II

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- Zenitsu, por favor, ya -Tanjiro con vergüenza pedía.

El rubio le estaba haciendo pasar vergüenza rente a todo el salón de clases, todas las miradas de sus compañeros estaban posados en ellos, aunque, eso no le importaba del todo.
Zenitsu se encontraba arriba de la mesa de Tanjiro, con el rostro muy cerca de este, retandolo con la mirada, hace rato se le escapó algo de información que el rubio no dejo pasar por alto y sin pensarlo se subió a su mesa con tal de tener toda su atención.

El burdeo estaba abochornado y el rubio tenía ganas de reírse en su cara, pero lo que más le importaba ahora es lo que, sin querer, el oji-rubí soltó.

- ¿Ya me lo vas a decir? -Preguntó el rubio frunciendo más el ceño.

- Te lo diré pero, por favor, ya bajate de la mesa -Pidió.

El oji-miel sonrió y obedeció.

Minutos antes, Zenitsu estaba tratando de llamar la atención de Kaigaku de muchas maneras, pero ninguna servía. Tanjiro le dijo que dejara de hacer cualquier cosa con tal de la atención del peli-negro, en eso, el burdeo soltó un: "De vez en cuando va a la panadería de mis padres, así que, tal vez lo vea ahí".
Palabras que Zenitsu no ignoró y se giró como el exorcista para después exigirle que le explique. Así tal vez, podía acompañar a su amigo a su casa y si llega a ver al Inadama podía intentar hablar con él.

- ¿Ya conocías a Kaigaku? -Preguntó Zenitsu, tratando de ignorar los murmullos de sus compañeros por lo que acababa de pasar.

- Algo así, solo viene a comprar de vez en cuando, pero me es imposible mantener conversación con él -Informó- Sólo Nezuko logró llevarse bien con él y aveces hablan un rato.

Zenitsu solo escuchaba con atención las palabras del burdeo. Le costaba creer que el peli-negro si haya aceptado la amistad de la chica Kamado antes que la de Tanjiro, ¿Será que no le cae bien su amigo frenton?

- ¿Para qué quieres saber?

- ¡Necesito hablar con él!

- ¿Sobre qué? -Tanjiro deseaba golpearse ahora mismo por sonar tan metido.

Zenitsu se sobresaltó al escuchar el tono de voz de Tanjiro, era casi imperceptible, pero para su gran oído, eso fue pan comido. Logró escuchar un leve tono molesto de su amigo, que lo hacia estremecer.

Hubo unos segundos de silencio en el que cada uno estaba metido en sus pensamientos, Tanjiro gritándose internamente y Zenitsu tratando de buscar la causa de su molestia.

- Como hoy es mi día libre, no tengo que quedarme horas extras en el instituto, así que te acompañaré a tú casa -Dijo, rompiendo el silencio el oji-miel- Claro, sí me lo permites...

El burdeo suspiró, tratando de controlar sus emociones.

- Está bien... Pero no te quedarás mucho tiempo a esperarlo -Dijo con el ceño levemente fruncido- No quiero que llegues tarde a tú casa, tú mamá se va a preocupar.

- Ella me dijo que llegará tarde y mi papá siempre llega tarde a casa, así que no hay problema -Hizo una pausa- Además, sí se lo pido, siempre me deja quedarme a dormir en tú casa.

- Mhm, está bien -Dijo desviando la mirada con algo de disgusto. El solo pensar que la única razón por la que su amor platónico irá a su casa para ver al Inadama, le disgustaba.

- ¡GRACIAS TANJIRO~! -Estaba por lanzarse a abrazar al burdeo, pero en eso la puerta de aula se abre.

El profesor Sanemi entró al aula educativa con su típica expresión molesta e irritada. Rápidamente todos los estudiantes volvieron a sus asientos, ya conocían al profesor Sanemi y sabían de lo que era capaz si lo hacían enojar, Inosuke es prueba viviente de ello.

Confuso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora