Mientras te olvido

Creep

Karin se debatía entre dos opciones, sus pasos resonando en el suelo como un eco de indecisión. Mantenía contacto con Sakura, quien le había confiado que Sasuke le había sido infiel. Sin embargo, desconocía el juego de celos que la pelirrosa tramaba.

¿Debía revelarle a Sasuke la estrategia de Sakura? Las alternativas se presentaban ante ella:

Contarle a Sasuke, arriesgándose a su furia y a la posibilidad de que dejara PARA SIEMPRE a Sakura.

Permanecer en silencio y permitir que el destino se desenvolviera.

Pero... ¿realmente Sasuke se sentiría amenazado por otro hombre en la vida de Sakura?

Karin se encontraba en un dilema, y su corazón latía con fuerza mientras tocaba la puerta de Sasuke. La voz del azabache resonó desde el interior de la habitación, y al abrir la puerta, Karin lo encontró sentado en su imponente silla de cuero, absorto en la tarea de firmar documentos.

—Sasuke, hola. Quería hablar con...— comenzó Karin, pero fue interrumpida por él.

—¿Qué es lo que quieres, Karin? Estoy ocupado. Sé breve— declaró Sasuke con su habitual frialdad.

Karin tragó saliva, nerviosa. —Es sobre Sakura. Tengo noticias. Y quiero que sepas que no tengo nada que ver con que ella se enterara de lo que estabas haciendo.

Sasuke arqueó una ceja. —¿Y qué es lo que sabes?

—Pues... me ha contado que ha salido con otro chico. Supongo que es una especie de cita.

Sasuke observó a Karin con una mezcla de curiosidad y desconfianza. La noticia sobre Sakura lo había tomado por sorpresa, y su expresión se mantuvo imperturbable mientras procesaba la información.

—¿Un chico? — murmuró, como si las palabras fueran un eco en la habitación — ¿Sakura está saliendo con alguien más?

Karin asintió, sintiendo la tensión en el aire. —Sí, eso parece. No sé quién es exactamente, pero ella mencionó que había tenido una cita.

El silencio se prolongó, y Karin se preguntó qué pensaba Sasuke en ese momento. ¿Se sentiría amenazado? ¿O simplemente indiferente? La incertidumbre la carcomía por dentro.

La ira de Sasuke se desató como un torbellino. Sus ojos oscuros brillaban con una intensidad feroz mientras clavaba la mirada en Karin.

—Karin, lárgate — rugió, su voz resonando en la habitación — No tengo tiempo para tus juegos ni para tus chismes sobre Sakura.

Karin retrocedió, sintiendo el calor de la ira de Sasuke. Pero antes de que pudiera moverse, él se abalanzó hacia el escritorio. Los documentos volaron por el aire mientras sus puños golpeaban la madera con una violencia desmedida. El estruendo retumbó en la habitación, y Karin se aferró al umbral de la puerta, temerosa.

El azabache agarró su ordenador portátil y comenzó a buscar pasajes a Estados Unidos. Esto debía arreglarse personalmente. Conocería a ese tal chico que había salido con Sakura, y si tenía que darle su merecido, lo haría.

.

Sakura tocó la puerta con sus nudillos, pero no obtuvo respuesta. Suspiró, frustrada por la terquedad y grosería de aquel chico. Sin más opciones, abrió la puerta sin ser invitada. Ahí estaba Hidan, sentado en su cama con una guitarra en las manos, tocando una melodía suave y melancólica.

Ella se detuvo en el umbral, observándolo por un momento. Hoy lucía diferente; su habitual actitud desafiante había dado paso a una calma inesperada, casi serena.