ADELE Y BEYONCE (pt1)

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El brillo de las luces de Hollywood iluminaba la noche mientras la multitud se congregaba para uno de los eventos más esperados del año: la gala benéfica anual de la industria musical. El ambiente estaba cargado de emoción y expectativa, y las celebridades desfilaban por la alfombra roja con elegancia y glamour. Entre ellas, dos de las estrellas más grandes del momento: Adele y Beyoncé.

Adele, con su distintiva melena rubia y su voz poderosa, había conquistado corazones alrededor del mundo con sus baladas llenas de emoción y sinceridad. Siempre vestida con un estilo clásico y elegante, aquella noche no era la excepción; llevaba un vestido negro que acentuaba su figura y reflejaba su estilo sobrio pero imponente.

Beyoncé, conocida por su presencia escénica y su innegable talento, deslumbraba con su belleza y carisma. Con un vestido dorado que brillaba bajo las luces, parecía una diosa entre mortales. Su confianza y seguridad en sí misma eran evidentes con cada paso que daba.

El destino quiso que ambas mujeres llegaran casi al mismo tiempo, y aunque las cámaras estaban encantadas capturando cada movimiento, las miradas de Adele y Beyoncé se cruzaron por primera vez en medio de los flashes. Lo que debería haber sido un simple encuentro casual se transformó rápidamente en una batalla de voluntades.

Dentro del salón principal, las mesas estaban decoradas con elegancia, y el murmullo de la conversación llenaba el aire. Adele y Beyoncé fueron asignadas a la misma mesa, un detalle que no pasó desapercibido para ninguna de las dos.

-Vaya, parece que tendremos una noche interesante -murmuró Adele a su asistente, con una sonrisa forzada.

Beyoncé, al otro lado de la mesa, también notó la situación.

-Bueno, no será aburrido, eso es seguro -dijo en voz baja a su equipo, con una mirada que destilaba desafío.

Durante la cena, las tensiones se hicieron evidentes. Cada comentario parecía cargado de dobles intenciones, y los intentos de conversación se convirtieron en intercambios fríos y cortantes.

-Adele, me encantó tu última canción. Muy emotiva, como siempre -dijo Beyoncé, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

-Gracias, Beyoncé. Siempre es un reto llegar a las notas altas. Me pregunto cómo logras mantenerte -respondió Adele, con un tono sutilmente sarcástico.

La conversación continuó en esa línea, con ambas mujeres midiendo sus palabras cuidadosamente. La cena avanzó lentamente, y lo que debería haber sido una velada agradable se transformó en una guerra de palabras.

El punto culminante de la noche llegó con la subasta benéfica. Una guitarra firmada por una leyenda del rock estaba siendo subastada, y tanto Adele como Beyoncé parecían interesadas en ella. Los números de las ofertas comenzaron a subir rápidamente, y pronto quedó claro que era una competencia entre las dos.

-Mil dólares -dijo Adele, levantando su paleta.

-Dos mil -respondió Beyoncé sin dudar.

La sala observaba con asombro mientras las cifras seguían subiendo, reflejando no solo el valor del objeto sino también la intensa rivalidad entre ambas cantantes.

-Cinco mil -dijo Adele, con determinación en su voz.

-Diez mil -replicó Beyoncé, mirando directamente a Adele.

El martillo del subastador golpeó, y la guitarra fue para Beyoncé. La sala estalló en aplausos, pero la tensión entre Adele y Beyoncé era palpable. Mientras Beyoncé recibía la guitarra, Adele se levantó de la mesa y salió al balcón en busca de aire fresco, tratando de calmarse.

En el balcón, la noche era tranquila, y las luces de la ciudad se extendían hasta el horizonte. Adele respiró profundamente, tratando de relajarse, pero sus pensamientos estaban llenos de la confrontación con Beyoncé.

-No esperaba que la noche fuera así -murmuró para sí misma.

-Tampoco yo -dijo una voz detrás de ella.

Adele se giró y vio a Beyoncé, que también había salido al balcón. Las dos se miraron en silencio, el aire lleno de la tensión acumulada durante la noche.

-Parece que nos hemos encontrado en el momento y lugar equivocados -dijo Beyoncé, con un tono más suave.

-O tal vez en el momento y lugar correctos -respondió Adele, sorprendiéndose a sí misma.

La noche estaba lejos de terminar, y aunque habían comenzado con el pie izquierdo, ambas sabían que este encuentro inesperado podría ser el comienzo de algo más complejo y, quizás, más profundo.

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