y fue glorioso cuando apuñaló esos trozos de fruta con yogur y granola.

Dan estaba ahí envuelto en las sábanas cubriendo cada rincón de su cuerpo, en cambio Jaekyung no tenía reparos en comer en calzoncillos.

Ahora si más sobrio, Dan notó lo perfecto que era. Por supuesto, el cuerpo de un nadador era digno de ver, a juzgar por sus músculos de la espalda y de los brazos se podía intuir que entrenaba duro y debía ser muy fuerte para conseguir velocidad en el agua. El recuerdo fugaz en el que le contó que podía nadar en todos los estilos, lo hizo fantasear con la idea de verlo competir y al final de una carrera, lanzarse al agua con él y repetir algo similar a lo de la noche anterior.

¡Cielos! Él en serio se había acostado con un nadador del equipo nacional. Quería darse de golpes contra la cabeza por no haber notado su presencia en el evento de las fotos y las entrevistas. ¿Cómo pudo ser tan descuidado? Joo Jaekyung era...

—¿Kim Dan cierto? — el chico dulce que había tenido la amabilidad de lavar su ropa, atropelló sus pensamientos. Menos mal o terminaría por arrojarse a los brazos de Jaekyung ahí mismo para pedirle que lo empotrara contra la mesa.

Dan sacudió la cabeza haciendo a un lado los malos pensamientos y asintió.

—Mi nombre es Baek Nakyum. Soy un principiante en el equipo de tiro con arco. Pero te conozco bien, eres noticia muy seguido. Tengo un amigo en la universidad de Seúl y me habla mucho de ti, seguro lo conoce, también juega voleibol.

Casualidades imposibles (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora