9 - Cuando la Esperanza y la Desesperación se encuentran...

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Junko Enoshima, el razonamiento para bajar al vestíbulo fue simple. Estaba aburrida. La sesión de fotos había terminado por hoy, ya que querían hacerla por la mañana temprano. Lo que dejaba a la paliducha adolescente de pelo rubio sin nada que hacer durante el resto del día. Pensaba que si se dedicaba a pasear, pasaría algo, cualquier cosa. No sabía cuánta razón tenía. No llevaba ni un minuto en el vestíbulo cuando la derribaron de culo. Antes de que pudiera gritar a la persona que la había golpeado, ésta se disculpó y le ofreció ayuda para levantarse.

En cuanto miró a los ojos de la persona que le ofrecía su mano, supo que había encontrado a alguien especial.

No fue su aspecto lo que le hizo destacar ante la joven. Pelo rubio de punta, bostezo. Cicatrices que parecían bigotes, interesante pero aun así, bostezo. Piel morena como el melocotón, mayor bostezo. Ojos azules brillantes. De nuevo bostezo. En conjunto, parecía el típico chico americano. Nada especial a sus ojos. Pero fue al mirarle fijamente a los ojos cuando se dio cuenta de que detrás de sus ojos había algo especial. Algo que le encantaba ver y sentir. Detrás de sus ojos azules había desesperación.

Y no la desesperación normal que experimenta la mayoría de la gente a su edad.

No, la desesperación que vio en sus ojos era grande. La desesperación que veía era como una presa. Una presa llena sólo de desesperación. Pero al mirarle fijamente a los ojos, vio que la presa tenía pequeñas grietas. Los muros estaban hechos de su esperanza. Pero algo había roto su esperanza, haciéndola vacilar. Este era el tipo de personas que a Junko más le gustaba romper. La razón por la que más le gustaba romper a este tipo de gente era sencilla.

La pérdida total de toda esperanza.

Una persona que no sintió más que desesperación al crecer se aferra a cualquier forma de esperanza en su vida. La más mínima esperanza. Quizá su vida cambió a mejor. O encontraron algo que creían haber perdido. Había tantas formas de esperanza que Junko sabía que no podría enumerarlas todas. Pero sabía lo que ocurre cuando se la quitas. Una persona que sentía que se había liberado por completo de su desesperación se romperá en cuanto vuelva a alcanzar esos niveles. Y ella quería romperlo.

Quería romperle y ver esa desesperación.

"Lo siento, señorita. Deja que te ayude". La sacaron de sus pensamientos.

"Gracias. No dudó en cogerle la mano. Y en unos instantes volvió a ponerse en pie. Ahora que había salido de sus pensamientos, podía tomarse un segundo para observar realmente al rubio que tenía delante. Se lo daría al rubio. No tenía mal aspecto.

"Lo siento, señorita. Espero no haberle hecho daño". No dijo nada. No sentía la necesidad de decir nada. Se limitó a sacudirse el polvo. También tuvo que asegurarse de que ninguna de sus ropas estuviera fuera de lugar y de que no le diera a nadie un espectáculo gratuito.

"No te preocupes". Se despidió de la rubia. "Soy más fuerte de lo que parezco. Además, nadie resultó herido de gravedad. No ha pasado nada".

"Aun así lo siento.... Me llamo Uzumaki, Naruto". Se presentó el rubio. Ella giró la cabeza en su dirección. Y le dedicó al rubio una gran sonrisa. Una que sintió que podría partirle el as por la mitad. Notó que sus ojos estaban clavados en ella. Sí, sabía que su atención se centraba en ella.

"Me llamo Enoshima, Junko...". Se acercó al rubio y lo miró fijamente a los ojos. "Y tus ojos... están llenos de ira, y de algo más. Algo que creo que me gusta".

Oh, sí. Estaba mareada. Podría haber encontrado un nuevo aliado en su gran plan para sumir al mundo en la desesperación. Pero también lo sabía. Que aún no había llegado. Que aún tendría que trabajar un poco antes de que él alcanzara el nivel de desesperación que ella creía que lo convertiría en un aliado para siempre en su plan.

Naruto - El Bromista DefinitivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora